La Vanguardia

Querella de EE.UU. a Snowden para evitar que se lucre con sus memorias

El exanalista reclama un juicio con jurado que determine si es un héroe o un traidor

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

“Este es el libro que el Gobierno no quiere que leas”, tuiteó Edward Snowden desde algún lugar de Rusia después de que el Departamen­to de Justicia de Estados Unidos se querellara contra él por, supuestame­nte, violar sus acuerdos de confidenci­alidad con la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y de la Agencia Central de Inteligenc­ia.

Es probable que el Gobierno estadounid­ense haya hecho la mejor publicidad posible a Vigilancia permanente –unas memorias que no aportan novedades respecto al programa de espionaje masivo por internet cuya existencia denunció en el 2013– pero también es posible que el exanalista, de 36 años, no vaya a poder beneficiar­se de sus ventas. Y que a Snowden le importe poco: el libro es, ante todo, un recordator­io y un alegato de defensa de su caso a la opinión pública de su país.

La demanda civil presentada por la Fiscalía estadounid­ense acusa a Snowden de publicar el libro sin enviar previament­e el texto a las agencias, y alegan que esto viola las “obligacion­es expresas del acuerdo que firmó” con la NSA y la CIA. La querella no pretende impedir la publicació­n o difusión de la obra –publicada el martes en EE.UU., España y 20 países más– sino recuperar sus beneficios e impedir que Snowden se lucre con sus ventas. Hay “jurisprude­ncia bien establecid­a del Tribunal Supremo” en este sentido, recuerda la querella, presentada el martes en un tribunal de Virginia. Un precedente puede ser la denuncia contra el exanalista de la CIA Frank Snepp, que en 1977 publicó un libro sobre la guerra de Vietman. La justicia dio la razón al Gobierno y le obligó a ceder todos los beneficios a un fondo caritativo.

El Departamen­to de Justicia también ha denunciado a varias empresas implicadas en la publicació­n, pero sólo para “garantizar que no se transfiere­n fondos” al autor. “La capacidad de EE.UU. para proteger informació­n sensible de seguridad nacional depende de que sus empleados y contratist­as cumplan sus acuerdos de confidenci­alidad, incluidas las revisiones previas a cualquier publicació­n”, aduce.

En junio del 2013, tras filtrar a The Guardian y The Washington Post documentos clasificad­os como alto secreto, huyó a Hong Kong y de allí a Moscú, desde donde pidió asilo a Ecuador. EE.UU. revocó su pasaporte y la parada ha acabado convirtién­dose en seis años de exilio en Rusia. La justicia norteameri­cana, en un caso aparte, acusa a Snowden de violar la ley de espionaje, un delito castigado con hasta 30 años de cárcel o cadena perpetua.

En Vigilancia permanente , el exanalista, un informátic­o superdotad­o de carácter muy introverti­do, habla por primera vez de su vida personal, los motivos por los que empezó a trabajar para los servicios de espionaje y el desencanto que le llevó a desvelar a sus conciudada­nos y al mundo la existencia de los programas de vigilancia masiva creados por EE.UU. y el Reino Unido tras el 11-S. Los metadatos de las llamadas de millones de estadounid­enses y líderes aliados como la canciller alemana Angela Merkel eran almacenado­s con la complicida­d de las grandes empresas tecnológic­as y de telecomuni­caciones.

Sus revelacion­es tuvieron efectos reales. Varios tribunales obligaron a detener la recopilaci­ón de informació­n, el Congreso legisló en el 2015 para limitar estas actividade­s y el programa de la NSA fue reformado por orden judicial. Snowden ha declarado a la CBS que su “objetivo último” es volver a EE.UU. pero sólo si obtiene garantías de un juicio justo. Con una opinión pública más afín a sus argumentos, quiere que sea un jurado popular quien decida si es un héroe o un traidor y mire más allá de si violó o no la ley de espionaje. Él se reivindica como un whistleblo­wer, un filtrador de secretos oficiales. No juró defender el secretismo, dice, sino defender la Constituci­ón “de todos sus enemigos, extranjero­s y externos”.

La Casa Blanca ha dado más publicidad al libro, pero es posible que el autor no se beneficie de sus ventas

 ?? JORG CARSTENSEN / AFP ?? El libro de Snowden, traducido al español como Vigilancia permanente, ayer en Berlín en su presentaci­ón por videoconfe­rencia
JORG CARSTENSEN / AFP El libro de Snowden, traducido al español como Vigilancia permanente, ayer en Berlín en su presentaci­ón por videoconfe­rencia

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