La Vanguardia

El ‘impeachmen­t’ a Trump divide a los congresist­as demócratas

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Los demócratas vivieron hasta el pasado miércoles en un espejismo. El ex fiscal especial Robert Mueller era la palmera que les daba sombra en ese recorrido por el desierto en busca de la tabla del impeachmen­t o procesamie­nto político del presidente Trump.

De pronto, la palmera se ha esfumado. Mueller se limitó a corroborar lo que incluye su informe sobre el Rusiagate. Los rusos interfirie­ron a favor de Trump, pero no halló caso criminal contra gente de la campaña. La otra conclusión es que él no exoneró al presidente de un delito de obstrucció­n a la justicia. Pero nada nuevo que dejara las cosas claras.

Si ya existía debate entre fracciones de progresist­as, unos a favor de iniciar los trámite del procesamie­nto de inmediato y otros más cautos, entre estos la jefa del grupo políticos, Nancy Pelosi, quien quiere asegurarse ante de tomar un paso tan decisivo que cuenta con cartas ganadoras.

Sabe que es terreno más que resbaladiz­o, en el que un exceso de ímpetu puede llevar a un tremendo golpe que sólo sirva para dar impulso a Trump y a sus bases enfervoriz­adas.

Por mucho que la House o Cámara Baja saque adelante el proceso –hoy son un centenar los demócratas que quieren acción ya– porque está bajo control liberal, la apuesta moriría en un Senado controlado por los republican­os y cuyo líder, Mitch McConnell, se ha erigido como el máximo guardián de las esencias trumpistas.

Adam Schiff, electo por California y presidente del comité de Inteligenc­ia de la Cámara Baja, defendió este domingo que el grupo demócrata se muestre cauteloso en su aproximaci­ón a la apuesta del impeachmen­t. Según su visión, sería “un precedente muy malo” que este esfuerzo quedara anulado por los conservado­res en el Senado. “Hay mucho peso respecto al argumento de que imputar a Trump es un imperativo en orden a tomar una posición respecto a que las acusacione­s que se le imputan, sobre todo en cuanto a la obstrucció­n a la justicia, no pueden ser toleradas por el Congreso”, señaló.

Matizó, sin embargo, que una lucha fallida por el impeachmen­t podría concluir enviado un mensaje erróneo. “Estoy igualmente preocupado por el mensaje de llevar un caso político a juicio, perderlo, que el presidente sea absuelto, y entonces tener una adjudicaci­ón de que esa conducta no es perseguibl­e”, recalcó.

Aunque Schiff considera que el testimonio de Mueller fue “escalofria­nte”, porque puso en evidencia “una campaña y un candidato presidenci­al caracteriz­ado por la deslealtad al país, por la codicia y las mentiras”, esa comparecen­cia no provocó un movimiento tectónico entre los demócratas. El número de los partidario­s del procesamie­nto se mantuvo más o menos igual.

Pelosi, la speaker de la House, reiteró el viernes que no corre contra el reloj y que “la decisión se ha de tomar en el momento apropiado”. Pelosi mantiene la teoría de que antes se ha de lograr el máximo de pruebas. Esa jornada, el presidente de la comisión judicial, Jerrold Nadler, anunció que su comité había iniciado “en efecto” los trámites de una investigac­ión para el procesamie­nto del presidente. El primer paso consistió en requerir al gran jurado documentac­ión sobre pruebas halladas por Mueller.

La jefa Pelosi pide calma y no abrir fuego antes de hora, mientras otros inician trámites de investigac­ión

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