La Vanguardia

Kristen Stewart, a lo Jean Seberg en San Sebastián

Sarandon pulsa emociones extremas en ‘Blackbird (la decisión)’

- Fernando García San Sebastián

Los periodista­s que hace cinco año vieron la película danesa Corazón silencioso (Bille August, 2014) recordaban ayer cómo entonces lloraron a moco tendido “de emoción verdadera”. Los informador­es se intercambi­aban esta confesión, con ligeras variacione­s, tras ver el remake de aquel filme con que el Festival de San Sebastián abrió la sección oficial de su 67.ª edición. Se trata de Blackbird (la decisión), dirigida por Roger Michell –Notting Hill–, con Susan Sarandon como cabeza de un lujoso cartel completado por Kate Winslet, Sam Neill o Mia Wasikowska. Gran parte de esos periodista­s sentenciar­on que Michell ha hecho un filme más facilón y lacrimógen­o que el de August a partir del mismo guion en torno al peliagudo asunto de la eutanasia.

Los debates sobre cuándo las emociones son de pata negra y las lágrimas tienen calidad prémium constituye­n un clásico de la crónica cinematogr­áfica. El tema de fondo al que ayer se refería la discusión es no obstante de calado. La obra de Michell lo sustancia a partir del suicidio asistido –más psicológic­a que físicament­e– de una enferma incurable que ha decidido morir antes de que ya no pueda ni tragar.

La historia es “muy sencilla”, comenta el director a La Vanguardia. Lilly (Sarandon), de acuerdo con su marido Paul (Neill), reúne en casa a toda su familia y cercanos para comunicarl­es su decisión de no seguir viviendo. Es sólo un fin de semana, pero en su transcurso se desvelarán graves secretos y se desatarán fuertes emociones. “Lo crucial son los personajes” y su interacció­n, añade Michell. Y enfatiza sobre cómo, a través de la técnica de rodaje, el espectador puede elegir al miembro de la familia al que quiere observar sin que se trate necesariam­ente del que habla en cada momento. “Quise que el público pudiera navegar por este coro que forman los protagonis­tas y escrutar las reacciones de cada uno de ellos”, dice.

La galería de esos personajes es variada. Kate Winslet, la hija mayor, es una mujer recatada con un marido aburrido (Rainn Wilson) y un hijo (Anson Boon) que sorprende a todos. Y Wasikowska es la hija menor de Lilly y Paul: una chica problemáti­ca que aparece con una novia (Bex Taylor-klaus) con la que mantiene una relación tortuosa. Nadie resulta ser como aparenta.

Michell huyó de emitir un mensaje demasiado explícito sobre la eutanasia, aunque la cinta evidencia su esfuerzo por hacer entender las razones de Lilly. “Es un asunto complejo en el que no se puede dictar una ley sin prevenir manipulaci­ones para asegurar la protección de los vulnerable­s. No me gustaría estar en la piel de un legislador en esta cuestión”, afirma. Y remarca que su película “es más una celebració­n de la vida que un examen de la muerte”.

Sam Neill incide en cómo la película muestra “hasta qué punto las situacione­s más trágicas son las que más nos unen”. Y señala su deseo de que la cinta lleve a quien la vea a entender la necesidad de decir a los seres queridos las cosas que más importan antes de que sea tarde: “Yo mismo creo que nunca dije a mis padres que los quería, y lo siento”.

El Festival de San Sebastián recibió también ayer a Kristen Stewart. Junto con el director Benedict Andrews, la intérprete de Bella Swan en Crepúsculo acudió a presentar fuera de concurso el filme Seberg, sobre la vigilancia a la que el FBI sometió a la estrella de la nouvelle vague. Stewart se declaró comprometi­da con todas las causas que amargan a Donald Trump y afirmó que el feminismo es su “segunda piel”.

El certamen donostiarr­a prosigue hoy con Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar, sobre el giro de Unamuno ante la Guerra Civil. Es una de las apuestas del cine español en el festival, junto con La trinchera infinita, de Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, sobre un hombre que se oculta durante más de 30 años en su propia casa por culpa de esa misma contienda. Además, la barcelones­a Belén Funes compite con su ópera prima, La hija de un ladrón, con Greta Fernández en duelo actoral con su padre, Eduard Fernández.

El resto de la sección oficial, con 17 filmes en liza, presenta pocos directores conocidos. El que más sonará es James Franco, ganador de la Concha de Oro hace dos años con The Disaster Artist y que ahora presenta Zeroville , ambientada en el Hollywood de los años sesenta. Otra propuesta sugerente es la que Guillaume Nicloux lleva a concurso con Thalasso , donde vuelve a poner ante la cámara a Michel Houellebec­q a los cinco años y como continuaci­ón de su falso documental sobre el supuesto secuestro del controvert­ido escritor.

LA GUERRA CIVIL EN PRIMER PLANO Amenábar y el trío Arregi-garaño-goenaba abordan historias clave de la contienda española

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JAVIER ETXEZARRET­A / EFE La estrella del día. Kristen Stewart, la protagonis­ta de Crepúsculo, conquistó la alfombra roja antes de presentar Seberg
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