Decálogo para principiantes
No hay que olvidar el arnés (nunca correa), la bebida y el cuidado de las almohadillas... además de la bolsita para los excrementos
Además de confirmar que el animal es apto (por constitución y edad) para realizar este tipo de actividad, también conviene seguir las siguientes recomendaciones:
Antes de practicar running por primera vez, tanto la persona como el animal deberían someterse a un chequeo que descarte problemas cardiovasculares o lesiones.
Según la veterinaria Ana María González, hay que olvidarse de la correa puesto que puede molestarles para respirar y tragar, además de provocarles problemas en las cervicales. También es necesario asegurarse de que el tiro que une al corredor con el animal sea flexible para no lesionar ni a uno ni al otro.
Cuidar las almohadillas. Los perros no transpiran por lo que su capacidad de termorregulación es muy distinta a la nuestra. Se refrigeran con la lengua y el jadeo y tienen las glándulas sudoríparas en las almohadillas de las patas. Por eso es importante cuidarlas (hay líquidos protectores especiales para ello) y más en verano. Y del mismo modo hay que evitar las horas punta de sol (muchos especialistas dicen que es inconveniente salir a correr con más de 22 grados, lo que en verano significa dejar la actividad para primera hora o última del día) para evitar golpes de calor .
El primer día sólo debería servir para familiarizar al animal con la nueva actividad y las nuevas indicaciones. Debería ser un entrenamiento corto en forma de paseo o ligero trote. Y poco a poco se irán asumiendo nuevos objetivos. Igual que las personas, los perros tienen que ir cogiendo ritmo de manera progresiva. “Los primeros días puede que no paséis de los cinco minutos, pero con el tiempo lo más seguro es los perros puedan seguir perfectamente incluso los entrenamientos más largos”, explica el triatleta Micky Ribera. Entrenar las bajadas y las curvas. Una de las dificultades que por lo general olvidan muchos es “la carrera cuesta abajo, los perros siempre irán más rápidos, sean de la raza que sean, y será importante enseñarle a adaptarse al ritmo de la persona a la que acompaña, del mismo modo que cuando se llega a una división del camino, hay que darle indicaciones para que sepa hacia dónde ir”, resume el adistrador de Canmigos Carlos Míllara.
Cuándo darle agua. Es importante que el perro vaya bebiendo durante el entrenamiento pero no mucho y de golpe porque podría sufrir problemas estomacales. Conviene ofrecerle pequeñas cantidades (hay dispositivos especiales para ello) y remojarle la cabeza cuando esté muy acalorado.
En el mismo sentido hay que ser muy cuidadoso con la comida que ingieren cuando se entrenan. Y la recomendación que nunca hay que pasar por alto es que se come después de la sesión de running, nunca antes. Tampoco se le puede dar de comer inmediatamente después del ejercicio. Hay que esperar un buen rato para evitar que se sacie demasiado y bruscamente.
Por lo general los perros pueden correr sobre cualquier terreno, pero igual que pasa con las personas son preferibles las superficies blandas. Lo mejor es evitar el asfalto y las zonas muy duras o pedregosas, sobre todo porque puede dañarles las almohadillas que, al finalizar la sesión, deberemos lavar bien con un trapo tibio y jabón para evitar infecciones o irritaciones.
Y también merece un descanso. No conviene forzar demasiado. Los perros tienen una alta tolerancia a la actividad física pero también necesitan un descanso. Un día a la semana es lo mínimo.
No olviden las normas ni las bolsas
para los excrementos. Las leyes de cada comunidad deben respetarse (no siempre se puede acceder a la playa con ellos y pocas veces está permitido llevarlos sin atar) y también hay que cumplir con normas de conducta inapelables como llevar la bolsa para los excrementos y detenerse a recogerlos.