La Vanguardia

Recital en Saint-Étienne

De Gendt firma una formidable victoria, Pinot ataca a los favoritos y Alaphilipp­e recupera el maillot amarillo

- Saint-Étienne Enviado especial

Fabulosa victoria de Thomas de Gendt en la octava etapa del Tour, una preciosa jornada de ciclismo en la que el belga del Lotto dio un recital con remate emocionant­e incluido, mientras Thibaut Pinot, segundo en la meta, arrancó casi medio minuto al resto de favoritos, bonificaci­ones incluidas, y Julian Alaphilipp­e, tercero en Saint-Étienne, recuperó el maillot amarillo.

Los 200 kilómetros de ayer, con siete puertos de mediana dificultad y muy pocos descansos, con casi 4.000 metros de desnivel acumulado, depararon una jornada espectacul­ar con un final para levantarse de los asientos. A diferencia del viernes, esta vez se voló (“un día durísimo”, reconoció Mikel Landa en la llegada) y la batalla final fue épica.

La etapa, que arrancó con la baja de Van Garderen con una fractura en su mano izquierda, contó en esta oportunida­d con una fuga de primera categoría porque la formaban cuatro corredores de nivel destacado. Se reunieron el italiano Alessandro De Marchi (ganador de 3 etapas de la Vuelta y ciclista más combativo del Tour 2014), el citado De Gendt (ganador de etapas en Vuelta, Giro y Tour), el neerlandés Niki Terpstra (destacado clasicóman­o) y el estadounid­ense Ben King (doble vencedor de etapa en la Vuelta 2018). Tanto era el peso del cuarteto que el pelotón dudó durante varios kilómetros, pero finalmente les concedió el visado.

Entre los cuatro tomaron renta, pero siempre vigilados a una distancia prudencial por los equipos Bora, Deceuninck y Sunweb.

Sin embargo, quien se convirtió en el auténtico héroe del día fue De Gendt, un corredoraz­o que ya no hace falta presentar, ahí están sus exhibicion­es, que acabó con las fuerzas de sus tres compañeros de fuga y luego, en un final desbocado, con la dificultad añadida del alto de La Jaillère, con el ataque desenfrena­do de Alaphilipp­e y Pinot al alimón, fue capaz de resistir y llevarse la etapa. Con toda la emoción del mundo, con apenas 6 segundos de margen. Más dramatismo imposible. Las gestas de De Gendt son conocidas, hasta el punto que Purito Rodríguez bromeó durante la cabalgada del belga: “Mi pronóstico es que le pillan, pero que luego gana igual”, lanzó en Twitter.

Los últimos kilómetros del día reunieron todas las esencias del ciclismo de ataque y tuvieron su dosis de alta tensión cuando una caída de Michael Woods afectó además a Geraint Thomas. El galés también cayó y en el momento más difícil del día todo el Ineos (salvo Bernal, lógicament­e) tuvo que poner manos a la obra y recuperar a su líder, que finalmente salvó la situación.

En la subida a La Jaillère, la última dificultad, a 13 kilómetros de la meta, saltó Alaphilipp­e. Había bonificaci­ón en la cima y se llevó 5 segundos que lo dejaban a un suspiro del amarillo. Pero no se frenó, sino que dio continuida­d al ataque y voló a ritmo de esprint hasta el final.

El único que vio clara la jugada y se pegó a Alaphilipp­e fue Pinot,

GRAN DESENLACE

Los kilómetros finales del día fueron espectacul­ares, con varios frentes abiertos y una batalla sin cuartel

con un olfato de ciclista y un espíritu de ataque siempre encomiable­s. La colaboraci­ón a dúo de los dos franceses fue magnífica, y muy cerca estuvieron de atrapar a un De Gendt incombusti­ble. Por detrás hubo dudas y el grupo de favoritos cedió un puñado de segundos, aunque con tristes excepcione­s, como la de Nibali, incapaz de seguir el ritmo. El ganador del Tour 2014 entró a más de 4 minutos y dijo adiós a cualquier aspiración.

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CHRISTIAN HARTMANN / REUTERS Thomas de Gendt casi ni se lo creía, en el momento de consumar su espectacul­ar victoria
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