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Las reacciones al doble atentado de este fin de semana en EE.UU. que ha dejado 29 muertos, y la solicitud del Ayuntamiento de Barcelona al Congreso para la apertura de una comisión de investigación sobre los atentados del 17-A.
EN un corto pero tenso pleno, el Ayuntamiento de Barcelona aprobó ayer instar al Congreso la creación de una comisión de investigación sobre la relación del CNI y la policía con el imán de Ripoll, cerebro de los atentados en la capital catalana y en Cambrils. La proposición fue aprobada por ERC, JxCatyBarcelonaenComúconlaoposicióndelPSC,Ciudadanos, PP y Barcelona pel Canvi, que lidera Manuel Valls. Hasta ahora el Congreso ha rechazado dos veces –con los votos de PP, PSOE y Cs– crear una comisión como la solicitada.
A menos de dos semanas del segundo aniversario de los atentados, vuelve a hacer acto de presencia la trifulca política. La politización planea de nuevo sobre unos trágicos sucesos en los que la unidad y el recuerdo a las víctimas deberían ser la máxima prioridad.
Los partidos independentistas, ERC y JxCat, reiteran sus dudas sobre la relación entre el imán Abdelbaki es Satty y los servicios de inteligencia y afirman no querer fomentar teorías de la conspiración o cualquier asomo de connivencia del Estado con los atentados, como insinuaban hace unos días una serie de informaciones de un diario digital, claramente cuestionadas por la propia investigación de los Mossos d’Esquadra en sus informes enviados al juez que instruye la causa, tal como ha venido
publicando La Vanguardia. ERC y JxCat concluyen que sólo quieren saber si los atentados fueron evitables y si hubo errores. Dicen reclamar “calidad democrática”. Barcelona en Comú –grupo en el que faltaban siete concejales, entre ellos la alcaldesa Colau, de vacaciones– es más ambiguo y justifica su apoyo a la propuesta “para acompañar a las víctimas y a sus familiares”.
Ciudadanos, Valls y el PP acusan al independentismo de buscar erosionar al Estado y alimentar las teorías de la conspiración dando por buenas informaciones periodísticas “reprochables desde el punto de vista deontológico”, en palabras de la portavoz de Ciudadanos. En este aspecto insistió Laia Bonet, del PSC, al hablar de “información no contrastada”. Desde que firmaron el pacto municipal, es la primera vez que PSC y BComú votan de modo distinto.
Los partidos insisten en que su único deseo es que se sepa la verdad sobre los atentados. Están en su derecho. Como lo está la ciudadanía al hacer la misma exigencia. Pero el mejor modo de llegar a la verdad y a un conocimiento objetivo de los hechos y de sus causases dejar que aquellos que trabajan en la instrucción del caso –servicios de inteligencia, policías, fiscales y jueces– lo hagan con serenidad, profesionalidad y sin presiones. Las teorías conspirativas –que ahora nadie dice avalar, pero a las que algunos se sumaron rápidamente– sólo contaminan la investigación.