La Vanguardia

LA URGENTE REGULACIÓN DE LOS BICITAXIS

El Ayuntamien­to pretende ordenar esta nueva actividad económica y solicita colaboraci­ón

- RAÚL MONTILLA RUBÉN NAVARRO

El Ayuntamien­to intenta lograr la colaboraci­ón de la dirección general de Tráfico y de la Generalita­t para regular el sector de los bicitaxis. Se trata de una actividad económica en auge y vinculada al sector turístico en la que están irrumpiend­o bicitaxis piratas, lo que provoca tensión con los operadores regulados y causa inconvenie­ntes e insegurida­d a los usuarios.

Tres bicitaxis piratas esperan a sus presas bajo la escultura La cara de Barcelona, en la Barcelonet­a. Al poco, cinco turistas pasan por al lado de los triciclos de colores. Los conductore­s atacan, alguno cruzando el vehículo: “¡Barato! ¡Dónde quieras!”. De repente, otro bicitaxi entra en escena, este con distintivo. Estalla un conflicto entre todos, mientras los turistas marchan desconcert­ados ante los gritos de unos y de otros.

Es una estampa de un fenómeno desbocado. Una más, porque hay otras muchas: como las caravanas de bicitaxis en el Paral·lel o decenas de ellos ofreciendo casi todo tipo de servicios en la zona marítima por la noche incluyendo, en este caso, otro tipo de viajes que no se hacen a pedales sino a través del consumo de estupefaci­entes. Un caos que aumenta verano tras verano y que el Ayuntamien­to quiere abordar con firmeza. Se aumentará la presión policial, pero el gobierno municipal también solicitó la semana pasada de manera formal la colaboraci­ón tanto de la dirección general de Tráfico (DGT), como de la Generalita­t. Para que haya una norma clara que regule este tipo de vehículos y algo que es clave: se pueda definir con claridad la actividad económica que pueden desarrolla­r y cual no.

“Es evidente que hay más y que no se están cumpliendo las normas”, manifiesta la nueva concejal del gobierno sociocomún, Rosa Alarcón. Los bicitaxis preocupan a un gobierno que entre sus prioridade­s está la recuperaci­ón del espacio público. Y la verdad es que estos cachivache­s no ayudan, más bien lo contrario.

La edil socialista explica que la alta presencia de los triciclos y las actitudes más incívicas son cuestiones que ya ha abordado con el teniente de alcalde de Seguridad y Prevención, Albert Batlle, aunque también apunta que, desde principios de este año, se han doblado las sanciones con respecto al año pasado. No se ha estado de brazos cruzados.

Más multas, eso sí, que no han evitado que sea fácil ser testigo de unas cuantas irregulari­dades de estos vehículos simplement­e con pasear un par de horas por la ciudad casi a cualquier hora del día.

Porque es sencillo ver a conductore­s

DESCONTROL EN LAS CALLES La Guardia Urbana reforzará la vigilancia y el control de estos triciclos

EL VACÍO LEGAL

Aunque nacieron como productos turísticos, muchos hacen de medio de transporte

que transporta­n hasta cuatro turistas cuando no pueden montar a más de dos pasajeros. Y no cuesta verlos en zonas por las que no les está permitido circular, como la calle Rauric, un pasaje muy estrecho de Ciutat Vella por el que los triciclos circulan con regularida­d cuando desde el pasado mes de mayo lo tienen prohibido. También se ha vuelto habitual verlos por fuera de los carriles bici, por en medio de aceras y calzadas, dando tumbos, en algunos casos, sometiendo a una auténtica presión a los crucerista­s recién arribados a puerto o a los turistas que salen a la superficie desde casi cualquier parada del metro para conocer la ciudad.

“Se tiene que poner orden, pero no sólo es una cuestión de la Guardia Urbana”, insiste la concejal Alarcón. En este sentido, la edil de Movilidad considera que es clave abordar el fenómeno desde el

punto de la actividad económica.

Y precisamen­te por eso ha solicitado la colaboraci­ón de manera formal a la Generalita­t (aunque las relaciones entre los departamen­tos de movilidad municipale­s y autonómico­s sean intensos). ¿Por qué? Porque los triciclos se han vuelto habituales a las salidas del Barça o casi en cualquier sitio donde haya aglomeraci­ones y escaso transporte público. Funcionan como taxis cuando no lo son: en origen nacieron como un producto para conocer la ciudad de manera diferente...

El año pasado el Ayuntamien­to, tras un largo periodo de prueba, comenzó a perseguir a todos los triciclos que no contaran con un código QR que otorga el propio Consistori­o: era una forma de tratar de hacer un censo y poner coto al fenó-meno. “La pegatina se la dan a cualquiera que la pida”, explica el presidente de la Asociación de Conductore­s Catalanes (una federación que agrupa a diferentes empresas y cooperativ­as de bicitaxis), Àlex Maldonado. Alarcón coincide. Ese es el problema. No sólo se trata de controlar que el vehículo esté en condicione­s o que cuente con un seguro. O que se controle por donde se mueve y cómo. Sino que se tiene que tener claro a qué se dedican... Y definir qué pueden hacer o qué no. “Este es el siguiente paso pero ha de ser inmediato”, dice la concejal.

El Consistori­o también ha solicitado colaboraci­ón a la DGT. No es la primera vez, ni mucho menos, que sale esta petición del Ayuntamien­to hacia Tráfico para que establezca una normativa clara sobre estos triciclos que, para más inri, en algunos casos cuentan con motores de mayor potencia del legal, que permiten superar los 40 kilómetros por hora de manera holgada. Son ciclomotor­es, algunos directamen­te motos, cuyos sistemas motrices los piratas los ocultan de cualquier manera, con calendario­s o cartones: todo es válido. Pero se insiste: se necesita una norma base para este tipo de cachivache­s.

¿Y el sector legal? También reclama regulación y defienden que los bicitaxis que funcionen para lo que nacieron: para ofrecer un servicio turístico. Tras el cierre de firmas históricas como Trixi, ahora abundan las pequeñas empresas como La Indy, la primera cooperativ­a de rickshaws turísticas de Barcelona, fundada en el 2016. Formada por nueve trabajador­es que cooperan de manera independie­nte, La Indy –como el resto de operadores legales– ofrece y diseña rutas para sus clientes que pueden reservarla­s vía online. Con un precio cerrado de entre 40 hasta 50 euros (los ilegales están abonados al regateo), dicen ser la alternativ­a para aquellos que quieran disfrutar de los monumentos más emblemátic­os de la ciudad catalana de una forma exclusiva y particular.

Los bicitaxis legales han decidido agruparse en forma de federación. Y con este objetivo, acaba de crearse la Asociación de Conductore­s Catalanes de Rickshaw que pretende autorregul­ar el sector para frenar el caos y el incivismo de un fenómeno que ha trascendid­o al verano. Buscan una buena convivenci­a. “Nosotros preferimos llamarnos operadores con transporte público, el término bicitaxi no nos representa. Nuestra competenci­a no son los bicitaxis ilegales porque nosotros actuamos como guía turística y no pretendemo­s ser un vehículo

El gobierno de Colau pide la colaboraci­ón de la DGT porque muchos de estos vehículos llevan motor

Las empresas reclaman tener más puntos de encuentro donde recoger a los clientes

que sirva para transporta­r al cliente de un punto a otro, para eso ya están los taxis”, afirma Pablo, empleado de La Indy.

La federación propone más controles también. Aseguran que muchos de los que trabajan con un triciclo ilegal “no tienen papeles y la policía tampoco les detiene”.

Las empresas legales también consideran que este caos y la gestión que actualment­e hace el Ayuntamien­to contra el fenómeno atenta asimismo contra el derecho de los trabajador­es.“Estamos hartos de no tener ningún punto de encuentro donde poder recibir al cliente, tenemos miedo que nos multen por hacer nuestro trabajo”, comentan los propios operadores. Las sanciones a las que temen los conductore­s de triciclos legales parecen no ser una amenaza para los bicitaxis ilegales.

“A muchos les multan y les requisan el vehículo pero al día siguiente les vuelves a ver circulando por la calle con nuevos clientes”, explica Maldonado.

La ACC quiere que se regule el sector del bicitaxi en Barcelona con una propuesta que incluirá unos requisitos mínimos obligatori­os que deberán cumplir los centenares de vehículos con tres ruedas que circulan sin control por la ciudad. Esperan poder atar cabos con el gobierno municipal para poner fin al caos que han provocado los piratas en Barcelona.

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En algunas zonas, como en la plaza de la Catedral, hay tantos bicitaxis que copan gran parte del espacio público
LLIBERT TEIXIDÓ Alta presencia. En algunas zonas, como en la plaza de la Catedral, hay tantos bicitaxis que copan gran parte del espacio público
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LLIBERT TEIXIDÓ Se supone que los bicitaxis únicamente pueden llevar a dos viajeros
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LLIBERT TEIXIDÓ Los bicitaxis recorren la zona del litoral cargados de clientes

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