Kamworor, el heredero
El keniano rompe el récord del medio maratón y se perfila como sucesor de Kipchoge
Geoffrey Kamworor (26) va señorial tras las liebres: abran paso.
Avanza el grupo en formación, siguiendo esa fórmula que tanto investiga ahora la gente del NN Running Team. A diario hay ensayos en el centro de entrenamiento de Kaptagat, Kenia arriba.
Antes de empezar a correr, el técnico, Patrick Sang, llama a tres o cuatro de sus pupilos y los coloca en orden:
–Tú te pones aquí. Y tú vas aquí, dos pasos más adelante. Y tú vas aquí, cerrando del otro lado.
Luego el grupo corre, ensayando la formación.
Y así se configura la flecha que el lector observará en la imagen.
Van tres liebres y por detrás, la estrella, el gran Geoffrey Kamworor, avanzando por el centro, protegido de ventadas, siguiendo las pisadas de sus referentes.
Todo esto es tecnología. Como las zapatillas.
Como los escenarios escogidos: días tibios en ciudades llanas, mejor a nivel del mar, centroeuropeas.
Con todo ello se está gestando el proyecto Ineos Challenge 1:59, el ataque de Eliud Kipchoge a la barrera de las dos horas en el maratón, episodio de fecha variable: se ha abierto una ventana entre el 12 y el 20 de octubre en el parque Prater de Viena.
Pero antes, Kamworor prueba el plan: Kamworor, el compañero de Kipchoge en Kaptagat. Kamworor, magnífica manufactura. Tres títulos mundiales en medio maratón y dos en cross country.
Ocurrió ayer, en Copenhague: día tibio en una urbe europea, llana, al nivel del mar...
Formación en flecha con las liebres (pace) por delante, blindando al aspirante. Y acabó en éxito: Kamworor voló hasta el récord del mundo de medio maratón, al marcar 58m01s, claramente por debajo de los 58m18s que Abraham Kiptum había registrado en València hace un año, y ya en la antesala de los 57m, otra barrera que nadie ha explorado nunca.
Que el lector eche cuentas: sale a 2m44s por cada kilómetro. Y ahora, súbase a la cinta y póngase a 22 km/h.
O mejor, no... El ejercicio salió magnífico, aunque se podía haber estropeado. Llovió más de la cuenta y sopló demasiado viento en los primeros tramos, y Kamworor ralentizó el tempo de las liebres. Cruzaron los 5.000 m en 13m53s, ocho segundos por detrás del tiempo previsto, pero aceleraron luego. Llegaron al 10.000 en 27m32s, una locura: a ese ritmo sería siempre campeón de Europa.
No contento con eso, aceleró aún más. Lo hizo en el tercer 5.000, cuando las liebres ya habían desaparecido de escena. Corriendo consigo mismo, firmó 13m31s en ese tramo (a 2m42s cada kilómetro).
Y luego, sufriente, mantuvo la tensión.
Eso es correr, vaya si no.