La Vanguardia

La crisis política tensa el Poder Judicial

El gobierno de los jueces, con el mandato expirado, sigue realizando nombramien­tos pese a las protestas de asociacion­es profesiona­les

- JOSÉ MARÍA BRUNET

Desde la cúpula –y desde la base– de la justicia española se está siguiendo con preocupaci­ón la situación de bloqueo político a que ha abocado el debate de investidur­a. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el órgano de gobierno de los jueces, cuyo mandato expiró en diciembre pasado, no podrá renovarse en estas condicione­s, pese a lo cual continúa tomando decisiones, porque ninguna norma se lo impide. De hecho, la previsión legal es que se mantenga en plenitud de funciones, para no paralizar la maquinaria judicial.

El día a día de la justicia, desde luego, no se detiene. Y tampoco las decisiones de gobierno de la magistratu­ra, cuando las asociacion­es judiciales de centroizqu­ierda consideran que un Consejo del Poder Judicial caducado no debería seguir actuando como si estuviera en pleno mandato. Pero el CGPJ se considera enterament­e legitimado para actuar, y no va a renunciar a competenci­a alguna. Por ejemplo, para sustituir en los próximos meses por jubilación a dos de los siete magistrado­s de la Sala Penal del Supremo, la que ha juzgado el caso 1-O. Se trata de Luciano Varela y Juan Ramón Berdugo, los que ocupaban los principale­s puestos en la sala, a derecha e izquierda, respectiva­mente, del presidente, Manuel Marchena.

El puesto de magistrado del Supremo es vitalicio, lo que da idea de la relevancia de cada nombramien­to. Y ayuda a entender que la decisión sobre cada plaza se examine a la luz de criterios que no tienen en cuenta sólo la trayectori­a profesiona­l, sino también el perfil ideológico. Los que analizan estos factores y toman la decisión sobre los candidatos son los vocales del Consejo, el que ahora está con el mandato expirado y en cuyo nombramien­to tuvieron en su día gran relevancia los partidos políticos, por medio de

pactos parlamenta­rios. De ahí que la incertidum­bre sobre la posible disolución de las cámaras a la vuelta del verano se proyecte sobre la justicia. El factor tiempo puede, en suma, influir en los nombramien­tos. Y no sólo los del Supremo, sino los correspond­ientes a presidenci­as de los tribunales superiores de las comunidade­s autónomas y de las audiencias provincial­es de buena parte del país.

Estos cargos no son, en cambio, vitalicios, sino por cinco años. Pero para asociacion­es judiciales como la Francisco de Vitoria o Jueces y Juezas para la Democracia, es objetable que un Consejo del Poder Judicial caducado decida sobre el futuro de los principale­s órganos de gobierno de la justicia. En el último pleno del Consejo, por ejemplo, se decidió sobre la presidenci­a del TSJ de Galicia, y ahora se va a convocar la de Extremadur­a. Y acaban de tomar posesión dos nuevos magistrado­s del Supremo, uno para la Sala de lo Militar –José Alberto Fernánez Rodera– y otro –José Luis Seoane– para la de lo Civil.

Ambos superaron con creces los 3/5 de los vocales del Consejo, una mayoría que se estableció para asegurar cierto consenso en los nombramien­tos. El CGPJ se acoge a este argumento para defenderse de las acusacione­s y sostener que la izquierda judicial hubiera podido actuar como minoría de bloqueo, y no lo hizo, lo que demostrarí­a que se está actuando con equilibrio, y no de forma sesgada para asegurar a los sectores conservado­res el control de los puestos clave de la justicia en el próximo quinquenio.

En todo caso, si hay nuevas elecciones en noviembre, resulta impredecib­le cuál será la correlació­n de fuerzas resultante y cuál será la disponibil­idad de cada partido para negociar la renovación de la cúpula judicial. Ciudadanos ha venido denunciand­o el sistema de cupos y que sean los partidos los que lleven la voz cantante en las operacione­s de renovación. Pero desde el propio

Desde la cúpula de la justicia se lanzan mensajes a Cs para que actúe junto al PP en la renovación del Consejo

Poder Judicial se le están lanzando invitacion­es para que entren en el juego a la primera oportunida­d. Albert Rivera no se ha comprometi­do a nada concreto pero sí a escuchar.

En la operación envolvente participar­á, llegado el caso, el PP, que es el primer interesado en no quedarse sólo frente a un todavía hipotético gobierno de centroizqu­ierda si tuviera que negociar un pacto de renovación judicial, en el que sin duda quedaría en minoría en el Consejo. Ahora, en cambio, la mayoría conservado­ra en el CGPJ funciona engrasada, con 11 vocales del total de 20. Quizá ello ayude a entender que la derecha judicial sea muy prudente ante los movimiento­s del Consejo y su existencia prorrogada.

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JUAN CARLOS HIDALGO / EFE / ARCHIVO El juez Manuel Marchena junto al presidente del CGPJ y del Supremo, Carlos Lesmes, el pasado 18 de junio

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