Un respiro ante el día a día
Los méritos que acompañan a una de las vocalistas más en boga en los últimos tiempos están más que justificadas, y es que detrás de la cantante-compositora Azniv Korkejian –Bedouine para su creciente legión de encantados fieles– hay arte y sensibilidad, más allá de una voz tan reconocible como cautivadora. Su tono vocal tirando a leve y un punto vaporoso en esta ocasión emerge con un músculo y determinación hasta ahora discográficamente desconocido.
Su propio devenir personal –nacida en Siria, crecida en Arabia Saudí y en Estados Unidos, actualmente afincada en Los Ángeles– podría haberla conducido por otros derroteros estilísticos. Y ha optado, por lo que muestra con satisfactoria convicción en este Bird
songs as a killjoy, por una hermoso manto de neo folk acústico que, apesar de su parece que inevitable melancolía, refleja el espíritu de la soleada California donde reside. Y se comprueba en prácticamente cada una de sus canciones, que transmiten un resplandor de sutil elegancia plenamente contemporánea. En un ejercicio artístico de admirable rapidez, Azniv Korkejian ha sabido en solo dos años (desde la aparición de su disco de estreno, Bedouine, rebosante de soledad y corazón partido) mostrar la ambivalencia de su carácter y su música. Sigue armada de su guitarra acústica, respaldada de cuerdas y vientos y, tal como reza el título del álbum, llega un momento en que los pájaros parece que sobrevuelen las canciones, acrecentando la sensación de paz y sosiego que transmite.