Albert Batlle
TENIENTE ALCALDE DE SEGURIDAD
El responsable de seguridad del Ayuntamiento de Barcelona hizo un primer balance de las actuaciones policiales del verano. Algunos resultados, como los referidos a la presencia del top manta, apuntan una tendencia positiva.
Albert Batlle
Ahora que la temporada de verano ya se acaba, es momento de reflexionar sobre cuáles queremos que sean los ejes que tienen que guiar nuestra actuación los próximos años, superar la inmediatez de las redes sociales, de la noticia impactante y el titular y fijar bases sólidas de un modelo Barcelona de seguridad y convivencia que hay que intensificar.
En primer lugar, hay que evidenciar que no es admisible el esquema clásico de que el incremento de la seguridad debilita las libertades y viceversa, ya que, si se ambiciona vivir en un marco democrático de derechos y deberes, hace falta en primera instancia, que la ciudadanía se sienta segura y capaz para el libre ejercicio de sus derechos. Y es esta la prioridad que ponemos encima de la mesa. Los derechos de todos se encuentran garantizados en buena parte gracias al marco de seguridad en que vivimos, seguridad jurídica, física, económica, alimentaria, etcétera. Sin seguridad, no hay garantía de los derechos, hay coacción.
Una comunidad, que se relaciona en un marco de derechos, sólo se mantiene si antes se han dado las condiciones de seguridad y convivencia que la hacen posible. Las personas, las empresas y las entidades de todo tipo buscan entornos seguros para desarrollar su proyecto de vida o su actividad. Esta ha sido siempre la base del éxito de Barcelona.
Así pues, el modelo de seguridad y convivencia barcelonés tiene que ser integral e implicar en todos los servicios municipales, ya que la percepción es poliédrica y no viene determinada sólo por el número de guardias en la calle. La percepción de seguridad es también el alumbrado, es el diseño urbanístico, es la ordenación pulcra del espacio, es el trabajo hacia cualquier intento de apropiación de este espacio, es la convivencia, es la lucha contra las fuentes de desigualdad, es el orgullo de ciudad y es la integración y el conocimiento cultural.
Trabajaremos pues para que todo el espacio público de Barcelona sea escenario del pacto social y las garantías de los derechos de los barceloneses y barcelonesas. No rehuimos el compromiso de luchar contra la desigualdad que se pone de manifiesto en nuestras calles y plazas pero el uso del espacio público, fuera del marco de convivencia, nunca será la solución. La solución al problema social es política y nunca puede serlo un mal uso del espacio público, el espacio que compartimos todos los barceloneses/as.
Y en segundo y último lugar, de cara a fijar la estrategia en este nuevo mandato, quiero poner de manifiesto la vital relevancia de la coordinación y la cooperación entre administraciones con el fin de hacer efectivo un modelo de seguridad integral en Barcelona. Ya he puesto mucho énfasis, y pondremos más, en la voluntad de que todos los implicados en el sistema de seguridad de la ciudad rememos en la misma dirección. Toda policía que actúa en Barcelona es policía de Barcelona. Desde el gobierno de la ciudad velaremos para que cada uno, en el marco de sus competencias se coordine y coopere y no sólo con respecto a los cuerpos policiales. Faltan guardias y ya nos hemos comprometido a convocar nuevas plazas este mandato, pero no es esta, por sí sola, la solución. El reto también es judicial, es de prevención y de todos los agentes que intervienen en la seguridad de las personas para que Barcelona siga siendo un espacio seguro, donde todos los barceloneses tengan garantizados sus derechos y se respeten, como en toda democracia, los deberes y las normas que nos hemos dado.
La solución al problema social es política y nunca puede ser la solución un mal uso del espacio público