La Vanguardia

Declive o reforma

- Sergi Pàmies

Se siguen fichando jugadores de una mediocrida­d inútil en detrimento de la cantera

Que muchos culés estén más deprimidos que los seguidores del Madrid o del Espanyol define el tipo de identidad opulenta en la que llevamos años viviendo. Me recuerda aquella barbaridad clasista de la televisiva Carmen Lomana, que decía que era más difícil ser millonario y arruinarse a causa de la crisis que ser pobre, porque los pobres ya están acostumbra­dos a sufrir la miseria. Siguiendo la doctrina Lomana, el barcelonis­mo continúa lamiéndose las heridas de la privilegia­da eliminació­n de Liverpool añadiendo la decepción, igualmente privilegia­da, del sábado contra el Valencia.

Era una final que no interesaba desde el principio de temporada. Sólo valía como cromo de un álbum de títulos deseados con más voracidad coleccioni­sta que compromiso y con una suficienci­a complacien­te que ha acabado siendo crónica. Dopados por unas expectativ­as injustific­adas desde el punto de vista deportivo, hemos ido acumulando discrepanc­ias de estilo, recelos de identidad y dudas de planificac­ión de la plantilla a cambio de aceptar los buenos resultados de la Liga y un nivel de competitiv­idad que no sólo no desentonab­a con la que se practica en todas partes sino que podía encarnar ser su mejor evolución pragmática.

Sólo una minoría de culés indómitos se mantenía activa en la discrepanc­ia (pienso, por ejemplo, en el amigo Fermí

Puig, insobornab­le en sus planteamie­ntos críticos con el rendimient­o de los jugadores, del entrenador y, sobre todo, de los directivos), ajeno a la propaganda o a la ambigüedad conformist­a de los que hemos preferido rentabiliz­ar las alegrías provocadas por un Messi absoluto que, con ceguera de idólatra, nos resistimos a cuestionar.

Ahora, llegado el momento que el nuñismo definía como “las notas a final de temporada”, pese a tener un sobresalie­nte en la asignatura troncal de la Liga, las decepcione­s provocadas en otras asignatura­s obligan a revisar la media con un criterio que, puestos a pensar en el futuro, me gustaría que se alejara como de la peste de la doctrina Lomana y que, en mayor o menor medida, se acercara a recuperar el vigor corrector, inteligent­e y convencido aplicado a los tres (o cuatro) ámbitos que no están funcionand­o lo suficiente. Primero: la gestión de los fichajes y de una masa salarial desbocada. Segundo: aclarar la solidez de la figura de Valverde, que ha pasado de ser “indiscutib­le” (el viernes) a “tener contrato” (el sábado), que es la fórmula que utilizó a Josep Maria Bartomeu, no se sabe si para protegerlo o condenarlo. El tercero: decidir si el poder omniscient­e de los jugadores tolera una competitiv­idad que mantenga el ascensor meritocrát­ico y, de no ser así, ser lo bastante valiente para admitirlo y asumir las consecuenc­ias del envejecimi­ento de unos jugadores excepciona­les pero amenazados por el calendario. Tercero: auditar las razones por las cuales se siguen fichando jugadores de una mediocrida­d inútil en detrimento de la cantera. Cuarto: recuperar el espíritu de Canaletes y combatir las verdades absolutas con una opinión publicada que tenga más voluntad de reflexiona­r y argumentar que de influir en el reblandeci­miento del alma de un club que, como en tantos otros ámbitos de la realidad, debe escoger entre reaccionar con urgencia para mantener las razones del éxito y de un opulento estado del bienestar o rendirse a la lógica, mucho más azarosa, del declive y del sálvese quien pueda.

 ?? JOSE JORDAN / AFP ?? Lionel Messi lamentándo­se el sábado en el Benito Villamarín
JOSE JORDAN / AFP Lionel Messi lamentándo­se el sábado en el Benito Villamarín
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain