Lalo López
MÚSICO
El Mas i Mas Festival comienza su nueva edición con el espectáculo I’m a soul woman, dirigido por el músico Lalo López y donde voces femeninas de la escena local rinden tributo a las grandes vocalistas de la música afroamericana.
El Mas i Mas Festival levanta el telón mañana en el teatro Coliseum (21 h) con un vitamínico concierto donde el soul y las voces femeninas son protagonistas. En I’m a soul woman siete destacadas voces de la escena catalana del soul como Koko Jean Davis, Myriam Swanson, Desirée Diouf, Tonia Richardson, Brigitte Emaga, Monique Makon y Noemí Sillah rinden tributo a los iconos femeninos de la música afro-americana. Detrás de la idea y de su materialización se encuentra Lalo López, guitarrista de la Fundación Tony Manero y referente del colectivo Nación
Funk.
¿Cómo nace este proyecto?
En el 2017 comenzamos a colaborar con Blackcelona y Curtcircuit, y nos propusieron montar las fiestas de fin de temporada del ciclo Curtcircuit. Desde el principio buscamos ir más allá de hacer el típico concierto de tributo, sino de ofrecer a la gente la experiencia lo más similar posible a lo que eran los directos del artista homenajeado, y que para nosotros, yo y los músicos, nos sirviera para sumergirnos realmente en la obra de ese artista. Hicimos una primera aproximación muy visceral con James Brown, al año siguiente con Otis Redding. Y para el tercer año, este, lo planteamos de otra manera.
¿Cuál era la idea?
Como era algo que estaba muy de actualidad el protagonismo de la mujer, me propusieron hacer una aproximación a la música negra desde un punto de vista femenino. Y vi que podía ser muy interesante hacer un recorrido por toda la
historia de la música afroamericana a partir del gospel con visión desde la voz de la mujer, poniendo énfasis en que las mujeres son parte fundamental de lo que es la música negra tal como la entendemos hoy en día y como parte de la música popular.
¿Qué tiene de particular su acercamiento?
Poner de relieve que en géneros musicales en donde el aficionado conoce habitualmente solo a hombres, de golpe podíamos reivindicar a una serie de mujeres que
eran muy avanzadas para su época.
¿Que quería demostrar?
Desde mi punto masculino pero hijo de feminista, lo importante era poner de relieve que han existido esas figuras, que la mujer no ha estado al margen de la música popular, y que lo que ha pasado es que la relectura desde el punto de vista discográfico-musical muchas veces ha dejado de la lado estas figuras para poner de relieve las figuras masculinas más relevantes. La gente al final sólo conoce a Nina Simone y Aretha Franklin, como si dijésemos, y pese a eso fíjate en la mala fama que ha acompañado a Simone.
O sea, como un viaje por la historia de la música.
Exacto, sin ceñirnos a una época, desde el inicio de la música soul.
¿Por qué se centra en la música negra, por así decirlo?
Hay un componente lúdico-festivo que es muy importante en la música negra, que la hace diferente a todas las demás, y porque además tiene el componente emocional y reivindicativo de una época histórica. Las que ponen voz a su proyecto están aquí radicadas. Por primera vez, y yo soy el primer sorprendido, en este show tienes siete cantantes de las cuales cinco son afrobarcelonesas. Es una escena que tiene grandes voces femeninas. Toda esa capacidad de acogida y de adopción de la sociedad catalana ha cristalizado en músicas negras que hablan catalán y castellano pero que tienen todo el bagaje de sus raíces musicales.
¿Con qué criterio las eligió?
Mi trabajo fue seleccionar las voces que ahora son relevantes en la pequeña escena soul-r’n’b-funk catalana. Había figuras consagradas que tenían que estar, como Myriam Swanson y Koko Jean; había una serie de figuras muy presentes en el underground barcelonés como Desirée Diouf, Tonia Richardson o Brigitte Emaga, y que me apetecía ponerlas en contacto entre ellas porque son bestiales. Y ha sido fácil porque es una generación de cantantas jóvenes superpreparadas. Y añadí un par de voces de la nueva generación que vienen de abajo como Monique Makon y Noemí Sillah.