Ni en un amistoso
La humillación a manos del Atlético deja muy tocado al nuevo proyecto de Zidane
Los torneos veraniegos de fútbol deparan en ocasiones resultados sorprendentes, perdonables por la falta de rodaje de los conjuntos, pero todo tiene un límite, y el Real Madrid lo rebasó la noche del viernes tras caer por 7-3 ante el Atlético de Madrid, un resultado que pesará como una losa en la preparación de la próxima temporada del conjunto de Zidane.
“Se puede perder, pero nunca de esta manera”. Así resumía Sergio Ramos en la zona mixta la paliza histórica (7-3) que el Atlético le había endosado al Madrid en el amistoso de Nueva Jersey en la madrugada del sábado ante los ojos asombrados de todo el planeta futbolístico. Después de una temporada nefasta y tras gastarse 298 millones de euros en este mercado veraniego, resulta que el nuevo proyecto de Zinédine Zidane nace con la misma mala pinta con la que acabó el último. En la zona noble del club blanco nadie se explica el varapalo y ahora el club está sumido en la estupefacción. El Madrid es un boxeador noqueado y no se atisban soluciones mágicas.
El efecto Zidane empieza a verse entre los aficionados como una sopa recalentada. No sirvió para enderezar la temporada pasada y ahora mismo se ve al francés con suma desconfianza, la misma que inspira su guardia pretoriana, los Modric, Kroos, Marcelo, Carvajal o Benzema, jugadores que sirvieron para ganar cuatro Champions pero que ya parecen tan amortizados como Bale, al que el club espera dar una salida a precio de saldo en pocos días, quizás en cuestión de horas.
En momentos tan sombríos para el madridismo las explicaciones de Zidane parecen simplemente patéticas: “El Atlético se tomó el partido como una final y nosotros no. Es sólo la pretemporada”, dijo el francés como si desconociera la trascendencia que puede tener en su club una humillación que sólo tiene un precedente: el 9-1 que le endosó el Bayern al Madrid de Vujadin Boskov en el verano de 1980. Un atropello de este calibre incendió las redes sociales de los blancos y pone en cuestión la política de altas y bajas. La sombra del portugués Cristiano Ronaldo es más alargada que nunca y la pregunta es si los mismos de siempre más Hazard van a ser capaces de enderezar el rumbo. Zidane cree que sí: “Estoy seguro de que haremos una buena temporada”. Lo cierto es que a día de hoy, con el crédito prácticamente a cero, lo que se preguntan en la zona noble es si Zidane podrá llegar a comerse el turrón.
Sólo el fichaje de un verdadero crack, y en estos momentos sólo hay dos que ilusionen (Mbappé y Neymar), podría levantar la moral de una tropa que no parece estar en condiciones de luchar por los títulos con los grandes del continente. Pero por distintas razones ni el francés ni el brasileño parecen estar a tiro de Florentino Pérez.
Desde el club se insiste en que el Madrid se rompe porque no hay recambio para Casemiro como medio centro defensivo y hablan de Paul Pogba como la piedra de bóveda para que todo el mecano encaje. El centrocampista del Manchester United sí se ve como muy posible, sobre todo si Bale acaba cogiendo la puerta de una vez.
Sin embargo, otras fuentes dentro del club señalan que es muy optimista pensar que la plantilla actual, sólo con el refuerzo de Pogba, bastaría para volver a hacer un equipo competitivo. En dicho sentido, estas fuentes señalan que era iluso pensar que la transición del Madrid tras Cristiano iba a durar sólo un año.
Mientras, desde la otra acera futbolística de la ciudad, todo es satisfacción. Nadie se acuerda de los que se fueron (Griezmann entre otros) y los chistes arrecian: “Papá. ¿por qué somos del Madrid?”
“El Atlético se tomó el partido como una final y para nosotros fue pretemporada”, dice Zidane
La afición pide a Mbappé o Neymar, pero el Madrid confía en volver a ser competitivo con Pogba