Ambivalente y deslumbrante Drexler
El cantautor finalizó triunfalmente en Cap Roig la gira de presentación de su último álbum, ‘Salvavidas de hielo’
Con Jorge Drexler siempre hay que estar, como mínimo, levemente alerta. Porque con él a menudo puede surgir la sorpresa, lo inesperado, el cambio de última hora en aras de mayor disfrute artístico. Y algo de esto es lo que había precedido a su anunciado concierto de anoche en el Festival de Cap Roig. Porque el cantautor hispanouruguayo tenía previsto ofrecer en el auditorio de los jardines una nueva entrega de su actual gira, en la que él se presenta en solitario acompañado de su guitarra y con una serie de efectos y adminículos sonoros. Una propuesta en la que crea sonidos, atmósferas y situaciones mientras interpreta algunas de sus composiciones más representativas, entre ellas las contenidas en su hasta ahora último álbum, Salvavidas de hielo.
Pero el caso es que unos días antes de su esperado desembarco en Calella de Palafrugell, el popular cantautor decidió que le apetecía otra cosa. Y en las redes sociales se pudo leer el pasado miércoles su cambio en la hoja de ruta prevista, dirigida a los aficionados que pensaban acudir a su concierto de anoche en Cap Roig. Allí anunciaba su decisión –“que para mí es muy bonita”– de cambiar el formato inicialmente anunciado de él solo con voz y guitarra por el de hacerlo con su banda completa. La razón, argumentaba, era celebrar el “concierto final” de presentación del citado último álbum, por cierto, aparecido hará casi dos años.
El hábil y brillante músico –y médico otorrino de formación académica– explicaba que de esta manera ponía punto final a más de un centenar de conciertos y tras “un año y medio lleno de alegrías”. Y finalmente añadía que ello no impediría que algunas de las composiciones de la noche las interpretaría en formato de guitarra y voz como lo ha estado haciendo desde hace unos meses en su espectáculo Silente. Los/as que le habían visto en esta propuesta –por ejemplo, en las dos noches que ofreció en el Palau de la Música de Barcelona el pasado febrero–, recordarían lo elaborado de la idea, al combinar esas herramientas y recursos como pedales, efectos en la voz o complementos electrónicos para crear paisajes y atmósferas sonoras y visuales bastantes fascinantes.
Así que el numeroso incondicional que anoche se dio cita en el auditorio de Cap Roig (según el siempre oportuno Drexler, “un lugar maravilloso, al aire libre y al lado del mar”) pudo disfrutar de su ídolo y de un racimo de excelentes canciones llevadas a la vida del directo en dos formatos diferentes. Distintos, sí, pero que en cualquier caso reflejan su rica y, ayer, ambivalente personalidad creativa.
Comenzó la sesión en la agradable noche ligeramente ventosa acompañado de su banda, encabezada por el indispensable Carlos Campi Campón y también con la presencia de Martín Leiton, toda una garantía rítmica. Con ellos –reunidos excepcionalmente para esta ocasión–, se zambulló en una sesión que se prolongó una hora y tres cuartos, comenzando con Quimera. Sonaron bases programadas y al cabo de un minuto aparecieron
Repartió el recorrido de sus canciones arropado de lujosa banda o en estricta desnudez con su voz y su guitarra
él y sus colegas. “Bona nit, Girona”, se presentó, incitó a las palmadas de candombé, americana blanca, deportivas ídem, pantalón y camisa negra. Sin pausa, le siguieron Todo se transforma, Estalactitas, Universos paralelos, ese agradecimiento a Joaquín Sabina titulado Pongamos
que hablo de Martínez, Asilo. Un lujo de banda, sonando de manera formidable, pulcro cada instrumento, músculo y sensibilidad en óptimo equilibrio. Y para redondear la ecuación, el público era entregado y muchos conocían las letras, lo que sirvió para que en parte de ese tramo del concierto ofrecido junto a su banda, participara tarareando, coreando, convirtiendo aquello en una celebración colectiva.
A continuación comenzó a ofrecer algunos temas cantados a cappella o en formato conciso con su guitarra. Y comenzó estas canciones con Al otro lado del río –coreado el estribillo por el público–. Continuó este segmento con Guitarra y
voz, para lo que se armó de la eléctrica, el rapeado y los silbidos de acompañamiento de los aficionados. Y no se olvidó del también coreado Club Tonight. de Gossos, que cantó en catalán, o de La milonga del
moro judío.
En el capítulo de propinas, la previsión es que también fuese generoso con Telefonía, Bailar en la cueva, Luna de rasqui y Me haces bien.