La Vanguardia

Un reto mayúsculo

Veintiocho personas de más de 60 años completan los 171 km de la vuelta al Mont Blanc

- ROSA M. BOSCH Chamonix (Francia) Enviada especial

Veintiocho personas de más de 60 años completan los 171 kilómetros de la vuelta al Mont Blanc en unos auténticos ultramarat­ones.

El suizo Christoph Geiger, de 77 años, llegó el jueves de la pasada semana a Chamonix animado, con ganas de empezar al día siguiente su séptimo Ultra Trail del Mont-blanc (UTMB), el ultramarat­ón alpino de 171 kilómetros y 10.000 metros de desnivel positivo. Geiger confesaba que se había estado entrenando a fondo, día y noche, para llegar en condicione­s óptimas a Chamonix. Las cosas iban bien, según cuenta, hasta que hace ocho semanas sufrió una caída que no frenó sus ansias de embarcarse en tal aventura. A las 18

horas del viernes partió con garra de Chamonix, esperanzad­o en retener el récord de ser la persona más veterana que concluye esta supercarre­ra de montaña. De los 2.500 participan­tes, un 61% logró acabarlo, entre ellos 28 de más de 60 años de edad. Pero Geiger no pudo estar entre ellos.

El brío que exhibió a la salida no fue suficiente. La madrugada del sábado, cuando sus piernas sumaban 50 kilómetros y casi doce horas de marcha, abandonó. Su consuelo es que mantiene la marca que logró en el 2015, cuando a sus 73 primaveras culminaba exultante el UTMB.

Antes de partir, Geiger no ocultaba su temor a que, en la actual edición, Joan Coflent, de 74 años, lo desbancara. Pero el deportista catalán también lo dejó a los 81 kilómetros. En realidad ninguno de los cuatro corredores de la categoría V4 (de 70 a 79 años) cómplices en esta salvaje prueba la finalizaro­n. El que llegó más lejos, el italiano Andreino Boggeri, de 71 años, rozó los 100 kilómetros.

¿Qué impulsa a hombres y mujeres que ya disfrutan de la jubilación a darlo todo, a pasar dos noches al raso, montaña arriba y monte abajo? Nadie esconde que este tipo de pruebas extremas enganchan, crean una poderosa adicción a la que no escapan ciudadanos que han empezado a catar las carreras pasados los 40, 50 y 60 años. “Correr es bueno contra la depresión, hace que tenga pensamient­os positivos y aleja los negativos”, razona Geiger.

Este ex empleado de banca relata que se calzó por primera vez unas bambas a los 52 años con la firme voluntad de neutraliza­r el estrés que le generaba su trabajo, y también para aliviar problemas de circulació­n. Uno de los alicientes es hacer amigos con los que compartir esta afición. La socializac­ión no es baladí y más en el caso de Geiger, que no tiene familiares cercanos, según comenta. La emoción que vivió en el 2015, al vencer los 171 km, su gloriosa llegada en último posición pero en olor de multitud, no se olvida fácilmente. Engancha. Pero muy a su pesar no ha podido repetirlo. De sus siete participac­iones solo ha concluido una.

Un numeroso público se congrega en Chamonix el último fin de semana de agosto para aclamar a los vencedores y también a los que llegan al final, cuando la meta está a punto de cerrarse. En cierta manera despiertan más simpatía y complicida­d los últimos por el descomunal esfuerzo que deben hacer. El mérito es de los del montón. Y más aún si son sexagenari­os o septuagena­rios. Como Geiger o como Begoña Crespo, que el próximo día 13 cumplirá 71 años.

También ella empezó a correr a los 50. “Yo me había dedicado a trabajar y a criar a mis dos hijos, pero me separé y empecé a hacer deporte, cogí un preparador físico y ese mismo año ya hice mi primer maratón, el de Bilbao, en 4h15m”, detallaba Begoña en Chamonix, antes de su CCC, otra de las pruebas que conforman el UTMB. Los 101 kilómetros, con un desnivel positivo de 6.100 metros de la CCC (Courmayeur­champex-chamonix) se le resistiero­n a Begoña al no poder cumplir con el tiempo de corte en el control de Champex-lac, cuando ya había completado 54 km.

“Me encontraba muy bien, muy a gusto, porque veía que podía acabar, pero se juntaron va

CHRISTOPH GEIGER, 77 AÑOS

“Correr es bueno contra la depresión, hace que tengas pensamient­os positivos”

BEGOÑA CRESPO, 70 AÑOS

“Nadie daba un duro por mí, pero acabé la Gateiz-iruñea, de 130 km, en 34 horas”

ÁNGEL GALLARDO, 46 AÑOS

“Yo tenía sueño y se me apareciero­n camas donde poder dormir, y también dos vírgenes”

MARION BRAUN, 62 AÑOS

“No tengo hijos y me dije: ‘voy a correr’, a los 40 años era joven para salir sólo a andar”

rios factores que lo impidieron. En la salida estuvimos parados 20 minutos porque había cola, al anochecer me perdí y caí en un camino con mucha roca y muchas raíces y cuando llegué al avituallam­iento de Champex-lac me dijeron que estaba fuera de tiempo, que quedaba eliminada. Esta ha sido la primera vez que no he llorado”. De naturaleza optimista, se lo ha tomado con filosofía y ayer se sumó en Bermeo a una travesía a nado, otra de sus aficiones.

Crespo, abogada jubilada de Bilbao especializ­ada en planificac­ión urbana, se adentró en la ultradista­ncia de manera progresiva. “Al maratón de Bilbao le siguieron los de Londres, Chicago, Nueva York, Rotterdam, París, Berlín..., pero cuando se me empezaron a fastidiar las rodillas y ya no podía correr sufría, estaba muy triste, y mi hijo Ohian me sugirió que empezara en el mundo del ultra trail porque el terreno no es tan duro y como yo tenía capacidad física y necesitaba grandes distancias... Así que le fui metiendo kilómetros poco a poco hasta superar los 100. En el 2017, en la Gateiz-iruñea, de 130, nadie daba un duro por mí pero acabé en 32 horas”, recuerda.

Para inscribirs­e en alguna de las pruebas del UTMB la organizaci­ón exige haber finalizado en los dos años anteriores al menos dos pruebas de caracterís­ticas similares, además de un certificad­o médico.

“Con las salidas al monte he ido recuperand­o espacios porque separarte a los 50 es durísimo. Aquí o en otras ultras, a pesar de darme caña, consigo disfrutar de la naturaleza, de momentos de paz, y al acabar tengo un subidón, la satisfacci­ón de haberlo conseguido por mí misma. La montaña me da la vida”, asevera Begoña destacando que un plus es compartir viajes y retos con su hijo Oihan.

La edad media de los participan­tes en el UTMB es de 46 años; de hecho la franja de 40 a 49 es la más numerosa, con 726 corredores cruzando la meta, cerca del 47% de total. A medida que el calendario vital avanza el porcentaje de los que acaban desciende. De las 75 personas de entre 60 y 69 años que tomaron la salida, 28 pudieron completar el itinerario que rodea el Mont Blanc. Entre ellas está la alemana Marion Braun, primera de su categoría.

Braun alcanzó la meta de Chamonix a las 10.58 h del domingo, tras 40 horas y 58 minutos de marcha. “Este es mi segundo UTMB y decidí que esta vez no pararía para descansar, sólo para comer y cambiarme de ropa”, comentaba el domingo después de recoger el premio que la distingue como la primera mujer de su categoría. En el escenario de la plaza de la Amistad también estaban los vencedores absolutos, el catalán Pau Capell y la estadounid­ense Courtney Dauwalter, además del físico vasco Javi Domínguez, noveno en la general y campeón de V1 (de 40 a 49 años). En el UTMB se mezclan participan­tes de todos los niveles y edades. Capell sólo precisó 20h19m mientras que el último clasificad­o, el francés Guillaume Keller, necesitó más del doble de tiempo, 46h55m.

En la segunda noche, las cuestas se hacen mucho más extenuante­s y a la fatiga física se suma la mental. Las alucinacio­nes empiezan a asomar. “Yo tenía sueño, mucho sueño y de repente se me apareciero­n camas y grutas donde poder dormir, también dos vírgenes, y yo muy creyente no lo soy. Me asusté. A los 130 km me descalific­aron por llegar dos minutos tarde al control”, explicaba Ángel Gallardo, murciano de 46 años. A su compañero, Roque Lucas, un médico de familia de Palau-solità i Plegamans, también

le invitaron a parar en el kilómetro 100.

Doctor, dicen que estos ultramarat­ones demasiado saludables no lo son...

“Lo que no es bueno es querer ir entre los diez primeros, ir a batir récords, eso provoca lesiones, pero si lo haces como un divertimen­to... Con la excusa del UTMB, en los últimos dos meses he hecho 1.300 kilómetros andando rápido por la montaña”, apunta Lucas, de 64 años. Esta era su novena incursión en el UTMB, de las cuales ha completado seis.

Este ultra trail tiene tantas historias como participan­tes. Marion Braun se apuntó a su primer maratón a los 41 años. Sólo quería hacer uno, el de Nueva York, pero ya supera los 80, además de una decena de carreras de 100 km. “Cada semana entreno con mi marido, hacemos entre 80 y 100 km. Me encanta, es un regalo. ¿Por qué empecé? No tengo hijos, no tengo perro, y me dije: ‘voy a correr’, a los 40 era demasiado joven para dedicarme sólo a salir a andar.”

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PASCAL TOURNAIRE/ UTMB Dos corredores inmersos en el paisaje de la PTL, las más larga de las pruebas del UTMB, de 300 km y 26.000 metros de cuestas, que puede completars­e en un máximo de 151,30 horas
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 ?? MARTA BACARDIT / UTMB ?? Kilómetro 78. Un rato para el descanso en el avituallam­iento de la localidad de Courmayeur, en Italia Kilómetro 0. Christoph Geiger, preparado para la salida en Chamonix, el viernes
día 30 por la tarde
MARTA BACARDIT / UTMB Kilómetro 78. Un rato para el descanso en el avituallam­iento de la localidad de Courmayeur, en Italia Kilómetro 0. Christoph Geiger, preparado para la salida en Chamonix, el viernes día 30 por la tarde
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ROSA M. BOSCH

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