El riesgo de un Brexit duro “es muy real”, dice Juncker
“Nos queda muy poco tiempo” para llegar a un acuerdo
“Todo animal vivo, todo alimento que entra en Irlanda del Norte procedente del Reino Unido, entra no sólo en Irlanda, sino también en el mercado polaco, alemán o danés de forma mecánica, automática, y nosotros debemos ejercer un control para proteger a los consumidores”. Así de pedagógico estuvo ayer el negociador europeo del Brexit, Michel Barnier, al justificar la necesidad de la famosa salvaguarda irlandesa, el backstop considerado indispensable para los 27 pero inaceptable por el Reino Unido, con lo cual se ha erigido en el iceberg que está haciendo naufragar el acuerdo del Brexit.
A 42 días de la salida del Reino Unido de la UE, tan mal están las cosas que el presidente de la Comisión Europea, Jean-claude Juncker, advirtió que “el riesgo de un no-acuerdo es muy real”, y que ésta sea tal vez la elección del Reino Unido, pero no lo será nunca por parte de la Unión Europea. En definitiva, la pesadilla está cada vez más cerca, porque el mismo Juncker dice que “nos queda muy poco tiempo” y que no está seguro de conseguir un acuerdo.
El presidente de la Comisión Europea ha reconocido en varias ocasiones que se equivocó al callarse durante la campaña del Brexit, que debía haber intervenido para desmentir las falsedades utilizadas extensamente, y con rendimiento, por los partidarios de abandonar la UE. No quiere que le vuelva a pasar lo mismo ahora, y ahora reitera las explicaciones del porqué de esta defensa cerrada de sus planteamientos. Lo hizo ayer en público ante el pleno del Parlamento Europeo y el lunes en privado con el primer ministro británico en Luxemburgo.
Una reunión con Boris Johnson que ayer Juncker calificó de “amistosa, constructiva y en parte positiva”. Lenguaje diplomático para enmascarar la falta de avances. También se anunció la voluntad de ambas partes de elevar las negociaciones a nivel político y con periodicidad diaria. Pero, es un anuncio que sigue sin concretarse.
Todo está bloqueado por el backstop, sobre el que tanto Juncker como Barnier multiplicaron los esfuerzos para situar con detalle. “Todo el mundo ha oído hablar del backstop, pero no todos recuerdan las razones por las que se acordó”, dijo Juncker, insistiendo que esta salvaguarda es simplemente “una solución operativa a un problema práctico”.
El problema en cuestión es evitar el restablecimiento de los controles físicos en la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Para ello, esta garantía prevé una unión aduanera entre la UE y el Reino Unido mientras no se encuentre otra alternativa. Dado su carácter funcional, Bruselas está dispuesto a sustituirlo por otras opciones, pero las últimas propuestas de Londres de reducirlo al compromiso de que Irlanda del Norte mantendrá las reglas sanitarias y fitosanitarias comunitarias (SPS) en alimentos y animales vivos son consideradas muy insuficientes.
Mientras, la Unión Europea sigue dando muestras de unidad en esta negociación. Ayer, el Parlamento aprobó por gran mayoría, 544 votos a favor y 126 en contra, una resolución en que se fijan sus líneas rojas conocidas y que indica que en caso de no acuerdo el único responsable será el Reino Unido. Ha empezado el reparto de culpas, el colocar la responsabilidad de la catástrofe potencial en el otro bando. También se fijan las condiciones para una eventual prórroga del Brexit que, de producirse, sería la tercera desde la fecha inicial del despegue el 29 de marzo.
El Europarlamento fija las condiciones para una prórroga y culpa a Londres si no se consigue el acuerdo