La Vanguardia

China responde a los aranceles de EE.UU. hundiendo el yuan

Las bolsas de todo el mundo sufren fuertes caídas por temor al efecto en el comercio

- LUIS FEDERICO FLORIO

China respondió ayer a los últimos aranceles impuestos por Donald Trump dejando que su moneda se deprecie, lo que hace más competitiv­os sus productos. Ayer, el banco central chino no intervino en el mercado de divisas cuando el yuan cayó frente al dólar, lo que acabó dejando la divisa china en niveles del 2008. Las bolsas de todo el mundo reaccionar­on con fuertes caídas ante esta nueva guerra de divisas.

China activa otra arma de su arsenal para defenderse en la guerra comercial. Tras plantear Donald Trump una nueva batería de aranceles la pasada semana, tasando ya el 97% de sus exportacio­nes, su homólogo chino, Xi Jinping, avisó de que habría represalia­s. La amenaza se ha cumplido. El banco central del país evitó intervenir ayer en el mercado, como suele hacer, cuando su moneda cae por debajo de los 7 yuanes por cada dólar al cambio. La decisión llevó a la moneda asiática a mínimos desde el 2008 y abre la posibilida­d de una guerra de divisas a mayor escala y un recrudecim­iento en el frente comercial, al abaratar sus ventas al exterior. El temor de los mercados a esta posibilida­d quedó patente con fuertes caídas bursátiles y el refugio de los inversores en los bonos, el yen, el franco suizo y el oro.

“Teníamos una guerra fría con el rearme militar, una guerra comercial y ahora una guerra de divisas”, lanza Robert Tornabell, catedrátic­o de finanzas internacio­nales en Esade. Ayer, al fijar la tasa de cambio de referencia para la moneda, como hace a diario, el banco central la puso en 6,92 yuanes por dólar, ya el nivel más bajo desde fines del 2018. Luego, el mercado minó algo más su fuerza. Superó los 7 yuanes, pero no hubo intervenci­ón. La maniobra del banco central chino, la falta de ella, implicó que su divisa se devaluara un 1,6% con el dólar –un 2,3% con el euro– y sea más competitiv­a para los importador­es, evitando parte del golpe que suponen los aranceles. “Es una medida defensiva pero también ofensiva, porque hace daño a Estados Unidos y puede desestabil­izar los flujos comerciale­s”, comenta Aitor Méndez, analista de IG. La entidad central se desmarca de la caída: afirma que es cosa del mercado, “bajo la influencia de factores como el unilateral­ismo, las medidas proteccion­istas en comercio, y la perspectiv­a de aranceles contra China”.

La devaluació­n es una de las cosas que más irritan a Trump, en parte porque no puede responder de inmediato. En el caso de Estados Unidos el precio del dólar lo fija el tipo de interés de la Reserva Federal, organismo independie­nte. Trump lleva meses pidiendo que los tipos bajen, y ahora añadirá más presión a Jerome Powell, al frente de la institució­n, para que lo siga haciendo tras la primera rebaja desde la crisis hace una semana. “China hizo caer el precio de su moneda a casi un mínimo histórico. Se llama manipulaci­ón de divisas. ¿Estás escuchando Reserva Federal? Es una gran violación que debilitará a China con el tiempo”, lanzaba el republican­o en Twitter. La clave es si Powell sacrificar­á la independen­cia de la Fed para servir en la guerra de Trump. Por de pronto, las quejas de la Casa Blanca han tenido su eco en el Departamen­to del Tesoro, que ha designado a China como “manipulado­r de divisas”, mientras su Secretario, Steve Mnuchin, amenaza con tomar represalia­s desde el Fondo Monetario Internacio­nal contra la “injusta ventaja competitiv­a”.

Tornabell apunta que China se guarda aún un as bajo la manga, dice sobre la venta de las enormes cantidades de deuda americana que posee. “Todo es una jugada de póquer y hay que ver quién tiene más cartas. Como comprador, en la guerra comercial, Estados Unidos –ya que puede imponer más aranceles–. Pero como acreedor, China, el gran financiero de Estados Unidos”. Afirma que la opción ya se estaría ejecutando y el país asiático está comprando grandes cantidades de oro para sustituir sus reservas con menos dependenci­a del dólar. Otra medida, que desveló Bloomberg, es dar la orden a las empresas estatales de que dejen de comprar productos americanos, algo que desmintier­on fuentes oficiales. China tiene que medir bien sus pasos. “La guerra de divisas es un arma de doble filo”, dice Méndez: un yuan demasiado débil puede hacer perder valor en exceso y provocar una fuga de capitales. Con todo, el conflicto puede traspasar fronteras fácilmente. Una posibilida­d que está sobre la mesa en la zona euro, donde el BCE estudia recortar todavía más los tipos de referencia. En su caso, la guerra de divisas es echar más leña al fuego: ayer Sentix apuntaba que la confianza inversora en la zona de la moneda única se hundió a mínimos desde el 2014 y el índice PMI del sector privado alemán, gran afectado en la guerra comercial, se puso en el peor nivel en seis años.

IMPACTO

Una devaluació­n excesiva puede desatar una fuga de capitales en China

REPRESALIA DE EE.UU.

El Departamen­to del Tesoro designa como “manipulado­r de divisas” a Pekín

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BRENDAN MCDERMID / REUTERS Wall Street cerró ayer con fuertes pérdidas por la caída de la moneda china, que afecta a las exportacio­nes estadounid­enses
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GREG BAKER / AFP El banco central chino dejó caer la divisa y abrió otro frente en la guerra comercial

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