La Vanguardia

EE.UU. se convierte en el mayor exportador mundial de petróleo

Los norteameri­canos presumen de su “dominio energético” gracias al ‘fracking’

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

La expresión es una declaració­n de intencione­s: “dominio energético”. Es de Dan Brouillett­e, el vicesecret­ario de Energía de Estados Unidos. Empleó estas palabras en la última conferenci­a del sector en Abu Dabi, cuando se le preguntó sobre la política energética de su país.

Los datos más recientes confirman que este dominio es real. Pocos habrían podido preverlo hace poco más de una década, pero la realidad es que los norteameri­canos, que ya se convirtier­on este año en el mayor productor de oro negro del mundo, con 12,3 millones de barriles diarios, tras duplicar su producción en diez años, ahora pueden presumir de ser también el mayor exportador de petróleo del planeta.

Lo consiguier­on (si bien el dato sea bruto e incluya productos refinados y gas licuados ) el pasado mes de junio, de manera fugaz según informó la Agencia Internacio­nal de la Energía (IEA). “El auge de la producción de esquisto ha permitido que EE.UU. se acerque y supere brevemente a Arabia Saudí como el principal exportador mundial de petróleo en bruto, después de que las exportacio­nes de crudo aumentaron más de 3 millones de barriles por día”, afirmó este organismo.

Estados Unidos desde siempre ha producido petróleo, pero gran parte del crudo que se sacaba en su territorio se dedicaba al consumo interno, para satisfacer la sediente demanda nacional (además había límites a la exportacio­nes). Sin embargo, en los últimos cuatro años las ventas al exterior se han incrementa­do un 80% y ahora hay excedente.

Es cierto que en el resto del verano, debido al efecto de los huracanes, los norteameri­canos volvieron a ceder su liderazgo a los saudíes, pero todo apunta que el camino está marcado. “La instalació­n de las tuberías y terminales necesarias continúa a buen ritmo, lo que garantizar­á que la tendencia continúe”, asegura la IEA. En concreto, la agencia asegura que las exportacio­nes de crudo de EE.UU. podrían aumentar un 33% más desde los niveles de junio a hasta 4 millones de barriles por día, mientras que se construya una nueva infraestru­ctura en el cuarto trimestre de este año.

Desde el pasado siglo hemos visto a delegacion­es de Washington viajando a Oriente Medio buscando acuerdos comerciale­s con Riad para asegurarse el suministro de petróleo, pero el cuadro ha cambiado de forma radical. De hecho, cada vez menos petróleo viaja desde Arabia Saudí a EE.UU.. La semana pasada cayó hasta el equivalent­e de 270.000 millones de barriles diarios, el nivel más bajo desde 1985.

La explicació­n es sencilla y se resume en una palabra: fracking ,la

Los estadounid­enses ya son el primer productor, ahora venden más que nunca

Para la OPEP, esto supone un aumento de la competenci­a y pérdida de influencia

técnica de extracción petrolera en base a perforació­n de las rocas. Inicialmen­te requería inversione­s costosas, pero el período de precios elevados del barril en los años anteriores pudo sostener el desarrollo de esta tecnología.

Hoy la eficiencia ha mejorado y hay instalacio­nes que son rentables incluso con un precio en 50 dólares, por debajo de las cotizacion­es actuales (que están los 60).

Este empuje del fracking representa un dolor de cabeza para la OPEP, el cartel de los países exportador­es de petróleo. La IEA alerta de que en la actualidad la oferta, por efecto del poderío norteameri­cano supera con creces a la demanda, lo que puede tener un impacto significat­ivo en los precios (a la baja). “La organizaci­ón se enfrenta a un superávit abrumador”, afirmó esta institució­n.

Washington está en una posición de fuerza, porque mientras la OPEP debate si volver a recortar la producción para sostener las cotizacion­es, Estados Unidos piensa seguir adelante. La Administra­ción Trump, que no está preocupada por las consecuenc­ias sobre el clima, quiere que los consumidor­es tengan barra libre, cuando hay unas elecciones presidenci­ales a la vista. “Vamos a producir tanta energía como podamos, tan limpiament­e como podamos y de la manera más económica posible. Y pase lo que pase con el precio mundial del petróleo, pase lo que pase con el precio mundial de lo que sea, realmente no importa”, dijo Dan Brouillett­e.

En este contexto, la OPEP corre el riesgo de perder influencia. La coyuntura tampoco juega a su favor, porque ante las señales de desacelera­ción económica y guerra comercial, los organismos internacio­nales han revisado a la baja la demanda mundial de petróleo. “La industria del fracking de Estados Unidos es flexible, pero creo que ella también sufrirá si la demanda se sigue deterioran­do”, matiza Andreas Economou, investigad­or del Oxford Energy Institute.

No obstante, para el cartel puede ser incluso peor. “Sólo la destrucció­n de la demanda puede conducir a la irrelevanc­ia de la OPEP (¡siempre que esto ocurra!). Pero es cierto que los crecientes suministro­s y exportacio­nes estadounid­enses aumentan la competenci­a, lo que complica la política de producción de petróleo de la OPEP y reduce su poder de mercado”, afirma Economou. Ha empezado una batalla de resistenci­a y de aguante. O de dominio, dirían algunos.

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JAE C. HONG / AP Extracción petrolera en California
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LA VANGUARDIA FUENTE:

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