Casado salva los muebles y logra mejor resultado del esperado
La posibilidad de mantener Madrid y Castilla y León da un respiro al PP
Los resultados fueron malos, como en las generales. El PP se queda con 4.356.023 votos, tres millones menos que en las elecciones del 2015, y casi siete menos que en el 2011, pero no fueron tan malos como vaticinaban las encuestas, y como se esperaban en el propio PP. Por ejemplo, en las europeas no preveían sacar más de 10 u 11 escaños, y lograron llegar a la docena.
Pablo Casado se acostó ayer, a altas horas de la madrugada, con la tranquilidad de que puede mantener su poder territorial, e incluso incrementarlo algo, con Aragón, por ejemplo, aunque para ello dependa de Ciudadanos y de Vox. El partido de Albert Rivera será decisivo para que mantenga Castilla y León, Murcia, Málaga e incluso Aragón, pero depende de lo que decida el líder de Ciudadanos. Eso sí, el hecho de recuperar el Ayuntamiento de Madrid cuatro años después de que la izquierda se lo arrebatara, compensa cualquier otra cosa. A medianoche, parecía consolidado que podría retener la Comunidad de Madrid, aunque las derechas tenían una muy ligera ventaja sobre la izquierda.
Los datos, pues, según fuentes de la dirección nacional, no son tan malos como parecía y como se temían. Lo suficientemente aceptables, después de la debacle del 28 de abril, como para que la presidencia de Pablo Casado no corra peligro, aunque los barones se encargarán de seguir reclamándole cambios en la dirección y que haga una verdadera integración de todos los sectores del partido que se han visto fuera de los órganos decisivos.
Poco antes de la medianoche, cuando el Ayuntamiento de Madrid dio un vuelco y se vio la posibilidad de que José Luis Martínez Almeida fuera el alcalde, hizo que las caras cambiaran en el PP y llegaron las felicitaciones al candidato, que llevaba cuatro años en la oposición, tras la marcha de Esperanza Aguirre, y se había convertido en la gran esperanza blanca. Eso y la posibilidad de recuperar ayuntamientos como los de Zaragoza y Oviedo, además de mantener el de Málaga, que era el principal municipio gobernado por el PP.
Quedarse a un escaño de la mayoría absoluta en València, contando con el acuerdo de las derechas, también insufló ánimos en el PP, que tras lo ocurrido en las elecciones del 28 de abril ni siquiera había preparado el balcón para que saliera Pablo Casado a hablar a los ciudadanos, y tuvieron que prepararlo tras conocerse que el PP había recuperado el Ayuntamiento de Madrid, y que mantenía la Comunidad.
Y eso que el PP se queda prácticamente con los mismos votos que en las elecciones generales, del pasado mes de abril, que el propio Casado calificó de “muy malos”. 4.356.023 en las europeas. Pero la pérdida de voto de Ciudadanos, que se deja por el camino casi un millón y medio de votos, y de Vox, que pierde la mitad de los sufragios que había conseguido en las generales de hace un mes, supone que el PP se distancie de sus competidores en el centroderecha.
Ahí cumple Casado con su primer objetivo. Seguir como segunda fuerza, es decir, como partido líder de la oposición. Albert Rivera, que quiso arrogarse ese título tras las elecciones del 28 de abril, no podrá decir que lo es. Casado queda confirmado como líder del principal partido de la oposición.
Pablo Casado había dedicado la campaña a hacer llamadas al voto útil, al voto unido en torno al PP. Confió en que los electores de centroderecha se dieran cuenta de que la división del voto beneficia a la izquierda. Hizo examen de conciencia y hasta prometió que había entendido el mensaje contra la corrupción que les habían enviado. Es más, Pablo Casado analizó tras el 28 de abril que una de las causas de su descalabro había sido la corrupción, y aunque no hubo esa concentración de voto, el PP mantuvo el tipo.
Si el PP había perdido mucho poder territorial en el 2015, ahora por lo menos salva los muebles, lo que le permite llegar este lunes al comité ejecutivo sin que esté en riesgo su continuidad, aunque al
LÍDER DE LA OPOSICIÓN Casado se consolida en la segunda posición y se distancia de Ciudadanos y Vox
EUROPEAS
El PP obtiene 12 escaños y consigue ser un partido fuerte dentro del PPE
gunos barones ya le habían pedido, y le seguirán pidiendo, cambios en la dirección, para poder recuperar terreno.
El propio Casado había dado mucha importancia a mantener poder territorial e incluso incrementarlo, como puede ocurrir si los pactos con Ciudadanos se confirman, para poder convertirse, dijo durante toda la campaña, en un contrapeso a Pedro Sánchez en el Gobierno central. Y lo será, en una parte, ya que obtiene comunidades muy importantes, que se suman a Andalucía y Galicia, donde el PP sigue muy fuerte, y lo ha demostrado en estas elecciones.
Después de los comicios de las generales, un amplio sector del PP pidió que rodaran cabezas, y Casado lo solucionó encargando la campaña de las elecciones de ayer a otras dos vicesecretarias que no habían tenido esa responsabilidad en las generales, Cuca Gamarra e Isabel García Tejerina. Los resultados de las municipales y autonómicas pueden paliar ese descontento interno, pero todo dependerá, dicen las fuentes consultadas, de a quién nombre.
“Todo empieza el lunes”, decía Pablo Casado el viernes, en el cierre de campaña, y es lo que le pedirán los dirigentes del PP. Hablaba de la “reconstrucción del centro político”, pero en realidad tendrá que empezar por reconstruir el Partido Popular, como ya dijo en una ocasión, “piedra a piedra”.
Es lo que quieren muchos de los dirigentes del PP. Que Casado no se crea que por el mero hecho de haber salvado los muebles puede contentarse. El PP debe ser un partido de gobierno, y no puede permitirse estar a más de 12 puntos del primer partido, del PSOE, porque eso hace que la alternativa quede muy lejos de tener opciones de gobierno.