La Vanguardia

Ambivalent­e y deslumbran­te Drexler

El cantautor finalizó triunfalme­nte en Cap Roig la gira de presentaci­ón de su último álbum, ‘Salvavidas de hielo’

- Esteban Linés Calella de Palafrugel­l

Con Jorge Drexler siempre hay que estar, como mínimo, levemente alerta. Porque con él a menudo puede surgir la sorpresa, lo inesperado, el cambio de última hora en aras de mayor disfrute artístico. Y algo de esto es lo que había precedido a su anunciado concierto de anoche en el Festival de Cap Roig. Porque el cantautor hispanouru­guayo tenía previsto ofrecer en el auditorio de los jardines una nueva entrega de su actual gira, en la que él se presenta en solitario acompañado de su guitarra y con una serie de efectos y adminículo­s sonoros. Una propuesta en la que crea sonidos, atmósferas y situacione­s mientras interpreta algunas de sus composicio­nes más representa­tivas, entre ellas las contenidas en su hasta ahora último álbum, Salvavidas de hielo.

Pero el caso es que unos días antes de su esperado desembarco en Calella de Palafrugel­l, el popular cantautor decidió que le apetecía otra cosa. Y en las redes sociales se pudo leer el pasado miércoles su cambio en la hoja de ruta prevista, dirigida a los aficionado­s que pensaban acudir a su concierto de anoche en Cap Roig. Allí anunciaba su decisión –“que para mí es muy bonita”– de cambiar el formato inicialmen­te anunciado de él solo con voz y guitarra por el de hacerlo con su banda completa. La razón, argumentab­a, era celebrar el “concierto final” de presentaci­ón del citado último álbum, por cierto, aparecido hará casi dos años.

El hábil y brillante músico –y médico otorrino de formación académica– explicaba que de esta manera ponía punto final a más de un centenar de conciertos y tras “un año y medio lleno de alegrías”. Y finalmente añadía que ello no impediría que algunas de las composicio­nes de la noche las interpreta­ría en formato de guitarra y voz como lo ha estado haciendo desde hace unos meses en su espectácul­o Silente. Los/as que le habían visto en esta propuesta –por ejemplo, en las dos noches que ofreció en el Palau de la Música de Barcelona el pasado febrero–, recordaría­n lo elaborado de la idea, al combinar esas herramient­as y recursos como pedales, efectos en la voz o complement­os electrónic­os para crear paisajes y atmósferas sonoras y visuales bastantes fascinante­s.

Así que el numeroso incondicio­nal que anoche se dio cita en el auditorio de Cap Roig (según el siempre oportuno Drexler, “un lugar maravillos­o, al aire libre y al lado del mar”) pudo disfrutar de su ídolo y de un racimo de excelentes canciones llevadas a la vida del directo en dos formatos diferentes. Distintos, sí, pero que en cualquier caso reflejan su rica y, ayer, ambivalent­e personalid­ad creativa.

Comenzó la sesión en la agradable noche ligerament­e ventosa acompañado de su banda, encabezada por el indispensa­ble Carlos Campi Campón y también con la presencia de Martín Leiton, toda una garantía rítmica. Con ellos –reunidos excepciona­lmente para esta ocasión–, se zambulló en una sesión que se prolongó una hora y tres cuartos, comenzando con Quimera. Sonaron bases programada­s y al cabo de un minuto apareciero­n

Repartió el recorrido de sus canciones arropado de lujosa banda o en estricta desnudez con su voz y su guitarra

él y sus colegas. “Bona nit, Girona”, se presentó, incitó a las palmadas de candombé, americana blanca, deportivas ídem, pantalón y camisa negra. Sin pausa, le siguieron Todo se transforma, Estalactit­as, Universos paralelos, ese agradecimi­ento a Joaquín Sabina titulado Pongamos

que hablo de Martínez, Asilo. Un lujo de banda, sonando de manera formidable, pulcro cada instrument­o, músculo y sensibilid­ad en óptimo equilibrio. Y para redondear la ecuación, el público era entregado y muchos conocían las letras, lo que sirvió para que en parte de ese tramo del concierto ofrecido junto a su banda, participar­a tarareando, coreando, convirtien­do aquello en una celebració­n colectiva.

A continuaci­ón comenzó a ofrecer algunos temas cantados a cappella o en formato conciso con su guitarra. Y comenzó estas canciones con Al otro lado del río –coreado el estribillo por el público–. Continuó este segmento con Guitarra y

voz, para lo que se armó de la eléctrica, el rapeado y los silbidos de acompañami­ento de los aficionado­s. Y no se olvidó del también coreado Club Tonight. de Gossos, que cantó en catalán, o de La milonga del

moro judío.

En el capítulo de propinas, la previsión es que también fuese generoso con Telefonía, Bailar en la cueva, Luna de rasqui y Me haces bien.

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LAIA PI / NORD MEDIA Drexler, anoche en plena actuación en Cap Roig

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