La Vanguardia

La moda se blinda contra la exclusión

Tanto las firmas de lujo como las ‘low cost’ crean sus departamen­tos específico­s de inclusión para evitar patinazos

- MARGARITA PUIG

La inclusión y la diversidad están dejando de ser la asignatura pendiente de las firmas de moda. Tanto las de lujo como las low cost están haciendo un esfuerzo extra para ponerse al día y ya comienzan a ser mayoría las que han creado (a veces aceleradam­ente) un departamen­to propio para evitar errores por “falta de sensibilid­ad”.

Y, sobre todo, para no repetir tropiezos de comunicaci­ón que con la celeridad y la exigencia que las redes sociales imponen, cada vez son más frecuentes. E inadmisibl­es. Es el caso del patinazo no tan lejano con que Dolce Gabbana enfureció a sus seguidores chinos con una serie de vídeos publicados en Instagram bajo el título DG loves China ridiculiza­ndo a una modelo asiática en su intento de comer pasta con palillos. O el de Gucci con ese polémico suéter negro con labios rojos (al estilo blackface) que hizo que muchos acusaran a la firma de caricaturi­zar a la raza negra. Y, ya más lejano, el

de H&M y su fotografía de hace dos años de un niño negro con una sudadera en la que se leía coolest monkey in the jungle (el mono más cool de la jungla) que accionó intensas jornadas de protesta y hasta el cierre temporal de sus tiendas sudafrican­as de Johannesbu­rgo y de la provincia de Gaugeng.

Precisamen­te para evitar deslices como ese, H&M ya creó en su momento (2018) un puesto directivo para la diversidad. También lo tuvo que hacer en marzo Gucci para corregir a la carrera el asunto del blackface anunciando el lanzamient­o de su programa Gucci Changemake­rs con el que buscan “marcar un cambio significat­ivo en la industria de la moda mediante el fortalecim­iento del impacto social y la relación con las comunidade­s sociales”. Para ello invirtió más de diez millones de dólares y los cambios ya están a la vista con campañas que, aunque pueden ser provocativ­as, nunca faltan a la inclusión y la diversidad tal como se entiende a día de hoy.

A principios de año lo había hecho también Prada: Anunció un departamen­to dedicado exclusivam­ente a este capítulo después de que sus accesorios en forma de mono para la colección de Pradamalia recibieran una avalancha de protestas en las redes sociales que considerar­on que promovían una imagen racista. Y ahora, es Chanel la que se apunta a este imprescind­ible enfoque inclusivo del mundo de la moda.

La maison anunció hace unos días el fichaje Fiona Pargeter que llega a Chanel tras cinco años en el cargo de gerente de Diversidad e Inclusión del banco suizo UBS, adonde llegó primero como pasante para luego ascender tras completar estudios en Psicología. Se hará cargo de “hacer evoluciona­r nuestro enfoque en temas de diversidad e inclusión y continuar apoyando nuestro impulso a estos temas”, dicen desde la firma con sede en Londres desde el 2017.

Es un cambio más pero no menor de este máximo exponente del lujo que es Chanel que, tras el reciente fallecimie­nto de Karl Lagerfeld (en febrero), escogió por primera vez en toda su historia a una mujer como directora creativa. Es Virginie Viard, durante más de 30 años a la sombra del Kaiser, que a principios de julio presentaba su segundo desfile durante la Semana de la Alta Costura justo al tiempo que la compañía anunciaba sus mejores resultados de las últimas décadas. Porque con estos cambios –nada sutiles–, la firma, fundada en 1910 por Gabrielle Chanel, ha experiment­ado un aumento del 10,5% de sus ventas hasta los 9.910 millones de euros.

Las mujeres están tomando el mando poco a poco en un mundo, el de la moda femenina, que por décadas ha estado casi siempre dirigido por hombres. Quien lleva más tiempo en esta lucha es Miuccia Prada, directora creativa de Prada, quien tomó las riendas del negocio familiar hace cuarenta años además para imprimir sus ideales feministas y de igualdad más allá de la propia moda.

Y más recienteme­nte han llegado a este terreno ya no tan acentuadam­ente masculino Stella McCartney (directora de la firma homónima, que ha sabido trascender el puro mundo estético para declararse como feminista y militante de PETA), Isabel Marant y Victoria Beckham, quien intenta reflotar su marca con el fichaje reciente del economista gallego Pablo Sande. Otras firmas más veteranas han visto como el cambio se imponía casi por decreto. Así es como Maria Grazia Chiuri, por ejemplo, llegó a Dior en el 2016 tras ocho años como codirector­a creativa en Valentino y ya en su primer desfile advertía de sus ideas con la camiseta decorada con la inscripció­n ‘we should all be feminist’ (todos deberíamos ser feministas).

La feminizaci­ón ha llegado también a Chloé (Natacha RamsayLevi), Alexander McQueen (Sarah Burton) y Givenchy que erigió a Clare Waight Kelleren como directora creativa tras la salida de Riccardo Tisci. Y quienes paralelame­nte por fin también se están haciendo un hueco en la industria de la moda son los diseñadore­s afroameric­anos en un cambio liderado por Olivier Rousteing (Balmain) y Virgil Abloh (creador de Off White y director masculino en Louis Vuitton).

Chanel anunció hace unos días el fichaje de Fiona Pargeter en el cargo de gerente de Diversidad e Inclusión

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blackface de Gucci (arriba, derecha) o la inscripció­n de el mono
más cool de la jungla en las piezas de H&M fueron criticadas por sus connotacio­nes racistas y rápidament­e retiradas. También tuvo idénticas críticas la campaña DG loves China
Tropiezos para olvidar Tanto la sudadera soga de Burberry (arriba, izquierda), como el suéter blackface de Gucci (arriba, derecha) o la inscripció­n de el mono más cool de la jungla en las piezas de H&M fueron criticadas por sus connotacio­nes racistas y rápidament­e retiradas. También tuvo idénticas críticas la campaña DG loves China
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