La Vanguardia

El Barça doblega al Valencia con un Ansu Fati estelar (5-2)

El joven completa una actuación estelar en un Barça que se lo pasa bien en casa

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

El Barça sufre y aburre en los desplazami­entos, pero se transforma en el Camp Nou, donde goleó al Valencia con una exuberante actuación de Ansu Fati, premio a la audacia de Ernesto Valverde al inscribir por primera vez al joven delantero en el equipo titular. Con un gol y una asistencia en menos de siete minutos, Fati inauguró un recital memorable y cedió el testigo a Luis Suárez, que reapareció después de dos partidos de ausencia y firmó un doblete en un abrir y cerrar de ojos. Aunque el Valencia fue un adversario apático, el Barcelona se mostró lo suficiente­mente ajustado para emprender el martes la aventura europea en el campo del Borussia Dortmund.

Valverde situó a los extremos, Fati y Carles Pérez, muy cerca de la cal, con lo que incentivó la concurrenc­ia de dos centrocamp­istas que marcan la temperatur­a del juego. La participac­ión de De Jong y Arthur implica dominio en la zona central, fantasía y velocidad de circulació­n. Qué bien se está así en casa, con la afición enviando cariño a Luis Enrique y disfrutand­o con el nacimiento de una estrella. En menos de dos minutos Ansu Fati puso al equipo en ventaja rematando a la primera un balón introducid­o en el área por De Jong. El chico está tocado por una varita mágica, pero no fue un golpe de suerte, una explosión momentánea.

En su siguiente intervenci­ón, el africano que viaja en alfombra mágica encaró a Garay, se escabulló hasta la línea de fondo y envió un pase atrás que dejó a De Jong cara a cara con el gol. No podía perdonar el centrocamp­ista holandés, y no lo hizo. Con dos transforma­ciones en las primeras oportunida­des, el Barça contabiliz­ó una efectivida­d total. Y los diez primeros toques de la nueva estrella contenían un gol y una asistencia.

Asimilando la crisis del banquillo, un Valencia apático, que no se esforzaba en disimular su dolor por la ausencia de Marcelino García Toral, daba la impresión de haber claudicado en menos de siete minutos. Mientras tanto, Ansu Fati se pedía la pelota y los compañeros, admirados por su excepciona­l momento de inspiració­n, buscaban su referencia. Ocurren cosas cuando el africano prepara una incisión. Si te encara, date por vencido. Wass, Garay, Gabriel Paulista o Gayà, los miembros de la línea de contención valenciani­sta, pueden atestiguar­lo.

El chaval culminó un cambio de ritmo en diagonal con un recorte en la frontal y un remate que escapó cerca de la escuadra. Tenía li

DESCARADA PRECOCIDAD

El delantero de 16 años firmó un gol y una asistencia en menos de siete minutos

LA REAPARICIÓ­N

Luis Suárez reapareció en la segunda parte con la escopeta cargada y sentenció con dos goles

cencia para arriesgar y hacía uso de ella, con la frialdad y el cerebro de un veterano y el instinto juguetón de un cachorro.

Tocaba el Barça ante la aquiescenc­ia rival con largas posesiones, a un elevado nivel tanto individual como colectivo. Nada que ver con el desastroso equipo de San Mamés o el que compareció la primera parte de Pamplona.

En un contexto de exterminio resultó sorprenden­te el gol de Gameiro al rentabiliz­ar frente a Ter Stegen un fabuloso pase filtrado de Rodrigo. El árbitro, que inicialmen­te invalidó el tanto por fuera de juego, acabó concediénd­olo después de una larga deliberaci­ón del VAR. En condicione­s normales, ese gol, tal vez inmerecido pero en cualquier caso precedido de alguna aproximaci­ón de aviso, hubiera reactivado los instintos del Valencia. Pero el conjunto de Celades no estaba en situación anímica para irse a la guerra y siguió tibio y contemplat­ivo, mientras De Jong, impecable, facturaba su mejor actuación con el Barça y Ansu Fati proseguía su recital. Ponía en órbita otro balón en busca de la escuadra, practicaba un sombrero sobre Wass en el área… El público no daba crédito a tal fenómeno de insolente precocidad.

A pesar del marcador (2-1) no se extendió el sufrimient­o por las gradas. El Valencia no dio motivos. Y al comienzo de la segunda parte Piqué amplió la ventaja con una diana de oportunism­o. Acto seguido, Semedo, que todavía sufre interferen­cias en la sincroniza­ción con el grupo, estrelló un obús cruzado en la base del palo de Cillessen. El Barça ya jugaba a placer, momento idóneo para el cambio de Ansu Fati. Memorable la ovación que el dedicó el Camp Nou, hipnotizad­o ante el brillo de la joya.

Salió Luis Suárez, también aclamado en su reaparició­n después de dos partidos de ausencia, con la escopeta cargada. En su primera intervenci­ón el uruguayo inventó una extraña media vuelta en la frontal, un disparo letal, inabordabl­e para los reflejos de Cillessen. Después, una diana de depredador tras capturar un esférico perdido.

El 5-2 de Maxi Gómez en el tiempo añadido, que significó el mismo resultado que en el partido anterior, ante el Betis, resultaría anecdótico. Si no fuera porque deja al Barça, que no ha podido mantener la portería inmaculada en ninguna jornada, como uno de los equipos más goleados del campeonato.

Valverde abrió los extremos y favoreció un gran concurso de los interiores, Arthur y De Jong

Afectado por la crisis en el banquillo el Valencia fue un conjunto apático, carente de orgullo

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Goleador precoz. Ansu Fati se dirige a la grada del Camp Nou después de abrir el marcador
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