Martirio y Sílvia Pérez Cruz cerraron con su magia Pirineos Sur
Calamaro, Drexler y Kusturica, este en su único concierto español, también triunfaron
Las cálidas y depuradas voces de Martirio y Sílvia Pérez Cruz se enfrentaron el sábado con éxito a la noche climáticamente más fría del XXVIII Festival Internacional de las Culturas, en la última actuación programada sobre el escenario flotante de Lanuza.
Martirio abrió el fuego acompañada del sutil y habilidoso pianista Chano Domínguez con un ramillete de canciones de homenaje al cantante y compositor cubano Bola de Nieve que destilaban ironía crítica y ternura sobre los eternos temas del amor, el desamor, el desengaño y autoengaño, sin ahorrar alusiones a la incierta situación política que según ha cantante onubense “nos deja en un sin vivir”.
La catalana Pérez Cruz, prologada y acompañada a la guitarra y voz por Toquinho y poco después también por el extraordinario contrabajista Javier Colina –como hace unos días en el Teatre Grec–, volvió a dar muestra de sus matices, sus cambios de tono y ritmo y la calidez de sus registros con temas clásicos brasileiros como Asa branca, Eu sei que euvou te amar, Carinhoso o Garota de Ipanema; otros compartidos con Colina desde hace más de una década como Ella y yo u Ojos verdes y una versión del clásico The sound of silence de Simon & Garfunkel que dejó anonadados a los cerca de tres mil espectadores que sobrevivían al frío de Lanuza.
Se cerraba así una edición de Pirineos Sur de una calidad y un nivel de asistencia de público más que notable, con una media de entre 2.000 y 3.000 espectadores durante los fines de semana. El primero se abrió con una fría, y para algunos decepcionante, actuación de The Waterboys y unos más profesionales y marchosos Echo & The Bunnymen, lo que demuestra que siempre ha habido dos maneras diferentes de envejecer.
En el siguiente fin de semana los conciertos de Andrés Calamaro y Jorge Drexler desbordaron fuerza, energía y conexión personal con el público. Este último fue consciente de que Lanuza no era un recoleto pub ni ningún otro recinto cerrado proclive al intimismo y desató su vena más rockera, marchosa y bailable.
El pasado jueves, Emir Kusturica con su No Smoking Orchestra firmaron otra noche memorable en su única actuación en España de este verano, con su fanfarria de músicas balcánicas destinada a conquistar el corazón del público e imbuirle el espíritu de celebración de la vida y de grito de combate que transmite el autor
El Festival trajo, como en todas sus ediciones, agradables sorpresas como la irrupción de la joven cantante camerunesa Lornoar en el escenario de Sallent de Gállego y momentos para el recuerdo como la interpretación, a ritmo de jazz y reggae del himno de Jamaica a cargo del veteranísimo (83 años) Lee Scratch Perry y su trío, y la inesperada interpretación del cantante de Third World, William Bunny Rugs Clarke, del aria Con te partiro
de Andrea Bocelli, ambos casos en el Festival de Reggae del pasado viernes.
También fue especialmente emotiva la aparición del rapero zaragozano Kase. O en el concierto de Calamaro, con quien compartió dos temas como Paloma y La flaca,
y el único chapuzón registrado este año en el pantano de Lanuza a cargo de Jorge Drexler, quien después, ya aseado y duchado, estuvo durante más de dos horas conversando y firmando autógrafos y selfies con sus fans hasta entrada la madrugada.