Vladímir Putin
La oposición exige participar en las elecciones municipales
PRESIDENTE DE RUSIA
El Kremlin ordenó ayer la detención de más de 600 activistas demócratas, concentrados para pedir que la oposición pueda concurrir a las elecciones municipales de septiembre, algo que
Putin no piensa conceder.
La policía antidisturbios, a las órdenes del presidente Vladímir Putin, detuvo ayer en Moscú a más de 600 jóvenes demócratas, activistas que exigen poder participar en las elecciones municipales previstas para el próximo 8 de septiembre.
El pasado fin de semana, una manifestación similar, reunió a más de 20.000 personas. Ayer había, según cálculos de la policía, unas 3.500, de las cuales unas 700 eran periodistas y blogueros. La diferencia entre las dos multitudes se debe a que la concentración del pasado fin de semana sí que estaba autorizada, pero no la de ayer. La policía antidisturbios utilizó porras para disolver a los opositores y detenerlos. No hubo heridos de consideración salvo una mujer con una fuerte brecha en la cabeza.
La mayoría de los detenidos en este tipo de redadas queda en libertad a las pocas horas, una vez que la policía ha abierto o enriquecido su expediente con nuevos datos sobre su actividad política.
La oposición no tiene representación en el Parlamento y lo tiene muy complicado para poder presentarse a las elecciones.
La ciudad de Moscú eligirá a un nuevo alcalde el 8 de septiembre y los candidatos de la oposición no han recibido el permiso para participar. La junta electoral aduce que no han reunido el mínimo número de firmas que se necesita. La oposición denuncia que esto no es cierto, que se han presentado muchas más de las necesarias. El problema es que la junta electoral ha invalidado muchas firmas por supuestos defectos.
La democracia en Rusia es una coreografía sin contenido. Todo parece funcionar con plena libertad pero todo está diseñado para que el poder se perpetúe.
Sin representación parlamentaria, los candidatos opositores no pueden tampoco acceder a las cadenas de televisión, principal fuente de información para la mayoría de rusos.
El líder opositor Alexei Navalny convocó la protesta de ayer. Él está detenido desde el miércoles pasado y condenado a una nueva pena de 30 días de cárcel. Desde que en el 2013 sorprendió a todo el mundo con un buen resultado en las municipales de Moscú, en las que obtuvo un tercio de los votos, ha estado entrando y saliendo de prisión, víctima de una persecución implacable del Kremlin.
Navalny es un abogado y activista anti corrupción con muchos seguidores en Moscú. Si pudiera participar en igualdad de condiciones con los candidatos del Kremlin tendría muchas opciones de construir un movimiento político a escala nacional.
La manifestación de ayer cortó el centro de Moscú, en torno a las oficinas del alcalde. Los antidisturbios se emplearon a fondo para mantener a raya a los jóvenes demócratas, que llegaron a bloquear el tráfico en la avenida de circunvalación, apenas a 2,5 kilómetros del Kremlin.
El alcalde de Moscú, Sergéi Sobyanim, aliado de Putin, dijo que la policía había actuado para frenar “provocaciones muy graves” y que su objetivo era mantener el orden en la capital.
Que por segundo fin de semana consecutivo cientos de jóvenes desafiaran a la policía demuestra que una parte importante de la población urbana ha perdido el miedo a Putin. Ayer corearon consignas contra él y exhibieron pancartas con lemas como “Putin, dimite” y “Rusia sin Putin”.
La policía aprovechó la convocatoria para detener a destacados líderes demócratas, como Dimitri Gudkov y Lyubov Sobol. Sus casas fueron registradas y ellos trasladados fuera de Moscú.
Más de 600 jóvenes opositores detenidos en el segundo fin de semana de marchas contra Putin