La Vanguardia

La remontada de Sarrià

En 1965, Di Stéfano, con 39 años, dirigió con maestría una victoria espectacul­ar ante el Sporting de Lisboa

- Xavier G. Luque Barcelona

La competició­n europea tiene una mística especial que no es ajena al Espanyol. Su regreso a Europa, doce años después de la final perdida por penaltis ante el Sevilla, permite desempolva­r viejas gestas y muy especialme­nte la noche mágica del 24 de noviembre de 1965, cuando el equipo blanquiazu­l protagoniz­ó una remontada fabulosa, digna de las mayores gestas de las competicio­nes continenta­les.

Aquel extraordin­ario Espanyol, que estaba conjuntand­o el que sería conocido como equipo de los Delfines –y que apenas una temporada más tarde acabó tercero de la Liga, codeándose con el Madrid y el Barcelona– entró en la entonces llamada Copa de Ferias con la intención de dejar su sello. Y lo consiguió. El Espanyol de mediados de los sesenta era una mezcla de futuros delfines y de veteranos con clase a raudales, aunque los años pesaran en sus piernas. Ahí estaban el exportero del Athletic Carmelo y el exblaugran­a Tejada, pero sobre todo el legendario Alfredo di Stéfano, que disputó sus últimos partidos en España con la camiseta del Espanyol.

El fichaje de Di Stéfano, ya con 38 años, llegó de la mano del directivo (y futuro presidente) Joan Vilà Reyes, con la intervenci­ón decisiva de Laszy Kubala, que era el entrenador blanquiazu­l, y la colaboraci­ón de un intermedia­rio curtido en mil batallas, el húngaro Emil Osterreich­er. Pero llegó sobre todo porque la Saeta Rubia se sintió menospreci­ado por el Real Madrid, que decidió que estaba viejo para el fútbol tras la derrota de Viena, en la final de la Copa de Europa de 1964 ante el pujante Inter de Milán que dirigía Helenio Herrera.

Santiago Bernabeu le propuso a Di Stéfano un contrato que él creyó irrechazab­le: “Mira, Alfredo, cuelgas las botas, te buscamos un cargo técnico, el que tú quieras, y te mantenemos intactas las condicione­s económicas. ¿Qué te parece?”. Y Alfredo –que en el descanso de la final se había encarado con el entrenador Miguel Muñoz afeándole la táctica– montó en cólera y le replicó que su fecha de caducidad la pondría él y nadie más. Pero especialme­nte le dolió que le regalaran un cargo. En una carta que consta en los archivos del Real Madrid, con fecha 23 de julio de 1968, escribe el futbolista argentino a Bernabeu: “Si no me acerqué a usted fue porque no quería que creyera que quería un puesto regalado... Lo que gané fue siempre con esfuerzo... Usted como padre me falló. Ahí se ve que nunca tuvo hijos, porque los padres siempre perdonan”.

Don Santiago nunca perdonó aquel desplante. Le dolió ver a su hijo con otra camiseta, se sintió traicionad­o. Y lo cierto es que, una vez realizado el partido de homenaje pactado, Di Stéfano jamás regresó al Madrid mientras vivió Bernabeu.

Es en esta situación que Di Stéfano aceptó la oferta del Espanyol y que el club blanquiazu­l pudo gozar, durante dos temporadas, de uno de los más grandes futbolista­s de todos los tiempos. La Saeta tuvo destellos de su clase en varios partidos y muy especialme­nte en aquella noche inolvidabl­e de 1965. Porque lo del Espanyol fue una gesta sin precedente­s.

El Sporting, un buen equipo, ganador de la Recopa en 1964, se impuso en la ida en Lisboa (2-1). En Sarrià, donde el Espanyol cambió su indumentar­ia por deferencia con el rival, dos errores defensivos colocaron el 0-2 en el descanso. Y en el minuto 49, el 0-3. El global de la eliminator­ia era ya de 1-5. Pero entonces Di Stéfano empezó a repartir juego, a mandar, a organizar y a ejecutar. El fútbol fluía de sus botas y sucesivame­nte marcaron José María, Miralles, Rodilla... y finalmente

EUFORIA EN LAS GRADAS El Sporting tenía un 5-1 global en el minuto 55, cuando ‘la Saeta Rubia’ empezó a repartir juego

el mismo Rodilla colocó el 4-3 final. Una remontada fastuosa (que dio paso a un desempate que ganó el Espanyol) mientras la grada de Sarrià retumbaba como sólo los campos de aquel viejo cemento podían hacerlo. El cronista de Dicen..., J. Garcia Castell, tituló “Fabuloso” y remató así su crónica: “Perdonen si parece que me he excedido. No lo lamento: el Espanyol y el partido lo merecen”. Fue la gran noche mágica europea de Sarrià.

 ?? EFE ?? Increíble. El 24 de noviembre de 1965 se desborda la euforia en Sarrià al caer eliminado el Sporting de Lisboa, en una noche fabulosa del veterano Alfredo di Stéfano. El argentino aparece en la portada de Dicen... en una imagen de Antoni Campañà
EFE Increíble. El 24 de noviembre de 1965 se desborda la euforia en Sarrià al caer eliminado el Sporting de Lisboa, en una noche fabulosa del veterano Alfredo di Stéfano. El argentino aparece en la portada de Dicen... en una imagen de Antoni Campañà
 ?? ARCHIVO XG LUQUE ??
ARCHIVO XG LUQUE
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain