La Vanguardia

Cómo ganar Eurovisión

- Lluís Bassat

Hace demasiados años que España hace el ridículo en la gala de Eurovisión. Sacar un solo voto de los cientos posibles que dieron los jurados no es un mal resultado, es una vergüenza. ¿En qué nos equivocamo­s? ¿Qué hacemos mal? Se me podrá decir que Eurovisión es un programa caduco, pasado de moda, que no ve nadie, pero las audiencias no engañan. Para bien o para mal, Eurovisión es el primer programa concurso musical de Europa, con audiencias millonaria­s. Y si participam­os, ha de ser para ganar, no para pasar la noche viendo cómo todos los países suman votos y nosotros no.

Empecemos por el principio, el jurado y luego la audiencia votan una canción que escuchan por primera vez. Por eso la canción ha de ser pegadiza. No triunfaría en Eurovisión una pieza de Wagner que uno ha de escuchar

muchas veces hasta que le empieza a gustar. Ha de ser una canción que enamore a la primera, y de hacer canciones así los que más saben son los que hacen música para la publicidad, que, en 20, 30, o como máximo 60 segundos, han de dar en la diana, han de conseguir éxito, sin esperar a que el spot o la cuña de radio pase veinte veces para que nos empiece a gustar.

En mi vida profesiona­l de publicitar­io, habré encargado más de cien músicas diferentes para mis clientes, e incluso compuse y canté una durante varios años, el Chup Chup Avecrem, con resultados extraordin­arios en todos los casos. Desde Adidas a Nocilla, pasando por Norit y Hellmann’s, el Plátano de Canarias y el mencionado Avecrem, sin olvidar las músicas emocionale­s de La Marató de TV3, o los Triquis de Crecs y las diferentes músicas de los Juegos Olímpicos para las que conté con la extraordin­aria ayuda del director musical Josep Carreras, del subdirecto­r Josep Pons y del director de las ceremonias, Manel Huerga. En definitiva, propongo a Televisión Española que incorpore a su equipo a un publicitar­io en activo que haya hecho y siga haciendo músicas para sus clientes, que conozca cómo la música en publicidad triunfa en todo el mundo, desde Estados Unidos a Inglaterra, pasando por Brasil y China, y que escojan una canción sencilla capaz de gustar al instante. Que el texto sea en castellano, de todos modos la audiencia tampoco las entiende aunque se canten en inglés. Si además la letra repite afortunada­mente las palabras más conocidas de nuestro idioma, como hola, adiós o amor, tanto mejor.

Así tendremos alguna posibilida­d de ganar la Eurovisión el año próximo. O por lo menos, de no hacer el ridículo.

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