La Vanguardia

Caeleb Dressel

Caeleb Dressel se exprime para reeditar su proeza del 2017: tres oros en hora y media

- SERGIO HEREDIA

NADADOR

Caeleb Dressel (22) ha trascendid­o en el mundo de la natación, a la manera de Michael Phelps. Ayer reeditó su proeza del 2017: logró tres oros en una sola tarde, elevando a seis la cosecha de títulos a la espera de la última jornada, hoy.

Ecos del 2017 se vivieron ayer, en Gwangju. Caeleb Dressel apenas suma 22 años, pero ya es un clásico de la natación, se diría que un clásico del deporte. Hizo lo que había hecho hace dos años, en Budapest.

La triple proeza.

Sumó tres oros en una tarde, también en sábado, como aquel día en el Duma Arena: el 50 libre, el 100 mariposa y el relevo 4x100 libre mixto. Y especificó algo: por si había dudas, esta es su época.

Por eso, todos corren a preguntarl­e el porqué hace lo que hace. ¿Por qué se acuclilla junto al poyete, momentos antes de la salida? ¿A quién le reza? ¿Por qué lleva un pañuelo en la mano izquierda? ¿Por qué se tatuó un águila en el hombro?

¿Quién es y de dónde sale este tipo gigantesco, poderoso en la salida y en la fase de buceo –llega más lejos que nadie, emerge a los veinte metros–, el mejor velocista que ha habido nunca? Un tipo capaz de ganar tres títulos en una hora y media, hasta alcanzar los seis (más una plata) en una semana en Gwangju, a la espera del desenlace de hoy, último día, con el 4x100 estilos.

A Dressel le preguntan y el hombre calla, silencioso como es, nada que ver con Michael Phelps, que nos enseñaba a Boomer, su bebé, y nos desvelaba sus problemas con el alcohol. De boca de Phelps supimos que había pasado un tiempo en un centro de desintoxic­ación, antes de regresar, ya en los Juegos de Río 2016, donde fue un no parar.

Entonces toda la natación giraba a su alrededor, para satisfacci­ón de los dirigentes –Phelps ocupaba tantas portadas como Bolt– y para desespero de sus rivales, absolutame­nte opacados.

De boca de Dressel apenas sabemos nada. Nos cuenta que le reza a Claire MacCool. Había sido su profesora de instituto. Murió de cáncer hace dos años. El pañuelo azul se lo dio el marido de MacCool. La mujer lo llevaba como un velo mientras recibía la quimiotera­pia.

–Es como si ella me acompañara hasta el mismo poyete –dice Dressel.

Ayer, Claire MacCool le acompañó tres veces. Menuda tarde vivió Dressel. Iba y venía, de la piscina de calentamie­nto al escenario de la competició­n, y de allí al podio y vuelta a empezar, y todo lo hizo bien, salvo el lío que se montó en una ceremonia de premiación, cuando subía para recoger el oro de los 50 libre.

Llevaba demasiado ajetreo. Dressel había sido oro y Fratus y Kgolomeev, plata ex aequo. No había bronce. Fratus y Kgolomeev entraron primero en escena,

“Ni fue fácil hace dos años ni lo ha sido ahora; ¡no tengo ningunas ganas de volver a pasar por lo mismo!”

Junto al poyete, Dressel le reza a Claire MacCool: fue su profesora de instituto y murió de cáncer

en fila india, con Dressel detrás. Llegaron al podio y Dressel advirtió que no venía nadie detrás de él, nadie para recoger la medalla de bronce.

–¡Eh, no hay nadie ahí! –dijo, extrañado, volviéndos­e hacia atrás.

–Ha habido dos platas. Ambos nadadores hicieron el mismo tiempo. No hay bronce –tuvieron que decirle.

Luego Dressel se encogió de hombros y se echó a reír.

Y luego volvió a saltar a la piscina para ganar el tercer título de la tarde, ahora en el relevo, con récord del mundo incluido.

–Ni fue fácil en el 2017 ni lo ha sido ahora –se confió ante los periodista­s–. ¡Os juro que no tengo ganas de volver a pasar por lo que he pasado hoy! Pero mañana (por hoy), estoy dispuesto a nadar una vez más y pienso hacerlo muy deprisa.

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 ?? QUINN ROONEY / GETTY ?? Caeleb Dressel ejecuta su ritual antes de la final del 4x100 libre mixto, su tercer título del día
QUINN ROONEY / GETTY Caeleb Dressel ejecuta su ritual antes de la final del 4x100 libre mixto, su tercer título del día
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