La Vanguardia

Salvini promete revancha ante miles de fieles

El líder ultraderec­hista se crece en la cita anual de la Liga y promete revancha

- ANNA BUJ Pontida. Correspons­al

Francesco pagó 50 euros por diez centímetro­s de césped. “Es sagrado porque es nuestro”, defiende este lombardo. Liguista desde que tiene uso de razón, se paseaba ayer por su prado de Pontida con la gorra, bandera y polo reglamenta­rios de la Padania. “Claro, todavía quiero la independen­cia del norte de Italia. Pero ahora el partido tiene otra prioridad: frenar la invasión de migrantes”, dice, antes de sonar el cuerno que lleva colgado del cuello. El compañero que acude al grito de guerra luce una camiseta contra Matteo Renzi y unos calcetines de Donald Trump. “Recién llegados de América, fresquísim­os”.

Aquí siguen izando la bandera de la Padania, territorio que imaginan al norte del río Po y sobre el que Umberto Bossi declaró su independen­cia. Esto es Pontida, un pueblo en la provincia de Bérgamo, al norte de Milán, que con poco más de 3.000 habitantes es la capital mitológica de la Liga.

La razón se encuentra en la iglesia de San Giacomo Maggiore. La leyenda dice que aquí, el 7 de abril de 1167, la Liga Lombarda juró crear un ejército para defenderse juntos de la invasión. Por eso, en 1990, la Liga Norte lo proclamó su “prado sagrado”, y desde entonces los ultraderec­histas italianos celenos, bran aquí su aquelarre anual.

Gracias a la visión de Matteo Salvini, la Liga ya no se llama Liga Norte ni persigue la independen­cia de la Padania, pero el descampado de Pontida sigue siendo la cita a la que recurren para definir las estrategia­s del partido y relanzarlo en momentos de dificultad, como el actual. Hace apenas un mes, borracho de éxito, Salvini decidió en el beach club de Papeete que quería reclamar “plenos poderes” a los italiadesh­acerse de sus entonces socios de Gobierno, el Movimiento 5 Estrellas (M5E), y llamar a elecciones para transforma­r los sondeos favorables en votos y diputados. El tiro le salió por la culata. Ahora, después de un pacto de gobierno entre grillini y el Partido Demócrata en tiempo de descuento, ya no es viceprimer ministro y ministro del Interior, sino solamente secretario de la Liga y senador raso. Su error de cálculo le ha hecho perder siete ministerio­s, la posibilida­d de elegir al sucesor de Sergio Mattarella como presidente de la República –algo importantí­simo– y quedarse fuera del reparto de cargos en el medio millar de empresas con participac­ión pública que están por caducar.

Pero en Pontida, nada de esto importa. Todos creen ciegamente en el relato que ha fabricado el liguista en dos semanas: que ha sido víctima de Conte, Renzi, Merkel y Macron, quienes han maniobrado durante meses para asentarse para siempre en sus poltronas en los ministerio­s. “Quedaos con vuestra poltrona, nosotros nos quedamos con el honor y la dignidad”, bramaba ayer Salvini desde el escenario de Pontida. “Os pido lo que Leopardi definía como la más heroica de las virtudes: la paciencia. Os invito a ser determinad­os y valientes, pero pacientes, por

AL NUEVO GOBIERNO “Quedaos con vuestra poltrona, nosotros nos quedamos con el honor y la dignidad”

LEYENDA DE 1167 EN PONTIDA La Liga Lombarda juró en el prado defenderse del sacro imperio romano germánico

que estos pueden escapar del voto durante algún tiempo, pero no para siempre”. Se desató la locura.

El nuevo Gobierno de Giuseppe Conte disfruta de su luna de miel, con el aval de Europa y de los mercados, porque ha logrado dejar fuera de juego a Salvini. Pero dar por muerto políticame­nte al liguista sería un error. Ya no disfruta de los mismos números estratosfé­ricos en las encuestas –las de julio le daban cerca del 40% de la intención de voto–, pero sigue siendo la primera fuerza política italiana. La media de sondeos publicada esta semana en la agencia Youtrend le otorga un 32,2% de la intención de voto. Son cuatro puntos menos que en agosto, pero igualmente sigue sacándole diez al PD, el segundo en los sondeos con un 22,5%. Si se utilizase como termómetro, el aquelarre de Pontida diría que la Liga crece de año en año. En el 2018 congregaro­n a 60.000 personas. Ayer no eran menos de 80.000, calculaban fuentes de la organizaci­ón.

Cuando se celebró el supuesto juramento de la Liga Lombarda, entonces la amenaza era el sacro imperio romano germánico. Luego, en tiempos de Bossi, los enemigos eran los terroni, la expresión despectiva que coreaban para referirse a la “mierda del sur”. Salvini también lo hacía. Ahora él es senador por Calabria, se envuelve en la bandera tricolor y ha logrado convencer donde no lo habían hecho nunca. Por el escenario desfilaron alcaldes que han arrebatado feudos a la izquierda, recibidos como verdaderos héroes: el del bastión rojo de Pisa, el alcalde de Terni o hasta el primer alcalde liguista en Sicilia.

“Llevo 30 años en la Liga, y ahora somos más fuertes que nunca. Este nuevo Gobierno sólo es siervo de Merkel y Macron y es cómplice de los traficante­s de personas en el mar, mira como ya no han tardado nada en abrir los puertos”, escupe del tirón Roberto, con una gorra militar, refiriéndo­se al desembarco del Ocean Viking en Lampedusa. “Mejor perder la poltrona ahora que la cara mañana. Tendría que haber hecho caer el gobierno mucho antes, porque el M5E es un partido de vendidos... ¡votaron a Ursula von der Leyen!”, protesta Stefano Colzani, alcalde de un pequeño pueblo de la Lombardía. Preguntado por si no es incoherent­e que Salvini ofreciera ser premier a Luigi Di Maio para seguir mandando juntos, sonríe y se encoge de hombros.

Ya no mandan en Roma, pero Pontida sigue siendo un festival de rock ultraderec­hista, con tiendas de campaña, bocadillos de salchichas y litros de cerveza incluidos. No faltan los que tiran de disfraces de vikingo, los que se tiñen de verde hasta la barba o los groupies que se imprimen la foto de Salvini en fundas de móviles y camisetas. “Me la pongo porque es el más grande, ha protegido a Italia”, dice Maria Elena, con las uñas de color azul, el nuevo color de la Liga. Una mujer en la primera fila hace ver que se seca una lágrima cuando suena el Nessun dormadel Turandot que precede la entrada de Salvini en los mítines. Otra saca un enorme crucifijo dorado. Un chico pasea un altar casero con su foto y un mensaje: “Sálvanos”. Aquí es una estrella. Las canciones también se las saben de memoria. Si alguien de los que está en el palco habla de Conte, todos corean “¡bufón!”. ¿Di Maio? “¡Traidor!”. Renzi, “¡das asco!”. También les tocó sufrir la rabia a periodista­s. Seguidores de la Liga agredieron a un cámara de La Repubblica y atacaron al periodista judío Gad Lerner con gritos antisemita­s. No hubo ninguna condena. Pocos minutos después, bajó Salvini a hacerse los selfies de rigor con los últimos fans. “Te lo imploramos, Capitano ,note rindas”. Tened paciencia, les insistió, que quiere volver.

AGRESIÓN Seguidores de la Liga atacaron a un periodista judío con gritos antisemita­s

REDENCIÓN Un chico pasea un altar casero con la foto de Salvini y un mensaje: “Sálvanos”

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MIGUEL MEDINA / AFP “Os pido lo que Leopardi definía como la más heroica de las virtudes: la paciencia”, dijo ahir Salvini a sus seguidores
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LUCA BRUNO / AP Como es habitual, Matteo Salvini habló ayer ante las masas acompañado de un rosario

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