La Vanguardia

“La curiosidad ha llevado la cocina a lo más alto”

Cristina Jolonch, periodista gastronómi­ca y autora del libro ‘De carne y hueso’

- ALBERT MOLINS RENTER

La periodista de La Vanguardia

Cristina Jolonch acaba de publicar De carne y hueso. Conversaci­ones sobre la gastronomí­a y la vida (Libros de Vanguardia), una recopilaci­ón de 40 de las entrevista­s a personajes del mundo de la gastronomí­a –y a alguno ajeno a él– que ha escrito en el canal Comer de la edición digital de La Vanguardia.

Se pueden leer por separado, pero en conjunto son un retrato coral de una de las generacion­es más brillantes de la historia de la gastronomí­a, en el que los diversos personajes terminan por dialogar entre ellos.

¿Su intención era hacer retratos de personajes o dar una visión del panorama gastronómi­co actual?

No quería elegir las figuras más representa­tivas, sino personajes que tuvieran cosas que decir. A medida que avanzaban las entrevista­s, me di cuenta de que se interpelab­an entre ellos. Oriol Castro hace una reflexión sobre Ferran Adrià y, sin que yo le pregunte, Adrià le responde en su entrevista . Salen temas que se entremezcl­an de modo que al final, el libro es una conversaci­ón entre todos los que aparecen en él.

Explica que pidió a los entrevista­dos que fueran muy sinceros. ¿Todos lo fueron o alguno se guardó algo?

Sí, fue una condición que les puse. Son personajes de los que lo sabemos todo, y creo que pude entrar, aunque no siempre fue fácil y tuve que insistir y repregunta­r.

¿Y cómo se consigue que personas bregadas en el contacto con periodista­s lleguen a contar las intimidade­s que cuentan?

Con ese ir entrando poco a poco, porque hay preguntas que no puedes hacer de entrada. Recurro a la empatía, pero tampoco me he cortado a la hora de preguntar aquello que creía que era necesario.

¿Ha habido alguien del que le haya sorprendid­o tanta sinceridad? Me sorprendió por ejemplo Rafael García Santos, que en su momento fue un crítico demoledor. Cuando han salido temas comprometi­dos ha habido momentos de una sinceridad enorme y también silencios. Con Begoña Rodrigo hablé del maltrato, se puso a llorar y estuvimos un rato calladas. Es un silencio con el que comulgas. Fue muy bonito porque me he sentido acompañand­o esos momentos.

A todos los entrevista­dos los conocía y era fácil que tuviera una idea preconcebi­da de cómo son.

Me he encontrado muchas sorpresas. Empezar a hablar y notar que la conversaci­ón deriva hacia caminos que intuyes que llevan a problemas, insegurida­des o a todo lo contrario. Es importante no ir con ideas preconcebi­das cuando se trata de alguien a quien ya conoces.

Y hacer preguntas nuevas…

He huido de preguntas que no fueran distintas. Ha habido entrevista­s que han derivado más hacia el terreno profesiona­l, como la de Jordi Vilà, pero hay otras que se van más hacia la parte humana, que es muy útil para entender cosas de las vida profesiona­l.

¿La personalid­ad de los cocineros se traslada a sus platos?

Siempre están relacionad­os. La personalid­ad y la obra siempre van ligadas.

Eso se dice de los artistas, pero ¿es el caso de los cocineros, con los que además hay siempre el debate de si son artistas o no?

En el libro se habla mucho de creativida­d. Los cocineros son valientes al reconocer que en ocasiones han dado muy mal de comer cuando se les ha ido un poco la mano.

¿Hay impostura en el mundo de la gastronomí­a?

Existe en todos los mundos y es de lo que he intentado huir. Muchos de los que han aceptado participar se han abierto nada más empezar la conversaci­ón.

Segurament­e habían leído las anteriores y sabían a lo que iban.

Sin duda. La primera, con Juan Mari Arzak, fue más corta y poco a poco fueron siendo charlas más extensas y profundas.

¿Al periodismo gastronómi­co le falta profundida­d?

Todo el periodismo tiene que tenerla. Es el periodismo que me interesa y el que todos los periodista­s aspiramos a hacer.

Ha hablado con cocineros, pero también hay personas de fuera del ámbito gastronómi­co.

Sí, para conocer la visión de un comensal. La entrevista al publicista Toni Segarra, por ejemplo, con sus reflexione­s sobre el papel de los superchefs, fue una de las que más interesó a los propios cocineros. A raíz de esta entrevista, Dani García lo fichó para que le ayudara a explicar por qué decidió cerrar su restaurant­e justo después de recibir la tercera estrella.

Este interés de los cocineros por saber la opinión de alguien de fuera de su trabajo, ¿desmonta la idea de que viven en una burbuja?

Si hay una disciplina que gracias a la curiosidad hadestacad­oy hallegado a lo más alto es la gastronomí­a. Y a eso ha contribuid­o la interdisci­plinaridad. Los cocineros han dialogado con la pintura, con el diseño gráfico, con la arquitectu­ra, con la ciencia. ¡Qué no me digan que están encerrados en una burbuja!

Se nota una sensibilid­ad especial con las cocineras.

En las entrevista­s con mujeres se habla de machismo, de la poca presencia femenina, de las barreras que aún hay y del camino que queda por hacer. Incluso de acoso.

“Ha habido momentos de una sinceridad enorme y también silencios” “Los cocineros son valientes al reconocer que a veces han dado muy mal de comer”

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XAVIER CERVERA Cristina Jolonch ha recopilado 40 de las mejores entrevista­s que ha publicado en el canal Comer de LaVanguard­ia.com

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