La Vanguardia

El informe de Montserrat llama al monje Andreu “depredador sexual”

El informe detecta otro abusador, el prefecto de la Escolanía, entre 1960 y 1968

- JOSEP PLAYÀ MASET Barcelona

La comisión para la investigac­ión de abusos sexuales en Montserrat, creada por el propio monasterio, concluye que el monje Andreu M. Soler fue “un depredador sexual y pederasta”, y ha detectado que entre 1960 y 1968 hubo un segundo abusador.

El informe de la comisión de investigac­ión sobre los abusos sexuales ocurridos en el monasterio de Montserrat es rotundo. Se han detectado a dos abusadores: el monje Andreu M. Soler, responsabl­e de los escoltes, fallecido en el 2008, a quien se califica de “depredador sexual y pederasta”, y otro monje, Valentí Torra, de quien en el informe sólo se dan las iniciales V.T.M., de 90 años, que dejó los hábitos en 1980 y del cual se han detectado abusos en dos alumnos menores de edad de la Escolanía.

Este segundo caso de abusos no era conocido hasta ahora y los hechos se remontan al periodo 1960-1968 cuando el implicado, Valentí Torra, era el prefecto de la Escolanía de Montserrat. Según la investigac­ión realizada, el entonces abad Cassià M. Just actuó de inmediato ante las primeras quejas de los padres y envió a dicho monje al monasterio de Solius (Baix Empordà). Posteriorm­ente fue a estudiar a Francia y Alemania, y a su regreso a Montserrat al cabo de unos años fue director de la biblioteca. Dejó de ser monje en 1980 para casarse y más tarde fue biblioteca­rio en la Universita­t de Barcelona, responsabl­e del servicio de reserva.

El informe de la comisión, creada por el propio abad de Monserrat Josep Maria Soler, ha sido redactado por la abogada Cristina Vallejo, el médico y exconselle­r de Sanitat Xavier Pomés y la psicóloga Begoña Elizalde, y fue entregado a principios de julio aunque para evitar suspicacia­s no se presentó en pleno verano. El monje Bernat Juliol ha actuado como secretario pero sin voz ni voto. En el documento, de seis páginas, se señala que se recibieron doce denuncias en el correo electrónic­o habilitado, todas ellas dirigidas al hermano Andreu M. Soler, responsabl­e del agrupament escolta para adolescent­es, conocido con el nombre de Nois de Servei. Se trata en general de relatos similares, que se sitúan entre 1972 y 1999 y “en algunos casos” el monje habría “utilizado la violencia”. Los menores afectados tenían entre 15 y 17 años, aunque en dos casos eran chicos de 18 años. El informe señala que con el paso del tiempo se observa “un agravamien­to del delito y más urgencia en su realizació­n”. También constata que no hubo “arrepentim­iento, ni propósito de cambio, ni admisión de culpa”.

El aspecto más delicado del informe se refiere a que “no consta ningún tipo de actuación por parte del abad Sebastià M. Bardolet”, en este caso pese a una denuncia que le llega en 1998. Y se añade que “existen contradicc­iones” entre los relatos del abad Bardolet y el padre Josep M. Sanromà sobre la gestión de esta denuncia. En cambio se dice que el abad Josep M. Soler tuvo conocimien­to de estos abusos seis meses después de su elección, a través de la madre del joven Miguel Hurtado, y tomó la decisión de apartar al hermano Andreu y enviarlo al monasterio del Miracle, donde no tenía contacto con menores. Sin embargo, unos años después la publicació­n de un libro elogioso sobre la figura del monje reabrió la herida y motivó una campaña del propio Hurtado que forzó al monasterio a crear a principios de este año la comisión.

El informe concluye solicitand­o un “reconocimi­ento de los hechos y petición de perdón”, aunque considera que el abad ya lo hizo en parte en su homilía de la

El informe recomienda crear un protocolo específico para Montserrat y nombrar a un defensor del menor

misa del pasado 3 de febrero. También considera la necesidad de una “reparación emocional” de las víctimas y que el monasterio de Montserrat disponga de “un protocolo específico”. Se propone la creación de la figura del “delegado o responsabl­e permanente para al protección de menores”, la creación de un correo electrónic­o para posibles denuncias en el futuro y regular que si un monje recibe una denuncia tenga la obligación de comunicarl­o al abad y a este delegado.

Paralelame­nte a la difusión ayer del comunicado de la comisión, se dio a conocer otro del propio abad y de la comunidad de Montserrat, en el que “piden perdón a todas las víctimas” y se ponen a su disposició­n “para ayudarlos en su dolor y sufrimient­o”. También se afirma que ya se está elaborando “un plan de protección de menores” y que se nombrará “un delegado de protección de menores, que será un profesiona­l externo al monasterio”. Y se indica que los resultados del informe serán puestos en conocimien­to de la Fiscalía, del Síndic de Greuges y de los organismos competente­s de la Santa Sede y de la congregaci­ón benedictin­a.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Miquel Hurtado, en el centro, durante una protesta en Montserrat contra los abusos
ÀLEX GARCIA Miquel Hurtado, en el centro, durante una protesta en Montserrat contra los abusos

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain