“Todo esto era playa”
El Port de Barcelona restaura y permite la visita esporádica de los vecinos al Far del Llobregat
Un gesto de aproximación del Port de Barcelona hacia la Marina del Prat Vermell y la Zona Franca. Ayer se celebró una jornada de puertas abiertas al Far de Llobregat, recientemente restaurado. Y los vecinos de estos barrios del litoral de la capital catalana, emocionados, recordaron muy nostálgicos tiempos pretéritos. “La madre del farero, el señor Medina, era maestra y nosotros veníamos al faro a aprender, era nuestra escuela”, evocó Blas Martí, que nació allí y procede de una larga saga de pescadores. “Ver esto de nuevo, y tan bonito como lo han dejado, es un sentimiento especial. Esto es toda mi vida”, dijo entre lágrimas a sus 88 años.
Rosa Huguet, de Can Tunis, también tenía amistad con el farero.
“Nos dejaba entrar e incluso organizábamos paellas cuando se podía”, rememora. “El faro ha quedado precioso ”, opinó. “Todo esto era playa, agua, ahora sólo hay industrias. Me he emocionado al volver aquí”, agregó.
“Toda esta zona ha cambiado por completo”, coincidió Paquita García, otra vecina de Can Tunis. La ampliación de la Zona Franca y el puerto sustituyó a las playas y a las zonas agrícolas de forma progresiva durante la segunda mitad del siglo pasado. “Lo último que se veía era La Farola”, insistió Paquita. Y es que para los vecinos de estos barrios el Far del Llobregat, alzado en 1852 en unos terrenos que fueron parte del término municipal de l’hospitalet de Llobregat hasta el 1920, siempre fue conocido como La Farola. La playa, muy concurrida entre 1850 y 1950, era la playa de La Farola. Estaba habitada permanentemente por las familias de los pescadores y por los trabajadores de la fábrica de productos químicos Boada y Buigas. También contaba con diferentes masías. La infraestructura se alzó sobre una pequeña fortaleza construida en 1567 cerca de la desembocadura del río Llobregat que servía para protegerse de los ataques de los piratas.
“Es un homenaje a todos los que han construido este país y el litoral. El puerto debe estar agradecido por el esfuerzo que hicieron los vecinos en su día. Os damos las gracias”, dijo la presidenta del Port de Barcelona, Mercè Conesa, que ayer confesó que rodeada de vecinos se volvía a sentir “en el papel de alcaldesa”, cargó que ejerció durante años en Sant Cugat del Vallès. “Una vez al año, o más, volveremos a abrir La Farola”, prometió Conesa.