España en fisioterapia
La campaña se inició con la muerte de Rubalcaba, que suscitó una general nostalgia por una política seria, moderada y discreta; pero se calentó enseguida. Rivera y las diversas ramas del independentismo estuvieron buscando el pretexto que confirmara sus prejuicios y tremendismos. Lo encontraron esta última semana. El discurso de la nueva presidenta del Congreso les irritó al sostener que todos los partidos presentes en el hemiciclo son parte del pueblo “pero no son el pueblo”.
Aquel discurso era el sereno preanuncio del diálogo, que solo es posible si los diversos partidos y territorios se reconocen mutuamente y aceptan la pluralidad que en conjunto representan. Pero los nacionalistas (de obediencia española o catalana) no podían aceptarlo. Y con la inefable colaboración del magistrado Marchena, pusieron contra las cuerdas a Batet.
Casado, inicialmente dubitativo, se sumó al frenetismo de Rivera exigiendo la inmediata suspensión de los diputados encarcelados. Poniendo el Estado al servicio de su carrera como juez, Marchena forzó los tiempos para obligar a Batet a suspender a los diputados que él está juzgando. Dio alas al tremendismo españolista de los partidos de la derecha; y a los independentistas, que gozosamente recogían el regalo final. La alianza del “cuanto peor mejor” encontraba una vez más en el poder judicial el mejor aliado: ataques y manifestaciones contra las sedes socialistas catalanas. Y el resultado formidable para Puigdemont, que sobrepasa a ERC y envía de nuevo a este partido al psiquiatra. Aunque la victoria por los pelos de Maragall en Barcelona y las numerosas alcaldías de la Catalunya interior puedan servirle a ERC de consuelo, queda una vez más confirmado que el volante del automóvil independentista sigue en manos de Puigdemont.
El PSOE de Sánchez ha sobrevivido con un notable a la segunda ola tremendista. Ha ganado terreno en todas partes de manera clara, aunque el posible retorno de la derecha a Madrid añade agua al vino de este progreso, por su valor simbólico. Incluso bajando, Casado gana el pulso que Rivera le echó la misma noche electoral de las generales. Quizás Casado consiga convertirse en eje de la reunificación de las tres derechas. Quizás.
En Catalunya, el independentismo sigue mostrando músculo (aunque demuestra ser adicto a los regalos emotivos como el de Marchena). Sin embargo, el PSC confirma su recuperación, arrincona a Cs y está en condiciones de plantear a la sociedad catalana una alternativa no antagonista, sino dialogante e inclusiva.
Una significativa parte de la sociedad española se ha regalado en estos comicios una generosa dosis de ibuprofeno y se encomienda al fisioterapeuta Sánchez para rebajar la persistente contractura catalana. Está cansada de tensiones y está dispuesta a pelear por la concordia.
La sociedad española se ha regalado una generosa dosis de ibuprofeno y se encomienda al fisioterapeuta Sánchez