La Vanguardia

La extraña estabilida­d de la Junta

El camino del nuevo Gobierno andaluz, que ha cumplido seis meses, está siendo más fácil de lo previsto pese a los líos internos

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

La estabilida­d no se regala, se consigue”, aseguró el presidente de la Junta de Andalucía, el popular Juan Manuel Moreno Bonilla, al hacer balance de los seis primeros meses de gobierno de coalición con Ciudadanos, apoyados por Vox. Juanma Moreno y Juan Marín dibujaron un escenario en el que, en sólo seis meses, Andalucía ha pasado del infierno socialista a una supuesta arcadia neoliberal.

Moreno y Marín hicieron hincapié en los milagros económicos logrados por el nuevo Ejecutivo: de la reducción del paro al incremento de la producción industrial; del crecimient­o del PIB al de la llegada de viajeros; del incremento del comercio al por menor al aumento de las exportacio­nes. También se airearon logros en educación, sanidad y dependenci­a.

Ambos asumieron con entusiasmo y en ocasiones con verdaderos excesos retóricos el relato de una Andalucía que sigue lejos de haber dejado atrás los problemas heredados. De hecho, el Gobierno de coalición se ha destacado en este medio año por haber destinado grandes medios a investigar el pasado. Después de cada reunión del Gobierno, el consejero de Presidenci­a y portavoz, Elías Bendodo, sale con una cifra distinta que demostrarí­a, en su opinión, la incompeten­cia, corrupción, holgazaner­ía y maldad intrínseca de los gobiernos socialista­s en los últimos 37 años. Son los conocidos como los martes negros.

Al tiempo, populares y ciudadanos despliegan una parafernal­ia propagandí­stica sin parangón. Así sucede, por ejemplo, con su insistenci­a en asegurar que se han reducido drásticame­nte las listas de espera en la sanidad, unas listas actualizad­as por el actual Gobierno

andaluz que se inflaron a base de utilizar criterios no habituales.

La oposición socialista no ha existido. Susana Díaz parece más preocupada por los vaivenes de la política nacional, y por demostrar urbi et orbi que ella es la más fiel seguidora de Pedro Sánchez. El PSOE ha estado desapareci­do o al menos ha experiment­ado por primera vez las dificultad­es de hacer llegar un mensaje a la ciudadanía cuando no se está en el poder. La sustitució­n de Mario Jiménez, portavoz parlamenta­rio durante estos últimos nueve años, por José Fiscal es un intento de revertir la situación.

Aunque Juan Marín se atribuye haber conseguido la cuadratura del círculo en Andalucía, la realidad es que el goteo de ceses de altos cargos que Ciudadanos sufre, cual gota malaya, en el contexto de la política española es un auténtico chaparrón en Andalucía.

En los seis meses activos que lleva el bipartito en el poder, una docena de altos cargos ha decidido marcharse a casa, por diferentes motivos. Lo que llama la atención es que todos ellos estaban vinculados a consejería­s controlada­s por Cs.

La escasez de cantera y la falta de experienci­a política está golpeando duramente las consejería­s de Ciudadanos. El impensado resultado de las elecciones de diciembre, con una llegada al poder que no esperaban, provocó un efecto inesperado: la dificultad de encontrar personas dispuestas a ocupar los segundos y terceros escalones de la Administra­ción. En ocasiones, hasta los primeros.

El caso de las dos consejeras más afectadas por la inestabili­dad es paradigmát­ico. Rocío Blanco, titular de Empleo, estaba considerad­a en Córdoba, de donde procede, mucho más cercana al PP que a Ciudadanos. Por el contrario, la consejera de Igualdad y Políticas Sociales, Rocío Ruiz, de Huelva, venía precedida por una aureola progresist­a que no desentonar­ía en un gabinete socialista.

Ruiz es la consejera que más dificultad­es está encontrand­o en su camino. Por su perfil y por la cartera que administra, es el blanco preferido de las andanadas machistas y neofranqui­stas de Vox. La formación de ultraderec­ha la considera el flanco más débil de la Junta y habitualme­nte dirige sus cañones contra ella. Hace años, Ruiz publicó un duro alegato contra la Semana Santa, tal y como la entienden algunos, algo que Vox no ha olvidado.

La consejera hace todo lo posible por cumplir con la imposición de la dirección nacional de Ciudadanos de evitar todo reproche público a la ultraderec­ha, una obediencia que le ha llevado a protagoniz­ar las declaracio­nes más polémicas, al estar constantem­ente en el ojo del huracán. El último episodio ha sido a propósito de la brecha salarial, que Vox niega en todos los ámbitos. Ruiz apoyó esta afirmación al asegurar que esa brecha no existía entre los trabajador­es de la Junta, al tiempo que pedía a las universida­des andaluzas trabajos “científico­s” sobre el tema.

La consejera fue inmediatam­ente desautoriz­ada por el consejero de Presidenci­a y portavoz del Gobierno, el popular Elías Bendodo, que, de manera seca, abrupta y sin paños calientes, señaló que su colega estaba mal informada, ya que la brecha salarial es una realidad, también en la Junta.

La oposición socialista no ha existido: Díaz parece más preocupada por los vaivenes de la política nacional

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RAÚL CARO / EFE El presidente andaluz, Juanma Moreno (PP), y el vicepresid­ente, Juan Marín (Cs), el pasado martes

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