La exposición sobre la ópera del Victoria & Albert llega a Caixaforum
El Caixaforum adapta en Barcelona la exposición sobre la ópera y el poder que el Victoria & Albert lanzó en el 2017
Lejos de ser un arte alejado de la sociedad, la ópera ha sido reflejo y acaso motor de la política y la sociedad a lo largo de sus 400 años de vida. A través de las ciudades donde tuvo mayor peso, la de este género es a su vez una historia de Europa, jamás explorada desde esta perspectiva. Y así se quiere reflejar en Ópera, pasión, poder y política, la exposición del Victoria & Albert Museum de Londres que por fin llega, adaptada, al Caixaforum de Barcelona. Este, si se quiere, psicoanálisis social, se ha visto por el momento también en Madrid y de manera excepcional en la nueva ópera de Muscat, en Omán. En Barcelona permanecerá hasta el 26 de enero y viajará a Rusia e Italia.
Como ya se apuntó en estas páginas cuando en abril se presentó en Caixaforum Madrid, a través de un sistema de señales de wifi repartidas por las salas, el visitante va escuchando las óperas correspondientes a los vídeos, objetos e historias que ve y lee por el camino, un sistema que el V&A estrenó con su exitosa exposición sobre David Bowie. Son más de 300 piezas variadas: desde la cristalería de la Venecia renacentista hasta una réplica de la bomba que cayó en el Liceu, pasando por joyas únicas, como la partitura original de Nabucco, el piano que Mozart tocaba estando en Praga o el del propio Albéniz.
El recorrido lo forman ocho estrenos significativos en ocho ciudades europeas. De hecho eran siete: la Venecia de Monteverdi y La incoronazione di Poppea (1642); el Londres de Händel y su Rinaldo (1711), que hizo temer que un alemán que escribía óperas en italiano desplazara a Shakespeare en su propia ciudad; la Viena ilustrada de Mozart, donde estrenó Le Nozze di Figaro (1786); el Milán de Verdi con Nabucco (1842) y el poderoso coro “Va pensiero”, que el compositor convirtió en la voz del pueblo; el París que capitalizaba la cultura en plena industrialización y que se vio sacudido por el estreno de Tannhäuser de Wagner (1861); el progresista Dresde de la psicosexual Salomé de Richard Strauss (1905), en pleno auge feminista... y, en fin, el Leningrado de Lady Macbeth del distrito de Mtsensk, de Shostakóvich (1934), antes de que Stalin la prohibiera: el poder soviético se percató del poderoso medio para llegar a las masas que era la ópera.
Pero siendo que la muestra pretende que cada ciudad amplíe el recorrido con su propia historia operística, el Liceu ha añadido la Barcelona modernista que albergó el estreno de Pepita Jiménez de Albéniz, en 1896. El Gran Teatre ha participado en la adaptación del discurso expositivo de esta muestra, que concibe como una actividad excepcional dentro de la celebración del 20.º aniversario de su reapertura. El director musical del teatro, Josep Pons, es quien conduce con su voz en off al público a través de las salas. “Es la ópera sólo un arte para entretener. Y si lo es, ¿para entretenernos de qué?”, se cuestiona.
La Barcelona de la Exposición Universal de 1888, la de la pujanza económica y de la burguesía industrial, contrasta aquí con la que reivindica un mayor papel para las mujeres, una moda femenina más progresista, con retratos de Ramon Casas, cuya devoción por la figura femenina entra en contradicción... “Ha sido maravilloso descubrir la historia emocional del estreno de Pepita Jiménez en el Liceu”, dice la comisaria, Kate Bailey.
“Podríamos haber escogido otros títulos de Granados o Falla, pero Pepita Jiménez forma parte de la narración del poder, la política, la influencia y la sociedad”, advierte Pons. “Buscábamos un estreno que explicara también el Liceu y la sociedad, y Albéniz, que anticipa el verismo, la confronta en Pepita Jiménez: una historia de amor entre una viuda y un seminarista que deja el noviciado por amor”.
“Nos impresionó la claridad de su discurso, la pasión y el interés que puede despertar en diferentes públicos, y fue así que decidimos hacerla en Caixaforum. En Madrid es la muestra que ha registrado un nivel de satisfacción más alto”, apunta Elisa Durán, directora general adjunta de la Fundació Bancària La Caixa. Caixaforum ofrecerá además sus cuatro sesiones de ópera filmada y un espectáculo familiar que quedará luego para las escuelas. “Este es el reto del Liceu, abrir la ópera a nuevos públicos, más jóvenes y transversales”, anotó Salvador Alemany, presidente del teatro.
“Si escogimos ‘Pepita Jiménez’ de Albéniz es porque es parte de la narración del poder, la influencia y la sociedad”