El Eixample y Les Corts dan la ventaja final a ERC
Maragall brinda la victoria a Junqueras y recuerda al alcalde republicano de 1939
La noche no empezó bien y hasta que no se llegó al 40% de los votos escrutados y Esquerra arrancó la segunda posición al PSC, los militantes republicanos concentrados en el pabellón de la Estació del Nord guardaban silencio, medían la respiración. Pero en ese momento se pasó del pesimismo habitual al optimismo. Y poco después a la euforia; cuando con el 69% del recuento ERC adelantó a la lista de Ada Colau. Ya no perdieron la primera posición y poco a poco sumaron ventaja. La candidatura de Maragall había vencido a la maldición no escrita, la de que cuando los republicanos acarician una victoria, esta pasa de largo. ERC ha ganado por primera vez las elecciones municipales en la capital catalana.
“Barcelona tendrá un alcalde republicano, un alcalde progresista, un alcalde de Esquerra Republicana de Catalunya por primera vez desde que Hilari Salvadó tuvo que marchar al exilo en 1939”, espetó Maragall en su primera intervención, ya bien entrada la medianoche. “Buenas noches Oriol, ya sé que no me puedes escuchar, pero quiero devolverte la mirada que aquel 24 de agosto con Lluís Salvadó, cuando me dijisteis adelante, te toca a ti”, añadió. “Aquí tienes el Ayuntamiento de Barcelona que trabajará por tu libertad y por la de todos los demás desde el primer momento. También por los exiliados”, remató Maragall.
Una victoria por menos 5.000 votos de diferencia con respecto a los comunes, que supone un empate
de diez concejales, pero que sabe a hito histórico. Y, de hecho lo es: hasta a las elecciones generales de abril, ERC únicamente había obtenido la victoria en unas elecciones en la ciudad de Barcelona en una ocasión, en las europeas del 2014, cuando superó a Convergència i Unió por 5.000 votos. Ganó en las generales. Gana ahora las municipales.
Durante la campaña los republicanos han dicho una y otra vez que una de las claves era el Eixample y la victoria en este distrito les acompañó desde el principio de la noche. Y no les dejó. El recuento en los distritos que históricamente se le antojaban más favorables, como Gràcia o Sants-Montjuïc, fueron al principio a un ritmo más lento del resto. Cuando empezaron a contabilizarse con más rapidez, vino el giro, que hizo que con el 72% de los votos escrutados, los aplausos, las palmadas y los abrazos se comenzaran a producir de manera indiscriminada mientras la estación del Nord se llenaba de gritos de “Independència”. La distancia con Colau ya era de varios centenares de votos.
Finalmente, en Gràcia y en Sants, aunque por poco, se impuso BComú. ERC mantuvo la victoria en el Eixample, si bien en el distrito en el que ganó con más diferencia fue en Les Corts, históricamente, favorable a los partidos de derecha (aunque en las municipales del 2015 allí también venció Colau).
La victoria es el broche final de
El republicano se compromete a trabajar desde el primer instante por la libertad de los presos y exiliados
una campaña en la que, en todo momento, se ha apuntado la posición de que ERC era la única alternativa al gobierno de la alcaldesa Ada Colau. Que era la opción para los críticos con la gestión de los comunes, para los progresistas “que quieren transformar la ciudad” y también la opción ganadora del votante independentista. Se ha insistido, y mucho, en este mensaje: en que ERC abandonará la ambigüedad para hacer de Barcelona la capital de Catalunya. “Nos lo ha hecho sudar, pero nos hemos salido”, apuntó satisfecho Maragall.