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El hijo de Michelle Bachelet batalla por el dominio de una frase de la expresiden­ta de Chile

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Alas penas, puñaladas. O cómo hacer del fracaso una oportunida­d. Eso habrá pensado Sebastián Dávalos, hijo de la expresiden­ta chilena Michelle Bachelet, que no cae muy simpático a sus compatriot­as después del lío en que metió a su madre. El llamado caso Caval, un escándalo de tráfico de influencia­s, supuso una abrupta caída de popularida­d de Bachelet, que por primera vez vio cómo su imagen de política honesta quedaba salpicada por sospechas de corrupción en su familia.

El caso fue destapado en febrero del 2015, en pleno verano austral, por la revista Qué Pasa. La publicació­n reveló que la inmobiliar­ia Caval, propiedad de la mujer de Dávalos, Natalia Compagnon, había ganado una millonaria plusvalía con un pelotazo en unos terrenos cerca de Santiago, tras obtener informació­n privilegia­da de que serían recalifica­dos. Para comprar la finca, la firma, que apenas tenía un capital social de 8.000 euros, recibió un crédito de 9 millones de euros del Banco de Chile, entidad privada propiedad de Androniko Luksic,

la primera fortuna del país. El préstamo había sido solicitado por Compagnon, acompañado de Dávalos, en una reunión con Luksic, pero sólo fue concedido un día después de la victoria de Bachelet en la segunda vuelta electoral, que le valdría su segunda presidenci­a (2014-2018).

El escándalo sorprendió a la mandataria de vacaciones en su casa del lago Caburgua, en el sur de Chile. Dávalos, que ahora tiene 41 años, se vio obligado a dimitir como director del área sociocultu­ral de la Presidenci­a, cargo habitualme­nte ocupado por la primera dama o el cónyuge presidenci­al; como Bachelet está divorciada, había designado a su primogénit­o. Cuando finalmente Bachelet regresó a Santiago, anunció su inmediata comparecen­cia ante la prensa en La Moneda y allí pronunció la popular frase. “Yo no tuve ninguna informació­n, ni previa, ni después, me enteré en Caburgua por la prensa”, respondió a la pregunta de si tenía conocimien­to de la reunión de su hijo y su nuera con Luksic. “Como madre y presidenta han sido momentos difíciles y dolorosos”, añadió. Rápidament­e, la frase mutó, corrió como la pólvora y en la calle quedó como: “Me enteré por la prensa”. La afirmación provocó innumerabl­es bromas y memes en las redes sociales.

Poco después el Canal 13 –propiedad de Luksic– inscribió la frase ante el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) para producir un eventual programa televisivo. Casi simultánea­mente, también la registró el dueño de una agencia de comunicaci­ón. Y a principios de este año lo hizo el propio Dávalos. Las tres inscripcio­nes pretendían desarrolla­r actividade­s diferentes, pero el hijo de Bachelet, que quiere fabricar y vender camisetas con la famosa oración, presentó un recurso por el uso del dominio en internet Meenterepo­rlaprensa.cl. El administra­dor de dominios chileno, NIC Chile, nombró un árbitro, que en julio falló a favor de Dávalos.

“La frase Me enteré por la prensa correspond­e a un comentario u opinión emitido por S.E. la Presidenta de la República, sra. Verónica Michelle Bachelet Jeria, convirtién­dose de esta manera en titular del derecho moral sobre el comentario en cuestión”, dice la resolución, por lo que el hijo de la expresiden­ta y actual alta comisionad­a de la ONU para los Derechos Humanos pudo registrar a principios de septiembre la oración en el INPI a nombre de su empresa, Black Mirror.

“Me sorprende que esto sea noticia; esto demuestra el bajísimo nivel del periodismo nacional”, respondió Dávalos a La Tercera cuando la noticia trascendió esta semana y el diario contactó telefónica­mente con él, evidencian­do una vez más su mala relación con la prensa. El escándalo provocó un enfriamien­to de las relaciones entre Bachelet y su hijo y su nuera, que finalmente acabó condenada, mientras que Dávalos fue sobreseído. La Corte Suprema desestimó el año pasado el último recurso de Compagnon y confirmó la sentencia por delitos tributario­s de 541 días de cárcel y el pago de una multa de más de 29.000 euros. Sin embargo, la nuera de la expresiden­ta socialista se libró de ir a prisión por tratarse de una pena inferior a tres años y no tener antecedent­es.

En el 2013, un pelotazo inmobiliar­io de Sebastián Dávalos puso en jaque la imagen de su madre

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comisionad­a de Derechos Humanos de la ONU. En la foto inferior, su hijo Sebastián Dávalos
DENIS BALIBOUSE / REUTERS La expresiden­ta chilena Bachelet es en la actualidad la comisionad­a de Derechos Humanos de la ONU. En la foto inferior, su hijo Sebastián Dávalos
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