¿El estilo? Lo primero es la intensidad
Mucho se ha hablado desde la derrota de Liverpool sobre el estilo. Como si simplemente tocar más o menos el esférico fuese la clave para llevar el partido hacia tus intereses. Es cierto que las condiciones de unos jugadores deben siempre marcar tu manera de jugar. Los entrenadores deben elegir a los jugadores para jugar de una manera u otra, pero también deben ser suficientemente perspicaces para entender si sus pupilos están capacitados para practicar un determinado fútbol, por muy excelente que este hubiera sido durante una época. El Barcelona debe reinventarse porque ya no tiene los mimbres para aquel juego primoroso. Y los rivales han entendido que dejarle atravesar la línea media con el esférico y el equipo junto podía ser siempre muy peligroso. Las capacidades propias disminuidas, sumado al conocimiento que adquieren los rivales, ha hecho que el estilo no se pudiera poner en juego.
El técnico intentó recuperar el estilo tratando de limitar los déficits del equipo. La primera señal fue la alineación de Arthur para el manejo del esférico y la segunda fue la colocación de Busquets en el eje de la defensa como tercer central. El Barcelona conseguía abrir al máximo el campo con la posición adelantada de los dos laterales, Semedo y Jordi Alba. La salida del esférico se hacia menos por el interior y al tener Piqué la cobertura de Busquets como central, podía avanzar hasta el medio campo con el balón en sus pies. Poco a poco el Barcelona evitaba la presión alta de los valencianos, pero una vez en esta zona estaba confuso. Sin referencia en la punta y sin desmarques que ofrecieran soluciones al poseedor del balón. Además, Messi no conseguía conectarse: los rivales han aprendido que la defensa continuada de sus marcadores tiene recompensa, aunque los supere. Hizo mucho daño en la moral azulgrana que el Valencia, con dos jugadas pero poco más, se pusiera con dos goles a favor.
Quizá soy muy pesado en ese concepto pero es algo que es intrínseco al éxito. Si el rival pone más intensidad, pierdes los balones divididos y concedes demasiadas opciones. Lo primero, y muy por delante del estilo, es y será siempre la intensidad. Y el Barcelona durante la primera mitad volvió a tener una intensidad de segunda y por eso el resultado fue de segunda al término de los 45 primeros minutos. En la segunda fue otra película totalmente diferente. Es cierto que los cambios surtieron efecto, pero estoy convencido de que fue más porque los jugadores se convencieron de que no podían seguir de aquella manera. La presencia de Arturo Vidal, Malcom y Aleñá aportó cosas, pero seguramente fue más por su facilidad de relacionarse con la intensidad que por el fútbol que practican. Pero fíjense que tanto Malcom como Aleñá hicieron lo mismo que los jugadores del Liverpool: en cuanto recibían la pelota, orientaban el control hacia delante.
Las incorporaciones azulgrana fueron correctas en verano, pero el transcurrir de la temporada puso sobre la mesa algo que corregir. El rendimiento irregular de Luis Suárez anunciaba la necesidad de otro delantero contrastado. Recuerdo que en su momento se estudió la posibilidad de incorporar a Morata y a otros jugadores. Al final se optó, no sé por qué motivos, por Boateng, y eso ha pasado factura. Ver como la ausencia de un nueve de garantías se contrarrestaba con Arturo Vidal más Piqué fue excesivamente reveladora. Está claro que para aspirar a todo como pretende el Barcelona hay que estar más acertado.
El Valencia causó un fuerte impacto anímico al adelantarse con dos goles en dos jugadas y poco más
Se optó, no sé por qué motivos, por la incorporación de Boateng, y eso ha pasado factura