Pujol pide “poder real” para una Catalunya con encaje en España
Las valoraciones del expresidente de la Generalitat Jordi Pujol sobre el procés llegan a cuentagotas. Es por ello que suelen tener eco. Como el texto escrito el pasado mes de julio en el blog de la Associació Serviol –y que ha visto la luz esta semana– en el que el durante 23 años jefe del Ejecutivo catalán señala que la cuestión catalana “no debate un poco más de poder económico y administrativo”, sino que sustancia “el reconocimiento de una realidad con conciencia colectiva, y con memoria histórica, con una lengua y una cultura y sobre todo con un proyecto común propio”.
Un proyecto que, en todo caso, Pujol aleja de la independencia al enfatizar la “voluntad de encaje efectivo en el marco español y europeo” de la sociedad catalana.
En este sentido, y a su juicio, para satisfacer las aspiraciones de soberanía de Catalunya se reclaman tres ingredientes: “Real poder político y competencial, una financiación justa y suficiente y, en tercer lugar, el reconocimiento de la identidad propia”.
Con esta receta el expresident replica la propuesta lanzada anteriormente por el economista y exdiputado del Congreso Ramón Tamames en una entrevista en La Vanguardia a mediados de julio y en la que apostó por trasladar la sede del Senado y de algún ministerio de Madrid a Barcelona como vía de salida al conflicto político.
Un planteamiento del exmilitante del PCE que, según Pujol, es “insólita” y surge “desde el desconocimiento de cuál es la naturaleza del problema” en Catalunya. En este sentido, el que fuera presidente de la Generalitat entre 1980 y 2003 se acoge al ejemplo de Chile, donde el Senado radica en Valparaíso. Sin embargo, “todo se lo lleva Santiago, todo se decide en Santiago”, expone Pujol citando a senadores chilenos con los que se reunió tras dar una charla en la citada ciudad de la costa del Pacífico sur. “El Senado no restablecía un mínimo equilibrio, ello requería mucha más redistribución del poder y, sobre todo, que Valparaíso pudiera jugar un papel no de orden administrativo, sino político”, resume.
El expresident avisa que propuestas como trasladar el Senado a Barcelona demuestran “desconocimiento”