Relevo en Recaredo
La familia Mata profesionaliza la gestión de la bodega y cede la dirección a Ferran Junoy
Justo nueve años después de ser nombrado director general, Ton Mata, miembro de la tercera generación de la familia propietaria de Recaredo, ha cedido el cargo a los 49 años a Ferran Junoy. Por primera vez el primer ejecutivo es un profesional ajeno a la familia propietaria.
Ton Mata también ha dejado de formar parte del comité de dirección, pero se mantiene como consejero delegado mientras impulsa un proyecto personal con su esposa, Encarna Castillo (Bufadors Celler), que incluye un espumoso natural del Penedès (Vinya del Rascarà) que acaba de estrenar su segunda añada, y un futuro vino nacido de viñas del Empordà (Cadaquès) que elaborarán en su nueva casa-bodega de Torrelavit. Esperan estrenarla en la vendimia del 2020, tras invertir 300.000 euros.
Ton Mata afirma que no se veía 35 años como director general, argumentando que “es difícil mantener el nivel, la energía y la motivación y no caer en una zona de confort”. Añade que ha sido “una decisión muy lúcida”, y que nadie le ha obligado a tomarla. Tras vender Eulàlia Mata su paquete accionarial a sus hermanos hace dos años, Recaredo es propiedad de Josep y Antoni Mata. Josep, Carles, Jordi y Ton, los cuatro primos que trabajan en la bodega, hijos de Josep y Antoni, poseen
una participación “simbólica”. Todos ellos se dedicarán a partir de ahora al control y supervisión técnica y financiera, decidirán las líneas estratégicas y presupuestarias y se repartirán las tareas de representación. Tienen también encomendado preparar la incorporación de la cuarta generación de la familia siguiendo un protocolo firmado en 2010. Ton Mata se siente orgulloso de haber creado un equipo profesional que cuenta ya con 35 trabajadores.
Recaredo, fundada en 1924 por Josep Mata Casanova con la construcción a pico y pala de las cavas de Sant Sadurní d’Anoia, cerró el último ejercicio con una facturación de 4,2 millones de euros, un 7% más que en el 2017. Han crecido en valor con una menor producción gracias al incremento del precio medio de sus entonces cavas (hoy espumosos de la marca colectiva Corpinnat). Un 70% de sus ventas las realizan en Catalunya, y el resto se reparte a partes iguales entre el mercado español y el internacional. Venden a más de 25 países, principalmente a Estados Unidos, Canadá, Alemania, Reino Unido y Holanda. Ferran Junoy recuerda que no tuvieron departamento comercial hasta el 2011.
Elaboran 300.000 botellas de espumosos de largas crianzas (bajo la marca Recaredo) exclusivamente con las uvas de sus 80 hectáreas de viñedos del Penedès, y 35.000 botellas de vinos (Can Credo). Sus planes de crecimiento se centran en alcanzar una producción de entre 85.000 y 100.000 botellas de vinos Can Credo. Para ello proyectan construir una nueva bodega junto a alguno de sus viñedos de Sant Sadurní d’Anoia o Sant Quintí de Mediona.
La firma de espumosos y vinos facturó 4,2 millones el pasado ejercicio, un 7% más