Trump ordena presionar a Teherán con nuevas sanciones financieras
Pompeo califica de “acto de guerra” el ataque, que vuelve a atribuir a Irán
Sin moderar su retórica, la Administración Trump reaccionó ayer con moderación y cautela a las conclusiones de los servicios de inteligencia estadounidenses y saudíes de que Teherán está detrás del devastador ataque contra dos importantes refinerías saudíes registrado el pasado sábado.
El presidente Donald Trump ha ordenado al Tesoro “un incremento sustancial” de las sanciones contra Irán, anunció en un escueto tuit coronado por signos de exclamación mientras su secretario de Estado, Mike Pompeo, a su llegada a Arabia Saudí, calificaba de “acto de guerra” la operación, que volvió a atribuir al país persa. “Hay muchas opciones” para responder al ataque, aparte de la “opción última” que sería una respuesta militar, declaró después Trump a la prensa en Los Ángeles.
Los detalles sobre las nuevas sanciones se anunciarán “en las próximas 48 horas”, indicó. Hay dudas sobre cómo piensa Washington apretar por este lado. Desde su retirada
Washington ha llevado al máximo sus sanciones contra el país persa y tiene poco margen para endurecerlas
del acuerdo nuclear internacional del 2015, Washington ha llevado al extremo la presión financiera, el bloqueo a las ventas de petróleo iraní y las medidas contra su industria automotriz y las exportaciones de metales. El Departamento del Tesoro no ha dado detalles de qué pasos puede dar, pero asegura tener listo un paquete de medidas para ahondar en la estrategia, que ha agravado la crisis económica de Irán, ahondada también por la devaluación de su divisa.
Estados Unidos prepara un dossier para convencer a la comunidad internacional de la autoría de Irán, en especial a los países europeos, anunció ayer el vicepresidente Mike Pence. Un equipo de forenses estadounidenses se encuentra ya en los sitios atacados para recolectar pruebas junto con los equipos saudíes. Pompeo debía reunirse ayer en Yeda con el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, para conversar sobre cómo “coordinar esfuerzos”. De momento, ni las llamadas de Bin Salman ni la agresiva retórica de Pompeo no han animado a ningún país de la región a solidarizarse con Riad y lanzarse a una hipotética guerra contra Teherán.