Cuatro décadas encarriladas
Las líneas al borde del cierre en los años setenta han evolucionado por completo con FGC
Hubo un momento en junio de 1977 que el ferrocarril de Sarrià estuvo a punto de echar el cierre. Al mismo tiempo, el Carrilet en el Llobregat estaba sentenciado de muerte con un plan de desmantelamiento que no fue ejecutado gracias a la presión vecinal. El estado decadente de las estaciones y los trenes de unas líneas asumidas temporalmente por FEVE tras el fracaso de la gestión privada invitaban a ser más bien pesimista.
Cuatro décadas después, unos trenes modernos y fiables salen cada 112 segundos de la estación de plaza Catalunya, el trazado está soterrado desde Cornellà hasta plaza Espanya y se está redactando el proyecto de prolongar su recorrido hasta Gràcia. El cambio de rumbo hacia un horizonte más optimista lo marcó el impulso decidido de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC), la primera empresa pública creada por el gobierno catalán tras la recuperación de la democracia. Su nacimiento se oficializó el 5 de septiembre de 1979, cuando se le hizo el encargo de gestionar las redes de vía estrecha del Vallès y el Llobregat.
Con el paso de los años fueron llegando los soterramientos y las prolongaciones, especialmente en el lado Vallès, que como en tantas otras cosas siempre ha estado más mimado a nivel de inversiones que el Llobregat. El incremento del servicio durante los últimos años ha sido tal que los túneles urbanos bajo Barcelona ya no tendrán margen de mejora cuando lleguen una veintena de trenes nuevos el año
que viene y se reduzca el tiempo de espera hasta los cinco minutos en Sabadell y Terrassa y los dos minutos y medio desde Sant Cugat.
La culminación alcanzada es el resultado de una fuerte inversión mantenida en el tiempo. A excepción de la última crisis, FGC siempre ha tenido generosas partidas presupuestarias que han permitido renovar por completo la infraestructura y la adquisición de nuevas unidades. Todo ello ha acabado convirtiendo la empresa ferroviaria en una enseña del gobierno catalán puesta como ejemplo continuamente por los políticos frente a las averías y problemas de la red de Rodalies. “Primero se garantizó la fiabilidad con catenarias, vías y estaciones funcionando; luego se compraron trenes nuevos... y siempre con la mirada puesta en el servicio con el usuario en el centro”, resume el presidente de la compañía, Ricard Font, que ha ideado un ambicioso plan a diez años vista, en el que se incluye, incluso, la construcción de un nuevo túnel para semidirectos a través de Collserola.
Aunque la imagen más visible son los ferrocarriles suburbanos que conectan Barcelona con la región metropolitana, si algo caracteriza a FGC es la diversidad de sistemas de transporte público que gestiona: los cremalleras de Núria y Montserrat, el funicular de Vallvidrera, telecabinas y remontadores en diversas estaciones de esquí y líneas de mercancías en el Bages y en el puerto de Barcelona. Y aún quieren más en un futuro no muy lejano. La empresa aspira a gestionar el tren lanzadera al aeropuerto de El Prat, el tren-tranvía del Camp de Tarragona y servicios regionales de alta velocidad al sur de Francia.
En el acto conmemorativo celebrado ayer en el Palau de la Generalitat, el president Quim Torra, reivindicó el “trabajo bien hecho” por la compañía en estas cuatro décadas. Tras revelar que su vida “ha pasado en un FGC”, destacó la gestión “extraordinaria” del servicio y aseguró que sin este “miles de ciudadanos no podrían hacer su vida con normalidad”. Por su parte, el conseller de Territori, Damià Calvet, reivindicó la empresa como “estructura de estado”, expresó su voluntad de que sea “el operador ferroviario del país” y aseguró estar “preparados para hacerlo”.
NO SÓLO FERROCARRILES
La compañía gestiona trenes pero también cremalleras, funiculares y estaciones de esquí