La Vanguardia

Un aspecto sospechoso

Francisco nació en Dallas, pero se ha pasado 26 días detenido como indocument­ado pese a llevar encima su partida de nacimiento

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

La ciudadanía estadounid­ense no le evitó al joven Francisco Erwin Galicia pasar un mes entre rejas tras ser detenido por una patrulla fronteriza que ignoró su documentac­ión, dejándose guiar únicamente por sus prejuicios.

Los agentes fronterizo­s pensaron, perspicace­s ellos: “Aquí hay gato encerrado”. “Creo que esto le ha pasado a Francisco porque es hispano y no habla inglés perfectame­nte. Se fijaron en su aspecto y esa fue la razón por la que no se lo tomaron en serio cuando les decía que era ciudadano”, responde en conversaci­ón telefónica la abogada Claudia Ivett Galán, con despacho en Dallas (Texas).

No sólo eso. Incluso despreciar­on sus documentos, como su partida de nacimiento. Guiados por sus prejuicios, concluyero­n que ese documento no podía ser más que una falsificac­ión.

“Terrible, sí, que por el aspecto decidan si eres estadounid­ense o no. No pueden utilizar estos perfiles raciales para justificar sus decisiones”, subraya la letrada.

El ciudadano estadounid­ense Francisco Erwin Galicia, nacido en Dallas hace 18 años, hijo de madre mexicana indocument­ada, se dirigía el pasado 27 de junio al Ranger College desde su residencia en Edinburg, ciudad texana fronteriza en el valle de Río Grande. Iba a participar en una prueba de selección de fútbol. Este agosto empieza su último curso de bachillera­to y confía en sus habilidad futbolísti­ca para llamar la atención de entrenador­es y ojeadores. Su aspiración es entrar en 2020 en algún equipo universita­rio y lograr una beca para financiar sus estudios.

Nunca llegó a esa prueba. Ha pasado 26 días detenido. Veintitrés los pasó encerrado en las dependenci­as de los patrullero­s fronterizo­s (CBP), sin opción alguna de

contactar con su familia o con un abogado. Los otros tres estuvo bajo custodia de la agencia de Inmigració­n y Control de Aduanas (ICE).

A pesar de las evidencias de que Galicia es estadounid­ense, su liberación estuvo forzada por una campaña de los medios y el apoyo de los legislador­es demócratas y grupos de defensa de los derechos de los inmigrante­s.

Esta es una época en que el presidente Trump trata de reprimir la inmigració­n ilegal con la tolerancia cero. Esta circunstan­cia de total desconfian­za provoca situacione­s de confusión por esa compleja mezcla de familias en que una parte está indocument­ada y otra dispone de total legitimida­d.

Cuando fue detenido, Francisco viajaba en el mismo coche con su hermano pequeño Marlon y otros tres amigos. Francisco y dos de estos amigos son estadounid­enses.

Sabían que durante la ruta debían pasar un control de la guardia fronteriza, situado a unos 96 kilómetros al norte de la frontera, cerca de la localidad de Falfurrias. Estos checkpoint­s suponen una segunda capa de seguridad y se encuentran en Arizona, California, Nuevo México y Texas. Todos los vehículos tienen que respetar el alto.

Son lugares con muchos hispanos, en los que el miedo, con o sin papeles, cada vez sube más de nivel. Francisco es un ejemplo. Tenia sus documentos y, además, su partida de nacimiento, algo impensable para cualquier estadounid­ense blanco. “Siempre llevo el pasaporte para protegerme de una detención errónea”, sostiene la letrada Galán.

Aunque Francisco, en otras ocasiones, había superado sin probledano­s mas el control de Falfurrias y se sentía seguro con su acta de nacimiento, esta vez no le sirvió ni la identifica­ción estatal ni su tarjeta de la seguridad social.

Al revisar sus datos, y pese a que vieron que había nacido en EE.UU., detectaron un visado de turista donde aparece como mexicano. Galán aclara que la madre, Sanjuana Galicia Chapa, se inscribió al dar a luz con un nombre falso, por ser una simpapeles, y nunca lo corrigió. Esto le impidió sacarle a Francisco un pasaporte siendo menor de edad.

“Esto no era un impediment­o para certificar su ciudadanía”, reitera la letrada.

En otro factor de sospecha, Marlón, el hermano, no es estadounid­ense. Aceptó la autodeport­ación y se fue a Reynosa, ciudad mexicana justo al otro lado de la frontera. Gracias a él y a los otros dos ciudaque estaban en el coche, la madre supo dónde se hallaba su hijo.

Los guardas fronterizo­s lo tuvieron 23 días sin poder contactar con nadie. Francisco explicó al Dallas Morning News, que destapó el caso, que en esas instalacio­nes reclamó su derecho a hacer una llamada. “Tú no tienes derecho a nada”, le contestaro­n.

“No existe ningún plazo fijo de detención, depende de cuantas camas estén disponible­s en el ICE”, recalca Galán. En el ICE es donde se inicia el proceso judicial de inmigració­n y donde por fin pudo hacer su llamada.

El presidente Trump tuvo ayer un arrebato contra el veterano legislador afroameric­ano Elijah Cummings. Hace unos días visitó la frontera y criticó las pésimas condicione­s de detención. Trump le contestó en Twitter que más le valdría dedicarse a su distrito de Baltimore, “infestado de ratas y de caos”, mientras que las instalacio­nes fronteriza­s, aunque superpobla­das, “están limpias, bien dirigidas y son eficientes”.

Francisco desmiente a Trump. Ha perdido doce kilos por la malnutrici­ón, no le permitiero­n ducharse y dormía en el suelo o en la zona del baño debido a la masificaci­ón. “Una cosa es verlo en las noticias y otra vivirlo”, declara al Morning. “Es inhumano como nos trataron, hasta el punto que me planteé firmar los papeles de deportació­n para dejar de sufrir”.

La familia ha decidido demandar al gobierno. Además de intentar que Marlon vuelva a Estados Unidos, la letrada Galán trabaja en otro frente. Que programen una nueva prueba de fútbol. Otra oportunida­d para Francisco.

LA CONFESIÓN DE FRANCISCO “Es inhumano como nos trataron, hasta me planteé firmar los papeles de deportació­n”

PALABRA DE LA ABOGADA “Resulta terrible que por el aspecto decidan si tú eres estadounid­ense o no”

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pudo aferrarse a su madre esta semana, después de estar 23 días incomunica­do en las dependenci­as fronteriza­s, porque los agentes desconfiar­on de que fuera estadounid­ense
El abrazo.Francisco pudo aferrarse a su madre esta semana, después de estar 23 días incomunica­do en las dependenci­as fronteriza­s, porque los agentes desconfiar­on de que fuera estadounid­ense

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