Cs sigue encallado en Catalunya y lejos del PSC
El partido sube pero no logra ganar en ningún gran municipio
Ciudadanos sigue encallado en Catalunya. El motor naranja está gripado y parece que no hay nadie en la sala de máquinas para solucionarlo. Como ocurriera en las generales del 28-A, pese a crecer en las urnas y aumentar su número de concejales, los resultados en esta comunidad han sido muy inferiores al resto y ponen en evidencia una incapacidad de los liberales para mantener el caudal de votos que le hicieron ganador de las elecciones catalanas del 21-D con Inés Arrimadas.
Los liberales tampoco logran acercarse al PSC para disputarle la bandera del liderazgo de las formaciones constitucionalistas. Llamativo es su mal resultado en la provincia de Barcelona, donde quedan como quinta fuerza –con sólo 127.000 votos (5,32%) y superados incluso por los comunes. Barcelona fue clave para la victoria de Cs el 21-D. Además del fracaso de la Operación Valls en Barcelona, otro batacazo es el de la ciudad de Badalona, donde la contundente victoria del popular Xavier García Albiol los ha dejado fuera del Consistorio de esta ciudad. Los resultados no han sido los esperados tampoco en Lleida y Tarragona, como tampoco en la provincia de Girona.
Su único consuelo es que superan con claridad a un PP en retroceso en Catalunya. Pero nada mitiga un sentimiento de preocupación en los cuadros de Cs. Acrecentado este por la reciente marcha de Inés Arrimadas al Congreso y el vacío de poder que deja tanto en el grupo parlamentario como en la dirección catalana.
El comité ejecutivo autonómico hacia varios meses que no se ha convocado, generando cierto malestar en los cuadros municipales al sentirse desamparados y faltos de un referente. Los resultados de ayer pueden forzar a la actual dirección catalana, con Carlos Carrizosa, a tomar alguna decisión. Y el malestar latente y acumulado en los últimos meses podría derivar en una revuelta interna en un momento muy delicado y cuando el partido debe iniciar en los próximos meses un proceso de primarias para escoger al candidato a las elecciones catalanas.
Caso a parte ha sido el de la ciudad de Barcelona, una de las asignaturas pendientes de los liberales, que no logran trasladar sus resultados en las catalanas a las municipales. Para acabar con ese voto dual el presidente de Cs, Albert Rivera, decidió aliarse con el ex primer ministro francés Manuel Valls e intentar formar una coalición transversal que incluyera también al PP y al PSC. No logró esa suma –entre otras razones, por la negativa socialista desde un principio–, y empezó un distanciamiento entre Rivera y Valls que quedó retratado durante la campaña cuando el líder de Cs evitó arropar al exprimer ministro francés y no participó en ningún acto de campaña. Tampoco arropó a otros candidatos municipales en el territorio. Sí lo hizo en cambio Inés Arrimadas. Con todo, Valls mejora los resultados de Carina Mejías hace cuatro años.