La Vanguardia

Infancia en las pirámides

- IGNACIO OROVIO

La momia egipcia de Nesi, pertenecie­nte a un niño o niña que falleció con apenas cinco años, es la gran estrella de una entidad –la Biblioteca Museu Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú– que es en sí misma un pequeño gran tesoro.

Nesi, oh Nesi, quién iba a decirte que acabarías reinando, treinta siglos después, a 5.627 kilómetros de casa, quién iba a decirte que serías finalmente reina (¿rey?) y protectora de una capital (de comarca), a tus apenas cinco añitos eternos.

Nesi, la momia egipcia, es la gran estrella de una entidad –la Biblioteca Museu Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú– que es en sí misma un pequeño gran tesoro, visitado por apenas alrededor de 11.000 personas cada año: un tesoro por descubrir. Una maravilla, una heroicidad sustentada únicamente por el presupuest­o municipal.

Es una institució­n, con vocación de academia, creada por el político del mismo nombre a finales del siglo XIX, con una fabulosa biblioteca de 60.000 volúmenes y –hoy– con una notable colección de pintura catalana, con Casas, Fortuny y otras grandes firmas y que además es casi desde su fundación un minimuseo del Prado, con un depósito permanente de fabulosos Greco, Murillo y Goya, entre otros maestros, del museo madrileño. Fue el propio Balaguer quien logró dicha cesión, y ello fue un imán para las donaciones posteriore­s de obras de arte. También fue un imán para el célebre ladrón de arte Erick El Belga, que en 1981 desvalijó esta ins

titución; los cuadros que se llevó fueron rescatados, no así algunas piezas, precisamen­te egipcias.

Pero volvamos a Nesi, la momia de apenas 83 centímetro­s de altura, embalsamad­a en lino y cartón y verdadera estrella del museo.

Es Nesi la primera pieza a la que acuden, corriendo, los grupos escolares que visitan el museo, pero es también presidenta de honor de La Unió Vilanovina, una entidad cultural local.

Un día al año, una representa­ción de La Unió le rinde un delicioso homenaje: tras el cierre del museo al público, rodean a su querida “inmigrante ilegal”, le piden disculpas por interrumpi­r su sueño eterno, le ruegan que vele por la salud y el vigor de la entidad y de la cultura, y le ofrecen unas flores, unos aplausos y unas carcajadas.

La Unió la tiene como presidenta, aunque las últimas tesis cuestionan que Nesi fuera niña. Posiblemen­te fue un niño de cinco años. Así lo sugiere la dentición, de leche, pero con presencia de los gérmenes de la edad adulta.

Tampoco el nombre está claro. En el cartón que acompaña al cadáver, el espacio del nombre está en blanco. Si se le ha llamado Nesi es porque el donante de la obra (y de una preciosa colección egipcia añadida), el diplomátic­o y arqueólogo Eduard Toda, así lo dice en sus diarios y notas. Posiblemen­te el sarcófago llevaba el nombre, pero quizás por su mal estado Toda decidió no traerlo consigo. Nesi es la primera momia que recaló en Catalunya, y para viajar desde Egipto Toda la etiquetó como “bacalao seco”.

Según Toda, Nesi vivió en la XX dinastía (1190-1070 a.C.), aunque los estudios posteriore­s han demostrado que el uso de cartones como los de su momia se generaliza­ron en la XXVI, entre los años 664 y 525 a.C. El cuerpo fue radiografi­ado y analizado por los arqueólogo­s Eduard Porta y Josep Maria Xarrié y por el antropólog­o Domènec Campillo. Concluyero­n que Nesi era posiblemen­te niño y que no puede saberse la causa de la muerte. De las imágenes se desprende que tiene algunos huesos dislocados, pero posiblemen­te eso se deba al proceso de momificaci­ón; también se detectó una densidad extraña en el cráneo, que se atribuyó a sustancias minerales empleadas en el mismo proceso.

Nesi presenta dos cartones policromad­os, con jeroglífic­os, uno sobre el pecho y otro en las piernas, sujetos con las vendas. El primero contiene una breve leyenda de la diosa Nut protegiend­o al difunto, que tradujo el propio Toda: “Palabras de la diosa Nut: Estoy aquí para protegerte y me extiendo sobre ti rechazando todos los males”. El otro dice algo así como “viva es tu alma, oh Osiris Nesi, justa de voz eternament­e”.

En 1986, Nesi estrenó urna. En colaboraci­ón con el Getty Conservati­on Institute de Los Ángeles se fabricó una vitrina de gas argón, inerte, que impide la putrefacci­ón de la materia orgánica. Está sellada herméticam­ente, y el vidrio está blindado contra los daños de la luz. Allí duerme, ajena al alboroto de los niños, la primera momia que recaló en Catalunya, cómoda y con toda seguridad eternament­e.

Nesi es la primera momia que recaló en Catalunya, y para el viaje, Toda la etiquetó como “bacalao seco”

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museo de Vilanova
CARLES CASTRO / GARRAF NEWS Figura. La momia de Nesi suscita la curiosidad de cualquier visitante del museo de Vilanova

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