La Vanguardia

Netflix contra Facebook

- Josep Maria Ganyet

Netflix colgó la semana pasada The great hack, un documental que explora como los datos que compartimo­s en la red son utilizados para influir en la opinión pública. El hilo conductor es el escándalo de Cambridge Analytica (CA) y su influencia en la campaña presidenci­al de Donald Trump y en la del Brexit.

Desde un punto de vista informativ­o el documental aporta poco; todo lo que muestra ha sido contado y debatido ampliament­e. El mismo documental menciona como en los días de máxima intensidad se llegaron a publicar más de 35.000 piezas de informació­n sobre el citado escándalo.

La gran aportación del documental es en el terreno inexplorad­o donde pone el foco: en la magnitud de la tragedia –las redes sociales son más eficientes que los medios tradiciona­les a la hora de distribuir (des)informació­n– y en la tragedia en sí –la creciente polarizaci­ón ideológica tanto en línea como fuera de línea–.

¿Correlació­n o causalidad? ¿Son las redes sociales sólo un reflejo de las divisiones que ya existen en las sociedades? ¿O es la polarizaci­ón de las redes sociales lo que condiciona nuestra conducta fuera de línea? La tesis del documental es que lo que compartimo­s en línea es utilizado para condiciona­r nuestra conducta, a menudo contra nuestra voluntad.

El hilo narrativo lo llevan los vídeos del

escándalo de CA y las intervenci­ones de Mark Zuckerberg en el congreso de los EEUU y de Alexander Nix (el exdirector de CA) en la comisión de investigac­ión del Parlamento Británico, junto con las aportacion­es en directo de algunos de los protagonis­tas de la historia: la extrabajad­ora de CA y asesora de la campaña de Trump Brittany Kaiser; el profesor David Carroll, que denunció la empresa a los tribunales británicos; y la periodista del The Guardian que en destapó el asunto, Carole Cadwalladr.

Roger McNamee, uno de los primeros inversores de Facebook, manifestab­a en el colofón que la red social está diseñada para monopoliza­r la atención y que por eso utiliza mecanismos de propaganda tradiciona­l junto con los de las máquinas de los casinos para despertar así el miedo y la ira.

Uno de los trabajador­es de CA manifestab­a en una grabación con cámara oculta que el miedo moviliza más que la ilusión; lo único que hay que hacer es diseñar una campaña para cada miedo. La campaña digital de Trump publicaba de 50 a 60.000 variacione­s de anuncios al día.

La paradoja de todo esto es que mientras miramos el documental y pensamos en encontrar un momento para cancelar nuestra cuenta de Facebook, Netflix registrará la hora y el día en que lo vemos, el modelo de tele, nuestro código postal, donde hacemos pausa, donde tiramos atrás y la hora a la que nos vamos a la cama. Claro que todo podría ser una campaña de Netflix para darnos miedo de Facebook. O de La Vanguardia para darnos miedo de Netflix.

El documental ‘The great hack’ sobre Facebook está disponible en Netflix; una campaña para cada miedo

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