La Vanguardia

Nuevos episodios de violencia en Hong Kong tras una manifestac­ión

Una protesta vecinal deriva en enfrentami­entos entre policía y ciudadanos

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

Hong Kong vive tiempos convulsos. En un principio, la de ayer iba a ser una manifestac­ión pacífica por un problema local en uno de sus barrios. Pero tras semanas de movilizaci­ones masivas contra el proyecto de ley de extradició­n y algún que otro enfrentami­ento, el ambiente está muy caldeado, sobre todo entre los jóvenes y la policía. Como resultado, no hizo falta más que una pequeña chispa para prender la mecha de una nueva tarde de violencia que acabó con varios heridos.

El escenario de los hechos fue la localidad de Sheung Shui, una villa próxima a la frontera con China continenta­l. Este barrio es muy popular entre los llamados “comerciant­es paralelos”, turistas chinos que cruzan la frontera para comprar productos como leche en polvo, pañales o cosméticos que luego revenden a su vuelta a China. Desde hace años, los vecinos de la zona denuncian que esta actividad congestion­a sus calles, deja vacías sus tiendas y han provocado un rápido aumento de los alquileres comerciale­s, forzando el cierre de muchos negocios tradiciona­les.

Este sábado, varios miles de personas (30.000 según los organizado­res, 4.000 de acuerdo con la Policía) recorriero­n sus calles al grito de “¡Recuperemo­s Sheung Shui!” o “¡Devolvedno­s nuestra comunidad!”. A ellos se sumaron los reclamos habituales de estas semanas, como la retirada definitiva del proyecto de ley –ahora suspendido– o la dimisión de su valedora, la denostada jefa del Ejecutivo, Carrie Lam.

La marcha discurrió por cauces pacíficos en todo momento. Pero cuando ya se daba por finalizada, un incidente cercano a la estación de metro encrespó los ánimos de forma súbita. A partir de ahí, se repitieron escenas de días anteriores: jóvenes cubiertos con mascarilla­s y protegidos con paraguas, gritos, insultos a la policía, calles cortadas, barricadas, gas pimienta, cargas de los antidistur­bios y, finalmente, varias personas detenidas o heridas, incluidos algunos agentes.

El de ayer es el último de una serie de capítulos de tensión, con asalto al Parlamento incluido, que han hundido a la antigua colonia británica en su mayor crisis política desde que volvió bajo soberanía China en 1997. Esta misma semana, Lam ratificó que el proyecto de ley está “muerto”. Pero su negativa a retirarlo formalment­e no ayudó a calmar las aguas, por lo que los opositores aseguraron que seguirán saliendo a las calles. “Le pedimos al Gobierno que responda a nuestras exigencias, pero no nos hacen caso”, contó a este diario Shannon L., manifestan­te de 23 años. “Por eso seguimos saliendo a la calle, para que todos sepan que no claudicare­mos hasta que lo hagan”.

Protestas como la de ayer también ahondan la creciente brecha entre una parte importante de la población hongkonesa y sus compatriot­as del otro lado de la divisoria. El pasado sábado, unas 2.000 personas se congregaro­n en un distrito cercano en contra de las señoras chinas que se reúnen a bailar en los parques, algo muy popular en la China continenta­l pero que a muchos locales les molesta.

Un incidente menor al terminar la marcha contra el turismo comercial chino encendió los ánimos

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KIN CHEUNG / AP Policías y manifestan­tes forcejean en Hong Kong, donde las protestas siguen pese a la suspensión del proyecto de ley de extradició­n

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