El estrago territorial de Podemos debilita su opción de ser gobierno
La coalición pierde casi un 5% respecto a generales y paga su cisma madrileño
La pretensión de Unidas Podemos de ingresar en el gobierno de Pedro Sánchez sufrió ayer un considerable tropiezo, con la debilidad exhibida por las estructuras territoriales de la formación morada. La suma de Podemos y sus aliados obtiene un resultado casi cinco puntos por debajo del que lograron Pablo Iglesias y Alberto Garzón hace sólo un mes, en las elecciones generales del 28 de abril.
Los resultados han sido pobres en todas las plazas y la potencia demostrada por el PSOE en las elecciones europeas ha hecho que el esperado crecimiento en esos comicios sea muy modesto: apenas seis escaños, un eurodiputado más que en el 2014, cuando Podemos irrumpió con cinco actas. Pero entonces, IU obtuvo cuatro actas, y esta vez ambas formaciones iban juntas, lo que supone un notable retroceso.
En la práctica totalidad de los territorios, Unidas Podemos retrocede respecto a las elecciones de hace cuatro años y más aún respecto a la suma entonces de IU y Podemos. La debilidad de la estructura territorial de Podemos se ha dejado notar, perdiendo por ejemplo prácticamente toda su representación en la España interior, incluidos territorios en los que estaba en el gobierno, como en Castilla-La Mancha, donde el secretario general, José García Molina, era vicepresidente del ejecutivo presidido por el socialista Emiliano García-Page.
El cisma madrileño de Podemos se ha dejado sentir como un seísmo, no solo en Madrid, sino por todas las organizaciones territoriales. El spin-off regional de Íñigo Errejón, Más Madrid, casi triplica los votos de la candidatura de Unidas Podemos encabezada por Isa Serra, y si se confirma el recuento, ni siquiera en la comunidad de Madrid sus escaños pueden ser determinantes para la formación de Gobierno, dado que las izquierdas no sumaban al cierre de esta edición. La catástrofe provocada por el cisma de enero es más grave aún en el ayuntamiento de la capital, donde Manuela Carmena, tras reinventarse en la nueva formación de Errejón, pierde la alcaldía, y la opción de los purgados de la plataforma Ahora Madrid, encabezada por el exconcejal de Economía de Carmena, Carlos Sánchez Mato –a la que Iglesias quiso impulsar en los últimos días de campaña–, se queda muy lejos de obtener concejal. Madrid, la joya de la corona de Podemos y sus aliados en las municipales del 2015 ha caído después de la operación solapada de la alcaldesa para desplazar a Podemos. Pero a la vez han caído casi todas las llamadas alcaldías del cambio, con la excepción de la de José María González Kichi, en Cádiz, en una noche en la que ningún territorio logró repetir los resultados del 2015. Como apuntó la campaña electoral de abril en las generales, en las que Unidas Podemos arrancó los sondeos alrededor del 10% y remontó algo más de cuatro puntos, la dependencia de Podemos del liderazgo de Pablo Iglesias es tan acusada como la debilidad estructural de la formación en su implantación en el territorio, donde ha quedado reducida al espacio histórico de IU. A la vez, la crisis madrileña del partido, queda irresuelta, con Errejón convertido en cuarta fuerza en la región y Unidas Podemos desplazado al sexto lugar, al borde del abismal 5%.
El temor de enero era fundado: la espantada de Íñigo Errejón llegó a hacer temer por la viabilidad del proyecto de Podemos. Y era un temor justificado. Las sucesivas salidas de Errejón, Ramón Espinar, la desvinculación de Manuela Carmena y luego la renuncia del candidato a las elecciones europeas, Pablo Bustinduy, suponían una voladura del proyecto en su línea de flotación. Paradójicamente, el anticipo de las elecciones generales, la lealtad al proyecto conjunto del líder de IU, Alberto Garzón, y una campaña electoral modélica permitieron a Podemos salvar el match point de abril y convertirse en socio indispensable para el gobierno de Pedro Sánchez. Sin embargo, el hundimiento territorial de Unidas Podemos, que será determinante para el PSOE en muy pocas plazas, complica las aspiraciones de los de Pablo Iglesias de entrar en un futuro gobierno. La posición de negociación de los morados ante una eventual integración en el ejecutivo encabezado por Sánchez, aun manteniendo su valor determinante para la investidura, quedó anoche seriamente debilitada. Iglesias se sentará a la mesa de negociación con menos cartas de las que esperaba y con un Pedro Sánchez muy reforzado por las urnas.
La formación desaparece de la España interior y retrocede en el resto
ALCALDÍAS
Los morados pierden todos los ‘ayuntamientos del cambio’ excepto Cádiz