Pals, el festival de todos
La Casa Azul abre la nueva edición del White Summer con ‘sold out’
“Vacaciones, playa, festival… es un ritual”, explicaba nada más cruzar el recinto del White Summer Elisabet Martínez, de Terrassa, dispuesta a disfrutar de la noche con un grupo de amigos. Otros como José y Raquel, de Gavà, acompañados por unos amigos y sus hijos adolescentes, en su primera incursión en el festival de Pals, se dejaban sorprender por todo lo que iban encontrando a su paso (tiendas de ropa, complementos, puestos de comida, actuaciones itinerantes, conciertos acústicos…) y no dudaban en inmortalizar el momento retratándose como es tradición ya para muchos asistentes entre las gigantescas letras del White Summer que decoran los jardines de Mas Gelabert.
Un lugar que se convertido desde el 2013 en sede de este gran festival al aire libre, en un mercado de mercados donde el público, de todas las edades, disfruta con alguna de las múltiples propuestas que salpican los distintos escenarios del recinto que el año pasado reunió a más de 140.000 personas entre las seis de la tarde y la una de la madrugada. Música, danza, arte, gastronomía, compras, baile, meditación, actividades infantiles… La gracia está en que todo esto ocurre en el mismo escenario. Un festival donde cada uno encuentra su sitio.
El sábado el certamen dio el pistoletazo de salida a una edición que hasta el próximo 25 de agosto ofrecerá más de 200 actividades para todas las edades y gustos en una jornada de récord. La organización colgó el cartel de
sold out con más de 5.000 entradas vendidas en una inauguración que contó con la actuación estelar del grupo barcelonés La Casa Azul. Entre los asistentes, veinteañeras como Júlia, Helena y Cristina, de Blanes y Lloret, que a las 7 de la tarde ya habían entrado en el recinto, vestidas de blanco, dispuestas también a curiosear los puestos de ropa, mayoritariamente de marcas emergentes y pequeños artesanos, que se dan cita en el certamen.
Un festival que de día es muy frecuentado por familias con niños, como la de Cristina Pàmies, de Matadepera, que destacaba la amplia oferta de actividades infantiles: hinchables, circuitos con ponis y mini coches, saltos en camas elásticas, caballitos... aparte de los números itinerantes de personajes y seres fantásticos como el de Atlantes, que este sábado inundaba el espacio, o conciertos como el que El Pot Petit ofrecerá el próximo 17 de agosto. La zona infantil y los puestos que venden ropa veraniega, complementos, alpargatas, bañadores, gafas de sol… son quizás los lugares donde más público se concentra antes del atardecer. “Primero miramos, luego ya compraremos”, decía Feli, de 68 años, acompañada por unas amigas.
Por la noche, el centro de interés se dirige hacia los numerosos
foodtrucks, los restaurantes o la zona healthy y hacia el escenario principal donde los próximos días desfilarán artistas como El Petit de Cal Eril (día 13), los murcianos Viva Suecia (día 20) o la cantautora de Úbeda Zahara, que pondrá punto y final al festival. También hacia los sets donde grupos y dj entretienen al público como el que este sábado disfrutaba de la música alegre del conjunto de percusión Lakolmena o el que el día 17 gozará con los remixes de sonidos tropicales de Nickodemus.
Los aficionados al arte también tienen su sitio. En el interior de la masía Mas Gelabert, del siglo XVII, una muestra de arte contemporáneo con pinturas de la galería Jorge Alcolea de Sorolla, Manolo Valdés, Tamara de Lempicka, Miró y Dalí comisariada por Tatiana Blanqué. En la parte superior de la masía, una instalación de las artistas Fiona Morrison, Pilar Farrés, Michelle Wilson y Tatiana Blanqué que remueve conciencias: la contaminación de los mares por plásticos. Un lugar, el White Summer, que también invita a la reflexión.
Hasta el 25 de agosto, de seis a una, el público hallará gastronomía, música, compras y actividades infantiles