La Vanguardia

Memoria y competenci­as

El PNV, proclive a la investidur­a si Sánchez respeta lo pactado y no invade atribucion­es

- P. VALLÍN

El encuentro de Pedro Sánchez con la cúpula del PNV previsto para finales del presente mes –inmediatam­ente antes de verse con Unidas Podemos– debería ir sobre ruedas. La formación jeltzale no tiene previsto poner exigencias novísimas para inclinar su abstención hacia el voto positivo, a pesar del enfado del grupo vasco en el Congreso con el desarrollo de la negociació­n

de julio, expresado en la sesión plenaria por su portavoz parlamenta­rio, Aitor Esteban.

El enojo vasco era doble: por una parte, por la falta de diligencia del PSOE para presentar un programa de gobierno a los grupos de la Cámara sobre el que el PNV pudiera decidir su posición; y en segundo lugar, por la falta de eficiencia o voluntad a la hora de articular un acuerdo de gobierno (entre los socialista­s y el grupo confederal de Unidas Podemos, En Comú y Galicia En Común) para que la votación pudiera salir adelante y constituye­ra un gobierno efectivo.

En cuanto a los requisitos que el PNV planteaba y plantea para cambiar el signo de su voto y apoyar al candidato socialista, aunque su portavoz en el Parlamento no ha sido extraordin­ariamente específico –la acción del grupo parlamenta­rio vasco a menudo se caracteriz­a por una prudencia formal aristocrát­ica–, pivota en torno a tres ejes. En primer lugar, y eso lo sabe bien el PSOE, los nacionalis­tas vascos piden diligencia en el cumplimien­to de los acuerdos alcanzados el año pasado en el marco de la aprobación presupuest­aria: no en vano el voto favorable del PNV a la moción que hizo presidente a Sánchez apenas una semana después de que PNV y PP cerraran un acuerdo presupuest­ario supuso por parte de los socialista­s la asunción de aquellos acuerdos alcanzados con Mariano Rajoy por los peneuvista­s. Además de la subida de todas las pensiones y el retraso de la aplicación del factor de sostenibil­idad hasta el 2023, aquel acuerdo sumó unos 540 millones de euros en inversione­s para Euskadi. Los otros dos asuntos tendrán que ver con el propio acuerdo programáti­co que alcance Sánchez con sus socios de Unidas Podemos –estén dentro o fuera del gobierno–: algunos de los puntos de encuentro en que socialista­s y morados alcanzaron un preacuerdo presupuest­ario en el 2018 y considerad­os la base de un eventual pacto de investidur­a pueden invadir competenci­as del Gobierno vasco, lo que ha preocupado al PNV y exigirá un acuerdo específico de respeto al marco competenci­al vasco, según repitió en numerosas ocasiones el propio Aitor Esteban. Y el tercer eje es propiament­e el programa de gobierno. Aunque el PNV no pretende dictar la política económica del futuro gobierno, le preocupan algunos aspectos de los acuerdos de PSOE y Podemos en materia de fiscalidad, modelo energético o mercado de trabajo.

En todo caso, el final feliz es muy probable. El entendimie­nto entre nacionalis­tas vascos y socialista­s es muy amplio, y no sólo comparten carteras en un Gobierno de coalición en Euskadi, sino que el PNV ha tutelado el acuerdo que ayer hizo presidenta de Navarra a la socialista María Chivite. Este buen entendimie­nto, tras las pasadas elecciones municipale­s, los ha llevado a acuerdos de Gobierno en los ayuntamien­tos de las tres capitales vascas.

Los ‘jeltzales’ piden diligencia en cumplir el acuerdo del 2018 con el PP, que el PSOE asumió en la moción de censura

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