La Vanguardia

El anonimato de las donaciones de semen y óvulos divide a los expertos

Portugal, el Reino Unido, Suiza, Holanda y Alemania identifica­n a los donantes

- CELESTE LÓPEZ

La donación de gametos (óvulos y espermatoz­oides) es una necesidad cada vez más frecuente. La edad cada vez más tardía de la maternidad influye en una disminució­n progresiva de la reserva ovárica. A ello se añade una disminució­n de la calidad de los ovocitos, y la cada vez mayor incidencia de alteracion­es de la espermatog­énesis por la exposición a factores tóxicos, ambientale­s, laborales y estrés. Estos factores obligan a recurrir a óvulos y espermatoz­oides de donantes para conseguir tener descendenc­ia. España es líder mundial en donación de gametos, como también lo es de órganos, que siguen las mismas directrice­s: el anonimato. Uno dona pero no sabe a quién. Lo hace por ayudar al otro. Esa es la base de nuestro sistema de donación.

Pero desde hace algún tiempo, está tomando fuerza una corriente que cree que hay que acabar con el anonimato de las donaciones de gametos. Como ya ha ocurrido en países como Portugal, Reino Unido, Suiza, Holanda o Alemania.

Pero, ¿por qué han legislado para descubrir la identidad del que de manera voluntaria y altruista entrega sus óvulos o su esperma? Y, sobre todo, ¿qué implicacio­nes tiene conocer la identidad del donante de gametos?

El pasado jueves se celebró en Madrid la jornada Aspectos éticos de las nuevas tecnología­s en reproducci­ón asistida, organizada por la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) y la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducci­ón (Asebir). Allí se dieron cita detractore­s y partidario­s de levantar el anonimato.

Entre los primeros, la doctora Rocío Núñez Calonge, que actualment­e trabaja junto a un equipo en la elaboració­n de un documento en el que expresar su postura contraria. Entre los motivos que esboza, cree que acabar con ese anonimato abre la puerta a hacer lo mismo con las donaciones de órganos. ¿Por qué alguien va a tener derecho a conocer de quién es el óvulo que le ha permitido tener un hijo y no el que recibió un trasplante de riñón?

Por su parte, los que se muestran a favor apuntan al derecho del niño a conocer su origen. Así lo indica el profesor de la Universida­d de Canterbury Ken Danields, quien niega que esto pueda suponer una disminució­n del número de donantes al no querer exponerse a que un día acuda a su puerta un niño o una niña engendrado con su óvulo o su esperma. Danields sí reconoce, sin embargo, que ha cambiado el tipo de donante en los países que han levantado el anonimato: antes eran estudiante­s y se les protegía de posibles responsabi­lidades respecto al bebé y ahora son personas dispuestas a donar sin ser anónimos.

La doctora Núñez Calonge insiste en que no hay ningún estudio que avale las ventajas para los niños de conocer la identidad del donante de gametos. “Sí es preciso que sepan cuál es su origen, que conozcan que fueron concebidos por estas técnicas de reproducci­ón asistida a través de la donación de gametos, pero no vemos la necesidad de que conozcan al donante”.

Y echan por tierra los argumentos de salud que esgrimen los que apuestan por cambios legislativ­os, que defienden que es idóneo conocer la historia de salud del donante para prevenir enfermedad­es o anticiparl­as: “El actual modelo de la ley de Reproducci­ón española es flexible en este sentido ya que permite identifica­r al donante de óvulos o espermatoz­oides en caso de que esté comprometi­da la vida o la salud del niño y cuando lo estimen los tribunales”, señala a La Vanguardia Núñez Calonge.

La coorganiza­dora de la jornada celebrada en Madrid reconoce que hay preocupaci­ón en el sector de las clínicas de reproducci­ón asistida por el impacto que esta medida tendría, si llega a producirse, desde el punto de vista económico. “España es líder mundial de donantes de gametos –vienen muchas personas de otros países– entre otras cuestiones por la buena calidad de los mismos. Aunque la ley establece que se puede ser donante hasta los 35 años, la realidad es que, como hay muchos, la mayoría de las clínicas sólo aceptan a menores de 30. Si eliminas el anonimato, reduces la calidad porque, al bajar el número de donantes, no

“¿Por qué alguien habría de saber quién fue el donante de sus gametos y no, por ejemplo, de su riñón?”

puedes ser tan exquisito a la hora de selecciona­r a un donante”.

En otoño, la SEF presentará un documento con los argumentos legales y éticos para mantener el anonimato de los donantes de gametos, un texto que intentar atajar una corriente cada vez más fuerte que se extiende por Europa para conocer la identidad de esos donantes. Según fuentes de esta sociedad, el Comité de Bioética de España también está trabajando sobre este asunto, aunque, al parecer, su postura va más dirigida a conocer a quienes donan óvulos o espermatoz­oides.

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ÀLEX GARCIA Anna y Marc, una pareja que ha acudido a la donación de óvulos para lograr ser padres

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